El congreso socialista

Illa busca un perfil de confianza para mantener el control orgánico del PSC

Medita la ensambladura de su equipo y de Iceta en una dirección paritaria

y
MARC TORO
3 min
Salvador Illa será nombrado oficialmente este diciembre primero secretario del PSC.

BarcelonaDespués de conseguir un peso más grande en el PSOE en el congreso de Valencia y de haber intentado jugar, sin éxito, la partida de los presupuestos de la Generalitat, el PSC encara su congreso extraordinario de los días 18 y 19 de diciembre. Una cita para oficializar el relevo de Miquel Iceta y entronizar a Salvador Illa como nuevo primer secretario. El principal reto del ya líder de facto de los socialistas será configurar la dirección que tiene que guiar a la formación en la nueva etapa, marcada por las elecciones municipales de 2023 y el objetivo de ampliar la victoria en las próximas catalanas. Illa mantiene un gran hermetismo sobre la elección de nombres y no se prevé que comunique ninguna decisión hasta poco antes del congreso, pero ya ha empezado a pedir opiniones a varios dirigentes –esta semana abrirá ronda con los líderes territoriales– y trabaja en la estructura de la ejecutiva. La principal incógnita: quién ocupará la secretaría de organización, cargo que ahora tiene el nuevo líder del PSC y para el cual busca a una figura de confianza que le permita mantener el control interno del partido.

Fuentes socialistas explican que la persona seleccionada tendrá un papel “muy marcado” desde la primera secretaría. Y añaden que, más allá de los formalismos, “el secretario de organización será Salvador”. Illa, de hecho, no dejó de intervenir en el día a día del partido tampoco cuando estaba gestionando la pandemia al frente del ministerio de Sanidad. Lo hizo delegando tareas a su equipo de colaboradores en el partido, y es de aquí de donde salen los cargos mejor posicionados para sucederlo: Joaquín Fernández, su número dos en organización, y José Luis Jimeno, responsable de la coordinación territorial. Pero en los últimos meses se ha especulado con la posibilidad de que el cargo, que previsiblemente tendrá menos proyección pública que hasta ahora, lo ocupe una mujer. El motivo: Illa trabaja con la idea de ofrecer a Iceta la presidencia institucional del partido y situar a otro hombre en organización toparía con el mandato estatutario de garantizar la “máxima paridad” en la cúpula socialista.

La candidata que más ha sonado en las quinielas en este sentido es la diputada en el Congreso Sonia Guerra, de la importante federación del Baix Llobregat y ahora secretaria de políticas feministas, a pesar de que varias voces del partido señalan que asumir el área de organización no entra en sus planes y, todavía menos, haciendo política desde Madrid. Esta opción “no tiene ningún recorrido”, apuntan varias fuentes, y el mismo diagnóstico hacen para otros nombres con los cuales se ha especulado, como el de Alícia Romero, con un perfil poco orgánico y que se está consolidando como portavoz del partido, o Èlia Tortolero, número dos del PSC en el Bages, Berguedà y Solsonès y uno de los perfiles jóvenes con proyección interna. A la espera de cómo evolucionan estas opciones o si aparecen nuevas y con un gran consenso alrededor de la elección de Iceta como presidente –el ahora ministro preferiría cerrar la etapa en el partido, pero asumirá lo que decida Illa–, el solucionador de la paridad podría pasar por añadir a la dirección una vicepresidencia y/o varias vice primeras secretarías.

Estarían en una buena posición para estos cargos figuras como Romero y Guerra; la ministra Raquel Sánchez; la presidenta del Congreso, Meritxell Batet; la alcaldesa de Sant Boi de Llobregat, Lluïsa Moret; la de Sabadell, Marta Farrés, o el jefe de filas socialista en Barcelona y teniente de alcaldía, Jaume Collboni. Los eventuales nuevos lugares de peso en la ejecutiva también podrían servir para ubicar a la hasta ahora presidenta del PSC, Núria Marín. Salpicada por el caso del Consejo Deportivo del Hospitalet, el partido quiere evitar rebajar su peso en la ejecutiva y que sea interpretado como una señal de culpabilización, hecho que la dejaría tocada para revalidar la alcaldía en 2023. Sea como fuere, en estos momentos no hay ninguna decisión tomada e Illa se ha limitado a recoger impresiones. “Está haciendo de esponja”, ilustra un dirigente. Reparto aparte, nadie duda que su voluntad sea rodearse de los suyos y, ahora ya de manera oficial, pilotar tanto el rumbo político del partido como también el orgánico.

stats