Catalunya vuelve a la silla que dejó vacía con el Procés
Mas fue el último 'president' que, hace diez años, asistió presencialmente al foro autonómico
BarcelonaCasualidades del calendario, la convocatoria de las elecciones del 25-N en Catalunya tuvo lugar el 1 de octubre de 2012, cinco años antes del referéndum de independencia. Empujado por la masiva manifestación de la Diada a favor del estado propio y el portazo de Mariano Rajoy al pacto fiscal, el president Artur Mas convocaba unos comicios anticipados en clave de “plebiscito” sobre el derecho a decidir. La eclosión del Procés soberanista ya era un hecho, pero esto no impidió que al día siguiente, el 2 de octubre, asistiera a la Conferencia de Presidentes convocada en el Senado. La cita marcaría un antes y un después: en los últimos diez años ningún president de la Generalitat ha asistido presencialmente al foro autonómico. Una dinámica que Pere Aragonès rompe este domingo en la Palma por la “excepcionalidad” de la guerra en Ucrania.
¿Cómo fue aquella cumbre de 2012? “El clima era de máxima tensión”, recuerda Mas en conversación con el ARA. El entonces president fue el último en llegar a la reunión, que arrancó con una foto con Juan Carlos I, y los barones del PP y del PSOE lo esperaban con las zarpas afiladas. “Voy a Madrid a hacer frente al soberanismo catalán”, había proclamado el presidente extremeño, José Antonio Monago (PP), y su homólogo gallego y ahora líder de facto de los populares, Alberto Núñez Feijóo, advirtió contra las “amenazas” a la Constitución. “Yo había decidido hacer un giro en nuestra política nacional. Sabía que esto despertaba hostilidades y malfiances, y lo noté”, explica Mas.
Aquel día, sin embargo, decidió aparcar la cuestión nacional. En la reunión se trataba la reforma de la financiación, que vencía dos años después –sigue vigente–, y el reparto del déficit, temas que generaron una “batalla campal” entre territorios, recuerda el expresident. Bruselas había concedido a España un punto extra en el objetivo de déficit para aquel año, pero la Moncloa se resistía a distribuirlo entre las autonomías. Y es aquí donde Mas hizo hincapié. “Hice una dura intervención para denunciar que el Estado nos estaba perjudicando a todos porque nos cargaba a los hombros el recorte del gasto”. El resultado: “hubo gente del PSOE y del PP que estuvo de acuerdo con mi planteamiento y algunos me lo dijeron. Pero la mayoría en privado, no se atrevían a hacerlo en público”. Uno de los que sí que lo hizo fue el valenciano Alberto Fabra (PP), que calificó la intervención de Mas de “modélica”. “Se ha demostrado altura de miras”, se sumó el socialista andaluz José Antonio Griñán.
A Mas le tocó sentarse junto a la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría –“ya no era un buen aperitivo”, confiesa–, y las cámaras captaron como al inicio de la reunión los dos discutían con documentos en la mano. Se trataba de un comunicado que se pretendía que firmaran todos los líderes territoriales. “No lo querían hacer sin mí, pero yo no estaba de acuerdo con el redactado”, explica el expresident. Después de una larga negociación, sin embargo, encontraron una “fórmula de consenso”: el Gobierno de Rajoy se comprometió a revisar los “criterios” de reparto del déficit de cara a 2014, lo que le permitió una imagen de unidad de cara a Europa.
De hecho, a pesar de que la carpeta catalana no se trató en la reunión, los barones populares centraron parte de sus declaraciones posteriores en defender la integridad territorial de España. Mas, que fue el único en marcharse sin hacer declaraciones –las haría al día siguiente desde Catalunya–, considera que no se acababan de creer el Procés que arrancaba en Catalunya: “Lo veían con cierto escepticismo, como una excusa para ganar posiciones en las elecciones”, dice. Pero de la reunión él sacó otra conclusión. “Cuando volví, comenté a mis colaboradores que el pacto fiscal era tan difícil como la independencia: así que se habla de un céntimo de euro y se sospecha que Catalunua se puede beneficiar, hay unanimidad en contra”.
Una participación excepcional
El Procés, aun así, siguió adelante y los presidentes que sucedieron a Mas se propusieron mantener únicamente relaciones bilaterales con el Estado. Carles Puigdemont ya no participó en la Conferencia de enero de 2017 porque –dijo– era una “puesta en escena sin ningún resultado productivo”. De manera parecida justificó Quim Torra su ausencia en el foro celebrado en la Rioja en julio de 2020 y también Pere Aragonès el hecho de no asistir a la cumbre en Salamanca un año después. Tanto el uno como el otro, sin embargo, participaron en las Conferencias telemáticas sobre la pandemia (quince Torra y dos Aragonès,la primera como president sustituto) porque consideraban que el contexto era excepcional. Como por ejemplo lo son, cinco años después del referéndum del 1-O y con el Procés estancado, las consecuencias de la guerra en Ucraniaque se tratarán en la Conferencia de este domingo. Avanzándose a las lecturas que se puedan hacer, Aragonés ya ha avisado que su presencia en la Palma "en ningún caso se tiene que entender como un paso en la normalización de las relaciones entre el Estado y Catalunya".