La CUP reclamará presidir el Parlament para investir a Aragonès

Fuentes de la formación anticapitalista ven complicado formar parte del Govern por las reticencias de las bases

Xavi Tedó
4 min
Sabater, con Reguant y Riera, ayer después de su comparecencia.

La CUP no va de farol. Los cuperos quieren aprovechar la buena mano que le brindan los nueve diputados surgidos del 14-F y que la han vuelto a hacer decisiva para configurar el nuevo Govern para reclamar la presidencia del Parlament. Según ha podido saber el ARA, la apuesta por comandar la segunda institución más importante del país pasa por delante de entrar en el ejecutivo y es una condición sine qua non para investir al candidato de ERC, Pere Aragonès. De hecho, la CUP ya ha puesto dos nombres sobre la mesa para comandar la institución: la cabeza de lista, Dolors Sabater, o el número 2 de la candidatura, Carles Riera.

"Iremos a por todas", afirman a este diario fuentes de la formación, que admiten que la decisión final dependerá de la predisposición de ERC y JxCat a aceptarlo. Los republicanos han alimentado el debate al no asegurar la presidencia a JxCat y hasta este miércoles han abierta la puerta a que la presida la CUP, mientras que la formación de Carles Puigdemont defiende que le corresponde como segunda fuerza independentista. Que Sabater o Riera cojan el relevo de Roger Torrent, sin embargo, también requerirá el aval de la militancia. El debate interno, como avanzó el ARA, ya se ha puesto en marcha esta semana con asambleas territoriales y el consejo político del sábado servirá para saber cuál es el posicionamiento de las bases.

"A pesar de los recelos que puedan tener ERC y JxCat, hay que batallar para presidir el Parlament porque es donde pueden salir iniciativas de ruptura y nosotros no tenemos miedo de asumir las responsabilidades que se deriven de ello", subrayan estas mismas fuentes. Y es que en el nuevo embate con el Estado que defiende y que tiene que culminar con un nuevo referéndum antes del 2025, la CUP aboga por superar el marco legislativo estatal desplegando las leyes sociales suspendidas por el TC o aprobando unas nuevas para defender la soberanía del Parlament y de paso movilizar de nuevo a la calle en caso de que se impugnen.

Y aquí es donde la CUP puede marcar perfil si la mesa del Parlament, pero no el president, acaba acatando todas las resoluciones y avisos del alto tribunal como pasó en la anterior legislatura cuando bloqueó, por ejemplo, el debate de investidura del ex president Carles Puigdemont, cosa que los cuperos criticaron con vehemencia. "Tenemos 9 diputadas que serían válidas para presidir el Parlament y para garantizar que se puede hablar de todo, hacer frente a las constantes injerencias del TC y en lógica antifascista ante la presencia de la extrema derecha de Vox en la cámara", admiten fuentes de la dirección, que se limitan a los comunicados emitidos de las reuniones entre partidos para evitar concretar si la presidencia del Parlament es una línea roja en las negociaciones.

Sea como sea, la formación anticapitalista tiene muy claro que ahora no quiere repetir el error de investir de balde a Aragonès como hizo con Quim Torra en 2018. Entonces, los cuperos, en un consejo político extraordinario, decidieron abstenerse simplemente por responsabilidad. "El contexto político de represión de un Estado totalitario nos lleva a no bloquear la investidura", argumentó el entonces portavoz del secretariado nacional, Lluc Salellas, a pesar de criticar que el programa de gobierno de las dos grandes fuerzas independentistas no avanzara en "la construcción de medidas republicanas ni sociales".  

Decisión salomónica

Ostentar la presidencia de la cámara catalana pero mantenerse fuera del Govern serviría para demostrar que la CUP asume responsabilidades y silenciar las críticas de quienes los acusan de inacción, pero a la vez también podría ser una decisión salomónica que satisfaga tanto a los que abogan por entrar en el ejecutivo como por quienes se oponen a ello. El secretariado es consciente de las reticencias de buena de parte de las bases a entrar en el Govern y que se tradujo en una resolución aprobada justo antes de la campaña que exigía mantenerse en la oposición. Un posicionamiento que posteriormente el secretariado acordó posponer hasta después de los comicios para no interferir en la campaña ni en las futuras negociaciones para formar al nuevo ejecutivo si resultaban claves como ha acabado pasando.

A pesar de valorar positivamente que las dos grandes fuerzas independentistas acepten abrir el debate para analizar el modelo policial a raíz de la actuación de los Mossos en las protestas contra el encarcelamiento de Pablo Hasél, otras fuentes del partido subrayan que el mantenimiento de las penas de prisión por parte de la Generalitat contra Marcel Vivet, militante de la Forja y de Guanyem Badalona, en el juicio que se celebró el lunes como un ejemplo claro del "poco margen de maniobra" que tendrán para cambiar las políticas del Govern. Fuentes cercanas a Poble Lliure, que aboga por incidir de forma directa en el nuevo ejecutivo, en cambio, sostienen que limitarse a presidir el Parlament pero no asumir responsabilidades en el Govern es "desaprovechar toda la fuerza" que les ha dado la ciudadanía y que no deja de ser una "posición cómoda para el partido, pero no para el país".

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