Junqueras llama a defender la negociación con el Estado y garantiza que llegará "seguro"
Un 97% de los militantes de ERC validan la nueva hoja de ruta del partido que refuerza la apuesta por el diálogo
L'Hospitalet de LlobregatEsquerra cree que para que funcione la mesa de diálogo entre la Generalitat y el Estado se tienen que combinar varios factores, entre ellos, dos fundamentales: que todo el partido esté unido alrededor de esta idea y que el instrumento poco a poco tenga una buena aceptación entre la sociedad catalana. Este domingo el partido ha cerrado su conferencia nacional con un llamamiento a las bases de su presidente, Oriol Junqueras, a no tener "ningún miedo" de defender esta mesa porque ha considerado que la "negociación" con el Gobierno español es la mejor de las vías para resolver el conflicto político. Un llamamiento a los militantes que también se puede leer como una apelación al conjunto de los catalanes. A cambio, ha dado a unos y a otros una garantía que por ahora no se está cumpliendo. Que tarde o temprano el Gobierno español se sentará en la mesa a negociar. "La negociación estará seguro", ha proclamado.
"La negociación acabará existiendo aunque solo sea para decidir el reparto de los activos y los pasivos entre la república naciente y el Reino de España", ha proclamando ante los casi 700 afiliados que han ido a Hospitalet de Llobregat. Por ahora, la militancia está respondiendo y este domingo, aparte de escuchar a su líder, ha votado la nueva hoja de ruta del partido que hace una defensa encendida de la mesa de diálogo. El texto sometido a votación ha tenido un 97,2% de votos a favor, un 1% en contra y un 1,8% en blanco -con una participación de 688 militantes-. Más difícil es coger como lo valora el conjunto de la sociedad catalana. Un primer examen electoral serán las elecciones municipales de 2023 y el partido ya exhibido este fin de semana que lo tiene muy presente.
El de este domingo ha sido el primer cónclave de ERC que ha contado con Junqueras desde el congreso del partido de julio de 2015, hace casi siete años. El líder republicano se había perdido la conferencia nacional de 2018 y el congreso de 2019 por su encarcelamiento. Ha llegado con muletas por una operación reciente de un tumor benigno en la rodilla -un condroma- y con ganas de hablar un buen rato. Han habido citas de pensadores y de pasajes históricos, pero una idea fondo clara: negociar es la vía idónea para conseguir la independencia aunque el diálogo con el Estado fracase y se tenga que acabar apelando a la "comunidad internacional" para acceder al "concierto de las naciones libres del mundo". Mientras esta negociación no llega, Junqueras ha reforzado esa idea tan impregnada en el corpus ideológico del partido que es la de ir sumando adeptos a la independencia. "Cuanto más preparados estemos y más gente nos acompañe, mejor", ha resuelto.
Alternativas por definir
También ha hecho una defensa de la mesa de diálogo la secretaria general adjunta del partido, Marta Vilalta. Una negociación que los republicanos aseguran que tiene que ser sobre la autodeterminación y la amnistía a pesar de que el PSOE se niegue en redondo. ¿Y si no son los resultados esperados? Pues Esquerra asegura que no renuncia "a ninguna vía democrática" para conseguir la independencia a pesar de que por ahora no quiere definir con demasiados detalles cuáles serían estos caminos alternativos. La hoja de ruta habla de la "desobediencia civil" y "desbordamiento democrático" -no menciona explícitamente la vía unilateral-, pero todavía sin concreciones. ERC cree que ahora es el momento del diálogo y que hay margen para exprimirlo y para intentar que pueda dar algún resultado.
Por ahora la principal debilidad de la mesa es el desprecio que a menudo hace el PSOE, que de nuevo la tiene paralizada. Un desprecio que invalida la estrategia negociadora a ojos de una parte del independentismo. Consciente de este hecho, la hoja de ruta republicana se ha fijado un hito a corto plazo: dotar a la mesa de una "metodología clara" y un "calendario de reuniones" definido. El objetivo: que el Gobierno español no pueda escabullirse de la negociación y que tenga que dialogar sí o sí. En definitiva, que la negociación llegue "seguro".