Barcelona“Solo te pido, solo te pido, que me hagas la vida agradable, si decides vivirla conmigo”. Hace cuatro años, en nombre de la convivencia, Alejandro Fernández le cantaba a Quim Torra esta tonada de Manolo Escobar. El partido tenía cuatro diputados y el hombre que se había ganado su primer titular por versionar a Lady Gaga sobrevivía a la irrelevancia parlamentaria a golpe de humor. Poco a poco, y con una oratoria agradable que escasea en estos días de parlamentarismo leído y plano, Ale-Ale-Jandro ha remontado y se prepara para multiplicar sus resultados. Sin embargo, su candidatura ha sido en duda: todo, porque Alejandro no es de un partido cualquiera, es del Partido Popular.
El PP, como cualquier partido grande, está hecho de contradicciones. Y ya no es que Feijóo negociara con Junts –motivo de la crisis con Fernández–, es que los hay en todos los temas: ahora todo el mundo es terrorista, pero quien llamó a ETA movimiento vasco de liberación fue Aznar; prometen que no amenazan a periodistas mientras lo hacen; que la justicia es independiente mientras envían whatsapps para controlarla por la puerta trasera… Un clásico de la política, y mal de todos: los partidos dicen algo, hacen la contraria, y aseguran que los mentirosos son otros.
La contradicción más problemática para Fernández es que puede ser el mejor candidato, que siempre dependerá de quien mande al PP. "Soy un hombre sin tutelas", decía este agosto. Y para dejarle claro que desde Madrid no lo veían igual, pocos días después de que se convocaran elecciones, el vicesecretario del partido, Elías Bendodo, vino a definirle como un hombre de paja: “El mejor candidato a Catalunya es el presidente Feijóo, con independencia de que haya evidentemente una cabeza de cartel”.
El fenómeno no es nuevo: ha pasado de Josep Piqué a Xavier García Albiol pasando por los hermanos Fernández Díaz. Que Feijóo el ungís finalmente sólo es una pequeña tregua que puede estallar en el momento que a los populares de Madrid les interese defenestrarle. Quizás para evitarlo, en los momentos difíciles Alejandro Fernández puede acercarse a Feijóo y cantarle esa vieja tonada de Manolo Escobar: "Solo te pido, solo te pido, que me hagas la vida agradable, si decides vivirla conmigo".