Aragonès no convence a sus socios ni a la Moncloa

Junts, la CUP y la ANC le reprochan gran parte de la conferencia y Sánchez niega que el diálogo no avance

Pere Aragonès y Jordi Sànchez el día que presentaron el acuerdo de gobierno.

Barcelona / MadridMalestar y portazos de varios actores del independentismo a Pere Aragonès después de la conferencia que pronunció este lunes con el objetivo de recuperar la unidad de acción del movimiento. Junts recoge el llamamiento a la unidad lanzado por el presidente de la Generalitat, pero le reprocha que no compartiera con ellos previamente el contenido del discurso –Presidencia lo niega–, que no hiciera concreciones sobre su hoja de ruta y que obviara las referencias al 1-O. También interpreta que vinculó el exilio y los indultos a la negociación con el Estado. Tampoco la ANC ni la CUP han quedado mucho más satisfechas, sino más bien al contrario. En el otro lado, la Moncloa ha reaccionado con frialdad y sigue sin desbloquear la fecha de la próxima reunión de la mesa de diálogo, a pesar de las reiteradas peticiones del presidente.

Junts es quien más vehementemente ha mostrado su discrepancia con Aragonès, a pesar de ser socios en el Govern. En declaraciones a Catalunya Ràdio, su secretario general, Jordi Sànchez, se ha mostrado "sorprendido" por la referencia que el president hizo a los indultos, que definió como "un paso indispensable para dar confianza y ofrecer crédito a la voluntad negociadora del Estado". "En ningún momento ni yo personalmente ni ninguno de los que estábamos en Lledoners entendimos que los indultos eran fruto de ninguna negociación política", ha dicho Sànchez, que ha reclamado "explicaciones" a ERC para aclarar si la medida de gracia formó parte de un pacto con el gobierno español.

Si este punto le causó "sorpresa", a Sànchez no le gustó directamente que Aragonès pidiera al gobierno español –en lo que pretendía ser un gesto de complicidad con Junts– que trabaje para enterrar las causas contra el expresidente Carles Puigdemont y el resto de los exiliados. Una tesis que ha secundado el mismo Puigdemont, que ha pedido "respeto por la estrategia política del exilio". La ANC ha echado más leña al fuego criticando la petición de una solución similar a los indultos para las personas exiliadas porque esto significa "renunciar a uno de los elementos de confrontación hasta ahora más exitosos". La ANC ya ha avisado que no participará en la unidad de acción y de movilización alrededor de la estrategia de Aragonès.

Puigneró, Aragonès y Vilagrà dirigiéndose a la reunión del Govern el día siguiente de la conferencia.

El presidente planteó el lunes activar "todos los mecanismos de presión" al Estado con el objetivo de que acepte un referéndum y la amnistía, a pesar de que no entró en concreciones. De esto se ha quejado la CUP. La diputada Dolors Sabater ha remarcado que Aragonès "no dijo nada que haga pensar que las cosas se moverán" y, según ella, demostró que estamos en una legislatura de políticas "sociovergentes" y de "parálisis": "Estamos en el mismo punto que hace un año. Hacen falta más hechos y menos palabras". Si la conferencia quería ser una oda a la unidad, por ahora el efecto ha sido todo lo contrario. El más explícito ha sido Sànchez, que ha admitido que en términos de unidad "no sé si hemos tocado fondo, pero nos acercamos".

Resignación en el Palau

Las reacciones a la conferencia se han recibido con resignación en el Palau de la Generalitat. La portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ha asegurado que respetan todos los posicionamientos, pero ha lamentado que todo sean "críticas y reproches" cuando es lo que precisamente Aragonès pretende dejar atrás. Sí que ha querido enmendar a Junts en dos cuestiones: la primera es que Plaja ha recordado que Aragonès "en ningún momento dijo" que los indultos hubieran sido objeto de negociación con el Estado. También ha señalado que tanto Jordi Sànchez como el vicepresidente, Jordi Puigneró, conocían los "ejes principales" del contenido de la conferencia con antelación, puesto que se los había trasladado el mismo president.

Desde ERC han salido en defensa de Aragonès afilando el discurso contra sus socios. Su jefe de filas en Madrid, Gabriel Rufián, ha reivindicado el pragmatismo del president en contraposición con Junts. "Es bueno que impere la política, porque la magia está muy bien para los teatros y para el tarot". Reproches, pues, ha habido para todo el mundo y en todas direcciones.

Frío en Madrid

Mientras tanto, la reacción en la Moncloa no ha sido mucho más cálida. La portavoz del gobierno español, Isabel Rodríguez, ha confirmado que la mesa de diálogo "todavía no tiene fecha" y ha rechazado contestar a la acusación de "falta de valentía" que Aragonès hacía a Pedro Sánchez. Al contrario, Rodríguez ha puesto de relieve la normalización de las relaciones con la Generalitat, citando como ejemplo la Comisión Bilateral que se reunirá este viernes. El presidente español desde el Senado ha dicho que el diálogo está "avanzando" y ha hecho su contribución a la espiral de reproches de la jornada: "El independentismo es una teoría política que representa el siglo XX o el siglo XIX".

Por otro lado, fuentes de la Moncloa valoran positivamente el anuncio del presidente Aragonès de iniciar un proceso de diálogo interno con los agentes políticos catalanes, pero quieren ver en qué se concreta. "Lo que pide el PSC es una mesa donde esté todo el mundo, no solo contactos bilaterales porque esto ya lo tenemos ahora", han precisado estas fuentes. Tampoco el PSC ni los comuns han tenido palabras amables con el president, pero se reunirán con él esta semana. Este miércoles, Salvador Illa, y el jueves, Jéssica Albiach. A falta de algo que se pueda asemejar a la unidad o al desbloqueo del diálogo, el president seguirá con su ronda de contactos con partidos y entidades para intentar fortalecer los consensos que considera que hay en Catalunya.

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