Protagonista colateral

Dani Gallardo, el activista andaluz que quieren poner en prisión por el Proceso

El joven fue condenado a cuatro años de cárcel a raíz de las protestas contra la sentencia del 1-O en Madrid

BarcelonaEsta semana ha estado marcada por la aprobación de la ley de amnistía en la comisión de justicia del Congreso de los Diputados, circunstancia que ha coincidido con la orden de búsqueda y captura de Dani Gallardo, el activista gaditano condenado a raíz de las protestas contra la sentencia del Proceso. Pesan contra él cuatro años de cárcel por desórdenes públicos, atentado contra agentes de la autoridad y delito leve de lesiones por "pegar con un bastón a un policía". Gallardo fue uno de los manifestantes en la convocatoria de Madrid de ese octubre del 2019 que quiso solidarizarse con el independentismo. De hecho, estuvo un año y un mes en prisión preventiva, en un período "muy duro", según su entorno. Tras haber agotado todas las vías legales contra la sentencia de la Audiencia de Madrid, confirmada por el Tribunal Supremo, Gallardo no quiso entrar en prisión voluntariamente y la policía ya lo busca.

El joven andaluz de 26 años ya se había rehecho, estaba trabajando en Montblanc en una empresa de jardinería y vivía en pareja. Además, en el tiempo que lleva viviendo en el Principado ha aprendido a hablar catalán bastante bien. Pero ahora se vuelve a romper su regreso a la normalidad a causa de la persecución judicial. "Es imprevisible, quizá le cogen y le sueltan cuando esté vigente la amnistía, pero puede tardar", asegura Carol Aguilar, miembro del Colectivo de Defensa de las Represaliadas, que lleva su defensa. Creen que su caso entra en la ley de amnistía "al cien por cien pero no estamos llegando a tiempo", añade.

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La estrategia que quiere seguir consiste en no entregarse a la policía: "Si quieren, que la cojan, pero no la entregaremos al enemigo", sostiene Aguilar. A Gallardo aún le quedan tres años de cárcel por cumplir y solo la amnistía puede impedir el encarcelamiento. Por ahora, existe el miedo a que hagan todo lo que sea para atraparle y que los jueces de la Audiencia de Madrid le den estar algunas semanas encerrado en un centro penitenciario.