Pasar página a los últimos batacazos electorales para volver a ser decisivo
La CUP confía en volver a tener la clave de la gobernabilidad para asegurar una mayoría independentista
Las elecciones no llegan en el mejor momento para la CUP, que vive inmersa en un proceso de refundación para revertir el descenso de apoyo a las últimas contiendas electorales. En las municipales de hace un año, los cuperos no lograron recuperar la representación en Barcelona o en Lleida y perdieron la que tenían en Tarragona, con una pérdida generalizada de votos que sólo se vio compensada por la obtención del alcaldía en Gerona. Y en las elecciones españolas de julio, la formación anticapitalista sufrió un batacazo aún más fuerte al quedarse fuera del Congreso.
Ahora, con unas encuestas que apuntan también a un ligero descenso, la CUP confía en mantener el tipo y volver a ser decisiva en la configuración de una mayoría independentista en el Parlament, la única fórmula de gobierno que vislumbra tras el 12 -M. Para ello, los cuperos han optado por una candidatura con un marcado acento ecologista poniendo como candidata a la tarraconense Laia Estrada, que ha abanderado la lucha de la CUP contra el Hard Rock, un proyecto que provocó el adelanto electoral por el veto de los comunes a apoyar. La CUP también ha situado de número 2 en Tarragona a Eloi Redón, portavoz de la plataforma Aturem Hard Rock, y de cabeza de lista en Lleida, Bernat Lavaquiol, portavoz de la plataforma Stop Juegos Olímpicos de Invierno.
Toda una declaración de intenciones de la formación asamblearia que se ha puesto de manifiesto con los lemas de campaña, "Defendemos la tierra" y "Otro país es posible". En este sentido, la CUP ha denunciado durante toda la campaña que ERC y Junts hayan comprado la agenda de la patronal con su apoyo a los macroproyectos en lugar de apostar por una agenda nacional y social propia. Sin atacar directamente a Carles Puigdemont, los cuperos han acusado a Junts de tener el mismo proyecto que el PSC y en ERC de derrochar el primer gobierno que lideraba y de no cerrar, ahora, la lleva a un pacto con el PSC. Los cuperos confían en tener la clave de la gobernabilidad para poner en marcha un nuevo embate en el Estado.
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Perder el grupo propio, logrando menos de 5 diputados, volvería a encender todas las alarmas en la CUP.
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La CUP se mostraría satisfecha si es capaz de retener, más o menos, la mayor parte de los diputados que logró hace tres años, en un contexto de retroceso y con la llamada al voto útil a Carles Puigdemont para derrotar al PSC.
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Repetir los 9 diputados o superarlos sería un éxito total para la CUP después de los últimos batacazos electorales en las municipales y españolas.