El grupo de ERC en Madrid intenta blindarse después de semanas de tensión interna

Rufián y Jordà reúnen a los diputados para rebajar tiranteces y aislar al grupo de la pugna para el congreso del 30 de noviembre

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Imagen de los diputados del grupo parlamentario de ERC en Madrid con Oriol Junqueras y otros miembros del partido el día de la aprobación de la amnistía

Barcelona / MadridEl abrazo entre Gabriel Rufián y Teresa Jordà en el pleno del Congreso del pasado jueves que aprobó la ley de amnistía no fue un gesto sobrante. Era un día histórico, el independentismo conseguía la meta de poner el contador a cero en la judicialización del proceso independentista. Junts y ERC dejaron de lado los reproches y, de hecho, se enviaron mensajes mutuos de agradecimiento. Lo mismo ocurrió dentro de Esquerra, porque la crisis en la que está inmerso el partido a raíz de la derrota del 12-M ha tenido también su ramificación en Madrid en las últimas semanas.

En el grupo parlamentario del Congreso, su portavoz, Gabriel Rufián, es una de las personas más cercanas a Oriol Junqueras y también uno de los dirigentes que más polarizan el partido. Con la guerra interna abierta, las diferencias que había dentro del grupo se han hecho más visibles, porque sus miembros también han tomado posición en el debate sobre la continuidad de Junqueras: a favor, como defiende el todavía presidente del partido, o en contra, como la secretaria general, Marta Rovira, partidaria de buscar una cara nueva para liderar la formación. Ahora mismo Rufián está junto a Junqueras y la número dos del grupo, Teresa Jordà, se alinea más bien con Rovira. Ahora bien, para evitar que la tensión en el grupo fuera además, la semana pasada, Rufián y Jordà reunieron a los diputados para limar diferencias e intentar aislar al grupo de la crisis del partido.

El encuentro trascendental fue el martes, dos días antes del pleno de amnistía, donde se pusieron todas las cartas sobre la mesa y los diputados se comprometieron a blindar el funcionamiento del grupo de la pugna interna del partido para el próximo congreso del 30 de noviembre. La prueba fue en el mismo debate sobre la amnistía, donde todo el grupo exhibió sintonía y el discurso de Gabriel Rufián fue aplaudido por todos los dirigentes republicanos, no hubo fisuras. No había ocurrido lo mismo hace dos semanas, en la comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso –a raíz de la investigación a su esposa, Begoña Gómez, y también por el reconocimiento de Palestina como estado–, cuando el discurso que pronunció no gustó en todos los cuadros del partido. Algunos echaron de menos referencias a Catalunya ya la situación del independentismo justo el día en que debía comparecer ante el juez una de las investigadas en la causa de Tsunami Democrático, Marta Molina.

El grueso de sus palabras se refirió más bien a la autocrítica que debían realizar las izquierdas en general ante el aumento de la extrema derecha. "La izquierda somos antipáticos. Hoy la izquierda es poner límites al aire acondicionado y la derecha es una terraza de bar. La izquierda necesita conciencia y pensamiento; en cambio, la derecha sólo necesita la televisión", afirmó Rufián en un discurso pronunciado íntegramente en castellano, al contrario que el pasado jueves. De hecho, Marta Rovira había pedido explícitamente al partido utilizar el catalán en todas las intervenciones desde que el Congreso permitió el uso de las lenguas cooficiales.

El congreso del 30 de noviembre

Antes de la reunión de la semana pasada, se hacía difícil averiguar la magnitud de la fractura. "En ERC siempre ha habido almas distintas, como en la época en que en Madrid estaban Joan Tardà y Joan Ridao", recordaba una voz republicana que sacaba hierro. Otros temían que la situación empeorara si el partido no recuperaba la unidad. El caso es que los interrogantes que se abren en función de cómo se resuelva el pulso interno son muchos. Cuando Oriol Junqueras abandone la presidencia de Esquerra a partir del 10 de junio, ¿pelillará Gabriel Rufián como portavoz en el Congreso? El partido lo niega rotundamente. Ahora bien, es un hecho que, en función de cómo quede repartido el partido después del congreso del 30 de noviembre, todos los cargos podrían cambiar en función de quien se imponga: Oriol Junqueras, el candidato que puedan presentar los partidarios de la renovación o uno consenso entre ambos sectores. En el grupo no todos los diputados se han posicionado claramente y están a la espera de cómo se resuelve el pulso.

El perfil del también concejal en Santa Coloma de Gramenet es uno de los que la Izquierda de Oriol Junqueras ha querido potenciar para intentar llegar a zonas, como el área metropolitana, donde históricamente ha sido difícil que penetrara el independentismo. Pero más allá de si el tipo de discurso gusta más o menos, la gestión de Rufián del grupo parlamentario también había generado cierto malestar en el pasado. Por eso, de hecho, el partido decidió reforzarse con la reincorporación de Teresa Jordà como número 2 para las elecciones generales del 23-J. La formación buscaba apuntalar al grupo con alguien con experiencia parlamentaria y de gobierno.

El funcionamiento del grupo depende ahora en buena parte de la buena sintonía que haya entre ellos dos, y es aquí donde hay diferentes versiones de lo que ha ocurrido en Madrid. Algunos sólo veían las tensiones normales dentro de un grupo parlamentario y entre dos personas que tienen puntos de vista diferentes a veces. Otros, en cambio, alertaban de que la crisis podía estallar en cualquier momento. Que la situación era tensa lo demuestra la celebración misma de la reunión, en la que se conjuraron para ir todos a una a Madrid pase lo que pase en el partido.

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