6 años del 1-O

El independentismo reivindica el 1-O e insiste en el referéndum

Aragonés pide poner la autodeterminación "en el centro" de la negociación con Sánchez mientras Puigdemont receta "no malvenderse por soluciones personales"

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El expresidente Carles Puigdemont en el acto del 1-O

BarcelonaDesde el 2017 el Onze de Setembre no es la única efeméride que celebra el independentismo al inicio del curso político, sino que desde hace ya seis años –a excepción de la pandemia– el 1 de octubre es una jornada de reivindicación rodeada en el calendario para los partidos y entidades soberanistas. Este domingo lo ha vuelto a ser: han puesto en valor la movilización en torno al referéndum unilateral y también han utilizado el 1-O como una palanca para reclamar la resolución del conflicto político, sobre todo ahora que la reelección de Pedro Sánchez está en manos de Izquierda y Juntos. Y es que si en algo ha coincidido este domingo el independentismo –con más o menos eufemismos– es que el resultado de la votación del 2017 no es hoy ninguna realidad y que el Estado todavía no ha afrontado el pleito catalán . Es por ello que en una declaración institucional, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, se ha afianzado al decir que si Pedro Sánchez quiere su apoyo la amnistía no es suficiente y ha vuelto a situar la autodeterminación en el “centro” . Desde Fonollosa –municipio que sufrió la violencia policial el 1-O– el dirigente de Esquerra ha insistido en situar la consulta dentro de la ecuación de las negociaciones, pese a que el PSOE se ha negado por activa y por pasiva a incluir esa posibilidad en las conversaciones. De hecho, el PSC incluso ha dicho esta semana que si el independentismo sigue por ese camino está dispuesto a volver a las urnas, si es necesario.

El expresidente Carles Puigdemont también ha tenido su dosis de protagonismo. Desde Bruselas, ha participado en el acto organizado por el Consell por la República en la plaza Catalunya de Barcelona para conmemorar el 1-O, que ha reunido a unas 4.500 personas, según la Guardia Urbana. A través de una gran pantalla en el centro del escenario, ha apresurado al soberanismo a realizar los trabajos que tiene "pendientes" desde 2017 y ha recetado "no malvender el 1-O por soluciones personales". Una declaración que se puede interpretar de dos maneras: como una crítica velada en Esquerra, a la que acusa de haber renunciado a la unilateralidad a cambio de los indultos, o como una declaración de principios también en el contexto actual –si bien hace cuatro años los republicanos tenían la clave de la investidura, ahora es Puigdemont quien tiene en sus manos la reelección de Sánchez–. ¿A cambio de qué? De momento, el PSOE sólo se ha abierto a seguir con el camino de la desjudicialización –a través de la amnistía– y ha dejado la autodeterminación fuera del perímetro de negociación.

En este sentido, y pese al peso que tiene el expresidente en el exilio en las conversaciones sobre la investidura –por parte de Junts las lleva él directamente–, Puigdemont no ha aprovechado el acto del Consell por la República para hacer ninguna exigencia a Pedro Sánchez. De hecho, no ha ni mencionado el concepto amnistía ni tampoco ha reclamado un referéndum para llegar a cualquier acuerdo. Sí lo ha hecho, en todo caso, la presidenta de Junts, Laura Borràs, quien en declaraciones a los medios de comunicación ha descrito la coyuntura política como una "oportunidad" para resolver el conflicto a través de la amnistía "i" el autodeterminación. Mientras Pilar Vallugera, la diputada en representación de ERC en el acto del Consell, ha dicho que sólo un referéndum acordado puede sustituir al 1-O. En todo caso, desde la CUP, Carles Riera ha lanzado un aviso a Esquerra i Junts: "Las resoluciones del Parlament deben cumplirse", ha dicho, en alusión al compromiso de los dos partidos la semana pasada en el Parlament de no apoyar a Sánchez si no hay avances hacia el referéndum.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en la declaración institucional desde Fonollosa

Unidad rasgada

En el aniversario del 1-O, pues, Puigdemont ha sorteado la política española y se ha limitado a reivindicar que el 1-O debe ser "el nervio de la acción política", que "no se puede pasar página” y que es necesario que el independentismo “confluya” en este camino. "Vamos en la buena dirección", ha dicho, y ha señalado que hasta ahora sectores del independentismo, en alusión a Esquerra, se resignaban a la "pax autonómica". Un llamamiento a la unidad, con crítica incluida, que también hizo el presidente Aragonés. El jefe del ejecutivo catalán ha celebrado que ahora haya una "posición conjunta" para negociar, y ha resaltado que hasta ahora los junteros no se habían avenido en el marco de la negociación con el PSOE. “Somos más los que nos sentimos llamados a aprovechar esta oportunidad y es una excelente noticia –ha afirmado–. Hay un punto de coincidencia en el cómo”.

Sea como fuere, los partidos independentistas no han sido los únicos que han intercambiado reproches, sino que también han topado el ANC y Òmnium. La presidenta de la Asamblea, Dolors Feliu, que también ha convocado una marcha esta mañana desde plaza Urquinaona hasta plaza Sant Jaume, ha cargado contra la amnistía por ser un "blanqueo" en el Estado cuando puede estar a punto de recibir un revés de Estrasburgo por los recursos contra la sentencia del 1-O: "Es una trampa", ha sentenciado, mientras que el presidente de Òmnium, Xavier Antich, ha defendido abiertamente la medida como una manera de "forzar l 'Estado a afrontar democráticamente el conflicto político”. No ha sido bien recibido por el público: "amnistía no" e "independencia", han gritado algunas de las personas concentradas. Por un domingo, la plaza Catalunya ha dejado de ser un lugar reservado a turistas y palomas y ha reunido a miles de personas con una estelada en el cuello.

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