Elecciones en Galicia

Galicia, el país donde los 'argentinos' pueden decidir un gobierno

Casi un 18% de los electores viven en el extranjero y la eliminación de trabas burocráticas puede acentuar la participación

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Las elecciones en Galicia también miran a Suiza, el país europeo con mayor migración gallega

MadridAlfonso Gómez es alcalde de Ginebra y cuando atiende a la llamada del ARA –el miércoles por la tarde– acaba de depositar su voto desde el extranjero (no esconde su simpatía por el Bloque Nacionalista Gallego). Él es uno de los 476.514 gallegos inscritos en el Censo de Electores Residentes Ausentes (CERA), es decir, con derecho a participar desde el extranjero en las elecciones de este domingo. Galicia es la comunidad autónoma del Estado con más electores en el exterior y en estos comicios la cifra es de récord: de los casi 2,7 millones de personas que pueden votar, un 17,7% no vive en el territorio. Muchos son hijos y nietos de emigrantes en Latinoamérica de principios del siglo XX y otros que lo hicieron en Europa durante la posguerra. "Mis padres vinieron a Suiza en el año 61, de jóvenes, para ver mundo y salir de la larga noche que vivía el país. Y acabaron quedando", explica Gómez, que pasó parte de su infancia en Corme, un municipio de la Costa do Morte de donde no se movió su abuelo, en la provincia de Coruña.

Suiza es el quinto país del mundo con más gallegos, muy lejos de Argentina, que siempre ha sido el primero. Tal y como puede verse en el gráfico, el 35% del CERA se encuentra en este país gobernado por Javier Milei, de quien Vox presume de tener su apoyo de cara a los comicios. A través de X, el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, argentino y gallego de origen, comunicaba su apoyo a la candidata del BNG, Ana Pontón. De hecho, Buenos Aires se conoce como la quinta provincia de Galicia y era habitual en contiendas pasadas que Manuel Fraga o Alberto Núñez Feijóo celebraran incluso mítines electorales. Años atrás también se veían pintadas favorables al socialista Emilio Pérez Touriño del mismo estilo que los murales peronistas. "Llamo a estos casi 200.000 gallegos de Argentina que vayan a votar porque los que hoy están en la Xunta son aprendices de Milei", decía hace unos días la líder de Sumar, Yolanda Díaz, en una entrevista en el diario argentino Clarín. Fuentes del PP explican que se han hecho encuentros con asociaciones argentinas y reparto de propaganda, y desde el PSOE afirman que "no ha habido tiempo" de realizar ningún acto, aunque el voto extranjero pueda tener la clave del nuevo Parlamento gallego.

Cartel de campaña del PP de Galicia en Buenos Aires.

Un tercio de los electores de Ourense, en el extranjero

En Galicia es muy apreciado el voto en las provincias de Lugo y Ourense, que reparten catorce diputados cada una y donde la población es bastante inferior que en Coruña y Pontevedra. Precisamente, en las dos provincias del este de la comunidad es donde existe un porcentaje superior de CERA: en Lugo es del 20,6% y en Ourense del 29,2%. Las elecciones de este domingo se presentan con la principal novedad de que en octubre de 2022 se eliminó el voto rogado, que añadía trabas burocráticas y había disparado el abstencionismo. De participaciones de casi el 35% de electores en el extranjero en el 2005, se pasó a cifras del 1,2% en los últimos comicios autonómicos, los del 2020, también afectados por la pandemia. La incógnita es si esta circunstancia aumentará sustancialmente la participación, teniendo en cuenta que en las elecciones generales del 23-J –ya sin voto rogado– sólo lo hizo un 3%.

La profesora de ciencias políticas de la Universidad de Santiago Nieves Lagares duda de que crezca mucho: con el voto rogado se ha perdido el hábito de voto de los emigrantes, las políticas públicas de la Xunta en el exterior, las campañas fuera y las redes de captación de voto. "Y son cuatro elementos difíciles de recuperar", apunta. ¿Puede acabar definiendo las mayorías? Dependerá del resultado del voto en las urnas: habrá que observar si un cambio en el último escaño a repartir en cada provincia es determinante o no para las mayorías y la diferencia que existe entre los partidos que se las juegan. "Si la diferencia entre el PP y el bloque progresista es muy amplia, el voto extranjero no afectará; si la diferencia es muy pequeña, aumenta la probabilidad de que afecte", resume Lagares. En general, cuanto mayor sea la participación en el extranjero, más posibilidades hay de que haya cambios, aunque no siempre ha sido así. En 2005, con una alta participación exterior, Fraga aspiraba a conseguir un escaño que le permitiera llegar a la mayoría absoluta de 38 diputados, pero no fue así y el PSdeG y el BNG pudieron formar gobierno. En cambio, en 2020, con la participación más baja del CERA, Feijóo le robó un escaño por Pontevedra a los socialistas gracias al recuento del voto exterior.

Lo que se puede observar en el sentido de voto del emigrante es que el partido que tenía el poder en el Estado ha salido mejor parado en las elecciones gallegas: el PSdeG obtuvo buenos resultados en el 2005 y ganó en el 2009, con José Luis Rodríguez Zapatero de presidente español, mientras que el PP arrasaba cuando gobernaba José María Aznar. Últimamente, el voto en el extranjero se ha asimilado más a lo que se daba también dentro del territorio y ha crecido en las fuerzas progresistas. A diferencia de la época del franquismo, en la que la emigración era sobre todo rural y no calificada, la asignatura pendiente de Galicia es evitar la fuga de talento, que poco a poco va conformando un cuerpo del CERA más joven, subraya l historiador Xosé Manoel Núñez Seixas. Sin embargo, él cree que no habrá una alta participación y que "por suerte, las elecciones se decidirán en Galicia".

La herida de abandonar las raíces

Llevado al extremo, Seixas se pregunta "hasta qué punto es legítimo que gente que visita una vez al año el municipio de sus familiares puedan decidir un presidente". Desde la diáspora, ponen el acento en la herida que arrastra a la comunidad gallega que ha emigrado. En Láncara, un pueblo de Lugo, hay un museo y centro de interpretación de la emigración gallega ubicado en la casa donde vivió el padre de los cubanos Fidel y Raúl Castro, y su hermana quiso visitarlo hace un año y medio. "La mitad de mi sangre es gallega", decía Emma Castro con la voz rota. A veces esta herida es doble, no sólo por abandonar las raíces, sino cuando se vuelve. Alfonso Gómez pone el ejemplo de su madre, que ha dejado a hijos y nietos en Suiza.

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