Junts y ERC contra William H. Riker

El Govern abre por primera vez dos negociaciones en paralelo para los presupuestos

BarcelonaPara aprobar los presupuestos se necesitan más votos a favor que en contra. Evidentemente, no es ninguna novedad de este año y se cumple la misma premisa para cualquier otra cuestión, ya sea una investidura, una moción de censura o una ley sectorial aprobada por el Govern. Ahora bien, esconde una manera habitual de proceder para que el ejecutivo salga victorioso en las votaciones: conseguir los votos imprescindibles, no más. La teoría se basa en la asunción que para negociar los votos se tendrá que ceder y, por lo tanto, se cederá hasta que sea estrictamente necesario. El politólogo norteamericano William H. Riker es su padre desde 1962 y ahora Junts y ERC han decidido presentarle una enmienda a la totalidad.

"Un político racional elegirá una coalición tan larga como sea necesaria para ganar, pero no más larga". Traducido a la política catalana, esto pasaría para que el Govern consiguiera el apoyo o bien de la CUP o bien de los comuns, pero no de ambos a la vez. Hasta ahora, de hecho, siempre ha sido así. Obviando los gobiernos con mayoría absoluta (los tres de Jordi Pujol y los dos del tripartito), solo ha habido una negociación abierta para aprobar las cuentas. Pasó en 2020 con los comuns, en 2016 y en 2017 con la CUP, entre CiU y ERC en 2014 y en 2015 y, también antes, en la legislatura de la "geometría variable", como la denominó el entonces president de la Generalitat, Artur Mas.

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Los presupuestos de 2011 eran los primeros del nuevo gobierno de CiU y tenía que encontrar a un socio que avalara los intensos recortes que estaba a punto de ejecutar. Con 62 diputados, tenía margen aritmético para elegir: con el PSC (28) ya había acordado la investidura; ERC (10) se había ofrecido a un pacto global con CiU, y el PP (18) intentaba demostrar capacidad de consenso. "A pesar de que, en privado, el PSC y ERC mostraban comprensión por la situación de crisis económica, no querían involucrarse", recuerda Albert Carreras, entonces secretario de Economía del Govern. Hubo una reunión exploratoria con cada uno de los partidos, pero pronto quedó claro que los socios "más baratos" eran los populares. "En los términos con los que negociábamos era prácticamente imposible que el PSC o ERC pudieran avenirse a negociar", subraya Santi Rodríguez, entonces diputado del PP.

Se rebajó el impuesto de sucesiones, se hicieron concesiones fiscales a los business angels y, sobre todo, se falcaron los recortes tanto aquel 2011 como el año siguiente. "CiU tenía un preacuerdo con el PP. Nos sentimos utilizados", reflexiona Joan Puigcercós, presidente de ERC entre 2008 y 2011. Según él, Esquerra alargó la mano de manera sincera para poder "modular" los recortes, pero las conversaciones no pasaron de un solitario encuentro. "Hasta las elecciones de 2012, a nosotros no nos decían ni hola", resume Puigcercós.

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Invitados a negociar

Hasta ahora, quien ha presentado enmienda a la totalidad ha quedado fuera de la negociación. En 2011 y en 2012 tanto el PSC como ERC lo hicieron, a diferencia del PP, que se convirtió en el socio presupuestario a pesar de que las relaciones ya se habían enrarecido la segunda vez. Pero el Govern de Pere Aragonès negocia con la CUP a pesar de haber presentado enmienda y, si nada cambia, pretende continuar hablando aunque los cupaires voten el próximo lunes contra la admisión a trámite de las cuentas. "Siempre es interesante tener varias alternativas, es racional", reflexiona Salvador Martí, catedrático de ciencia política de la Universitat de Girona: "Lo que no es razonable es que, desde hace tiempo, cada debate en Catalunya se plantee como un momento histórico, fundacional y trascendente". Esta "inflación simbólica" hace que ya sea habitual que se busquen "sobremayorías" para intentar ofrecer la sensación de más legitimidad a las decisiones. Aragonès ya planteó un Govern en el que también estuvieran la CUP y los comuns, a pesar de que uno de los dos era superfluo para lograr la mayoría. Ahora piensa que la negociación a dos bandas puede ser complementaria, sobre todo a raíz de las dudas que genera la CUP.

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No hay que decir que la teoría de Riker, mayoritaria todavía hoy, en la práctica tiene numerosas excepciones. Pero todavía no se había dado ninguna para los presupuestos de la Generalitat. La duda que habrá que resolver en los próximos días es si realmente aguantarán ambas negociaciones en paralelo o si la situación volverá a la normalidad.