Illa acepta un cara a cara con Aragonès y Borràs les pide hacer "un trío"

Los equipos de campaña tendrán que cerrar ahora un acuerdo si quieren que realmente se llegue a celebrar

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Salvador Illa, a la rueda de prensa de la ACN

BarcelonaLa campaña electoral acaba de salir del segundo debate a nueve y dos de los principales candidatos a la victoria ya visualizan un cara a cara que les permita confrontar directamente sus proyectos. El cabeza de lista de ERC, Pere Aragonès, le planteaba esta opción al del PSC durante el debate de TVE, y este lunes Salvador Illa le ha recogido el guante. "No tengo ningún problema en debatir con nadie que quiera debatir conmigo", ha subrayado en una rueda de prensa organizada por la ACN. Los socialistas avisan, sin embargo, de que solo lo harán en el caso de que el cara a cara sea autorizado por la Junta Electoral Central y esto, en el pasado, ha generado muchas controversias. En especial, por la oposición del resto de formaciones parlamentarias. Este mismo lunes la presidenciable de JxCat, el otro partido que las encuestas sitúan al frente, les ha hecho una contraproposta: "Las encuestas nos dan a JxCat por primera vez una posición de ventaja y ahora aparecen dos señores que quieren capitalizar el debate. Yo les propongo: ¿quieren hacer un trío?"

Durante la rueda de prensa Illa se ha erigido en líder del constitucionalismo y ha insistido en que resolver el conflicto catalán pasa por el "diálogo dentro de la ley". Eso sí, ha dejado clara su firme oposición al independentismo: "La independencia es divisiva, y yo paso página de esto". Illa abandonó el ministerio de Sanidad para presentarse en Catalunya empujado entre otras cosas por la necesidad, según dice, de pasar "página" del Procés a través de un cambio de Govern. Es por eso que apuesta, si los números lo permiten, por liderar un Govern en minoría con Catalunya en Común - Podemos de socio después del 14-F reproduciendo el modelo del Estado y del Ayuntamiento de Barcelona. Las encuestas no prevén que esta sea una suma suficiente y, en el mejor de los casos, necesitarían que al menos otra fuerza política se sumara a ellos. Los comunes defienden que sea ERC, pero republicanos y socialistas se vetan mutuamente, precisamente como pasó en Barcelona después de las municipales del año pasado.

Illa ha defendido que no hay una mayoría social independentista sino una "amplia mayoría" que quiere el "reencuentro". Por eso apuesta por el "diálogo dentro del marco del estado de derecho". La propuesta de los socialistas si se llega a producir este diálogo es, ha recalcado, el documento de 44 puntos que la Moncloa propuso al Govern en la mesa de diálogo el 6 de febrero del año pasado, que aborda cuestiones como la financiación o las infraestructuras, además del compromiso con la memoria histórica y la voluntad de evitar la judicialización de la política. "El Estado es compuesto, pero todavía hay recorrido que podemos mejorar", ha admitido. Con todo, Illa ha dejado claro que su prioridad la próxima legislatura es la gestión de la crisis sanitaria, y ha insistido en "la cooperación, la eficacia y la eficiencia" entre administraciones para hacerlo posible.

El duelo

Cuando ha sabido este lunes por los medios que Illa había aceptado el debate cara a cara que le propuso el domingo, el candidato de ERC, Pere Aragonès, ha pedido "poner ya día y hora" para concretarlo. No sería la primera vez que dos candidatos se desafían pero, a la hora de la verdad, no llegan a un acuerdo para fijar el duelo en la agenda. Con este debate, Esquerra quiere intentar poner de manifiesto que estas elecciones "van de dos", es decir, de republicanos y socialistas, a pesar de que las encuestas realmente detectan que la batalla podría ir de tres –JxCat también tiene posibilidades de triunfo–. Aragonès cree que el duelo con Illa es necesario para "poder contraponer proyectos", puesto que, según él, el suyo representa una Generalitat con voluntad de liderazgo, y el de Illa una Generalitat "controlada desde la Moncloa". Para que este debate llegue a ver la luz ahora hará falta que los dos equipos de campaña se pongan de acuerdo: sobre el formato del debate y sobre el espacio donde celebrarlo. Y, claro, que la Junta Electoral dé el visto bueno.

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