Aragonès reclama activar "todos los mecanismos de presión" para superar el "bloqueo" al diálogo

El 'president' avisa al gobierno español de que si no resuelve el conflicto político "abrirá la puerta" a la extrema derecha

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El presidente Aragonès, durante su conferencia al MNAC

BarcelonaRecoser la unidad de acción para forzar al Estado a levantar el veto al referéndum y poner fin a la represión. Esta es, un año después de las elecciones del 14 de febrero, la receta del president Pere Aragonès ante la división de la mayoría independentista y las largas del gobierno español a la hora de abordar el conflicto político. Ante más de 400 personas invitadas en la sala oval del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), el líder del Govern ha pronunciado una conferencia en la que ha admitido que el diálogo se encuentra en un momento de "bloqueo" y ha reclamado "cohesión" al independentismo para activar "todos los mecanismos de presión" al Estado. El objetivo: "Hacer inevitables la amnistía y la autodeterminación".

A pesar de que tanto su socio en el Govern, Junts, como la CUP o la ANC dan por fracasado el diálogo con el ejecutivo de Pedro Sánchez, Aragonès ha recordado que "nunca hasta ahora el Estado español había reconocido la existencia de un conflicto político con Catalunya" y ha dejado claro que "para conseguir la independencia sabemos que más tarde o más temprano, tendremos que pasar por un proceso de negociación. Por lo tanto, aprovechamos la oportunidad que ahora se nos abre", ha dicho. En este sentido, y después de la última ruptura independentista por el caso Juvillà, el president ha pedido "abandonar un tacticismo, reproches y desconfianzas que [...] debilitan nuestra posición negociadora" y entender que "no hay una manera buena y una de mala de ser independentista". "Cuando reducimos el debate a identificar héroes y traidores pierde el conjunto del movimiento. Tenemos que entender que el movimiento independentista es plural y es diverso, como lo es el propio país. Esta es nuestra fuerza. Esto es lo que nos hace ganadores", ha añadido.

Sin concretar en qué se traducirían estos mecanismos de presión al Estado, Aragonès ha urgido a "forzar al gobierno del Estado a moverse". "Cumplir con las obligaciones no es una propuesta. Hay que afrontar el problema como le exige el Consejo de Europa. Empezando por retirar las causas contra el presidente Puigdemont y el resto de políticos exiliados. Y acabando por encontrar una solución democrática al conflicto", ha afirmado. Y aprovechando el auge de Vox en las elecciones de este domingo en Castilla y León, ha lanzado un primer aviso a la Moncloa. En la línea del que ya hizo hace un mes en su discurso en Madrid, el presidente ha blandido el esperpento de los ultras. "Si mantiene el bloqueo y el inmovilismo [...] abrirá la puerta a un gobierno de la derecha con la extrema derecha", ha advertido. "Porque sin la resolución al conflicto político España se desliza hacia el autoritarismo", ha argumentado. El crecimiento de los ultras, sin embargo, acostumbra a generar el efecto contrario en el PSOE, que se erige en dique de contención de Vox y aparca todo gesto hacia Catalunya que pueda ser interpretado como una concesión al independentismo. El republicano, en este sentido, ha señalado que si los de Abascal continúan al alza será "responsabilidad, única y exclusivamente, de quien gobierna más pendiente de no hacer enfadar a la derecha que de resolver los conflictos de fondo".

La conferencia, a la cual no ha asistido la CUP, ha estado marcada por la apelación constante a "Catalunya entera" y a la necesidad de tejer consensos. Tanto el de la lengua y la inmersión lingüística –que ha apostado por "potenciar y modernizar– como, también, el de la autodeterminación: "Nos equivocaríamos si nos centráramos únicamente en responder a las necesidades del día a día, por muy urgentes e importantes que sean. No hemos venido a gestionar y basta, no somos una simple administración autonómica. Hemos venido a transformar", ha remachado. A su parecer, la acción del Govern sufre "limitacions políticas", que pasan fundamentalmente porque España "ni acoge ni respeta los consensos de Catalunya." "La situación actual es estructural y responde a la incapacidad del Estado de entender, dar cobertura y potenciar los grandes consensos que definen Catalunya. Responde al propio cansancio de la sociedad catalana de intentar transformar España, un Estado que no quiere ser transformado", ha insistido.

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