Un fracaso que tensa la relación entre socios
La división se extiende a la Generalitat, la Moncloa y el Ayuntamiento
BarcelonaEl fracaso de las negociaciones entre la Generalitat y el gobierno español puso freno ayer –como mínimo de momento– al proyecto de ampliación del aeropuerto, pero la manera en la que se produjo la ruptura deja también por el camino muchas heridas entre socios en un momento decisivo de la legislatura, tanto en Catalunya –donde apenas empieza– como en el Estado –donde el PSOE y Unidas Podemos se juegan la posibilidad de poder agotar el mandato con cierta tranquilidad–. El anuncio desde Barcelona de la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, de que el gobierno español suspendía la inversión en el aeropuerto “por falta de consenso” con el ejecutivo catalán acabó con la posibilidad de alargar la tercera pista y el debate alrededor de la Ricarda, pero también abrió una grieta en la confianza entre el PSOE y ERC a las puertas de la celebración de la mesa de diálogo y de la negociación de unos presupuestos generales del Estado para los cuales los votos de los republicanos son ahora mismo imprescindibles.
Tanto en público como en privado fuentes gubernamentales de uno y otro lado intentaban ayer restar trascendencia al choque y se esforzaban por desvincular la negociación del aeropuerto de la que se tiene que abrir a finales de la semana que viene cuando se reúna en Barcelona la mesa de diálogo. Aun así, admitían que la relación entre los dos principales interlocutores de cada ejecutivo queda tocada. Los republicanos porque se sienten engañados y creen que el PSOE los ha utilizado de chivo expiatorio para hacer descarrilar un proyecto que, interpretan, los socialistas sabían fallido –el president de la Generalitat se enteró de la noticia por los medios mientras volvía del País Valenciano–. Y los socialistas porque no entienden que desde Esquerra se haya flirteado en los últimos días con las manifestaciones de protesta contra la ampliación del aeropuerto a pesar del acuerdo entre gobiernos logrado a principios de agosto.
Este es el clima entre los dos gobiernos a pocos días de una reunión de la mesa de diálogo a la que, por ahora, el presidente español, Pedro Sánchez, no ha ni confirmado la asistencia. Pero también el ambiente justo antes de empezar a negociar unas cuentas. La caída de una inversión de 1.700 millones de euros no es la mejor carta de presentación de cara a las conversaciones alrededor de unos presupuestos sin los que el gobierno del PSOE y Unidas Podemos tiene muy difícil mantener viva la legislatura. Unas cuentas que, por otro lado, ayer voces de Junts ya reclamaban no aprobar de ninguna de las maneras después del desaire del aeropuerto.
La alegría de Yolanda Díaz
Porque más allá de la tensión entre Esquerra y el PSOE, el capítulo del aeropuerto deja magulladas también las relaciones entre socios dentro del Govern de la Generalitat, dentro del gobierno español y también dentro del Ayuntamiento de Barcelona. La desavenencia al ejecutivo catalán se hizo evidente con el vicepresidente, Jordi Puigneró, compareciendo desde Bruselas ante el logotipo de JxCat y criticando implícitamente a ERC, pero también en Madrid, donde, a pesar de los intentos del PSOE para situar la oposición a la ampliación solo en Catalunya, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, celebró públicamente la retirada del proyecto y la preservación de la Ricarda. Hoy la visitará junto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a pesar de los llamamientos de su primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, a no dejar perder la ampliación de El Prat.