La promesa de Feijóo de impulsar un giro catalanista en el PP se atasca
El perfil de Alejandro Fernández aleja la posibilidad de impulsar un cambio en las filas populares
BarcelonaCuando Alberto Núñez Feijóo fue nombrado líder del PP habló de la "nacionalidad catalana", de mejorar la financiación y abanderó el "catalanismo constitucional". Pero el paso del tiempo y el perfil propio del líder popular en el Principado, Alejandro Fernández, han dejado la idea varada, aunque podría tener recorrido. Hay cuadros que defienden recuperar el talante del ex líder Josep Piqué, como hace el PP gallego. Ahora bien, ¿es probable que acabe sacando adelante este catalanismo constitucional?
El catalanismo es un concepto que ya no se reivindica públicamente, ni siquiera Feijóo lo hace. Pero la idea del político gallego, que sí ha seguido explorando sinergias con el empresariado catalán, es la misma. Y eso que el reconocimiento de llamadas para descarrilar la oficialidad del catalán en Europa fueron una vez en su línea de flotación. Dirigentes actuales del PP consultados por el ARA tienen opiniones distintas sobre su futuro: hay quienes piensan que la idea del catalanismo es una anécdota, quienes creen que Feijóo la promoverá cuando presida España y quienes piensan que puede fructificar, cambiando su nombre.
Esperanza "catalanista" del PP
El ARA también se ha puesto en contacto con dos históricos del PP que han simpatizado con el catalanismo constitucional: el secretario general cuando Piqué presidía el partido en Catalunya, Rafa Luna, ex diputado y ahora concejal en Roda de Berà; y lo exportavoz al Parlament, Dolors Montserrat y Culleré, madre de la eurodiputada Dolors Montserrat y Montserrat. Luna confía en que "el catalanismo constitucional se abrirá paso al PP porque somos constitucionalistas" y, al fin y al cabo, sostiene que aplicarlo representaría ser fieles al espíritu de la Constitución y al "respeto por la peculiaridad de las lenguas y las culturas y su uso en cada comunidad". Lo resume en una frase: "Josep Piqué me decía que era necesario un partido que formara parte del paisaje de Catalunya, que la gente, lo votara o no, dijera que era de casa". En cualquier caso, remarca que conviene "respetar las libertades y no actuar con imposiciones, porque ello conlleva un rechazo", que atribuye a las sanciones o al sistema educativo inmersivo. Cree que es necesario promover el catalán con "políticas atractivas que creen entusiasmo en la gente".
Por su parte, Dolors Montserrat Culleré ve el catalanismo constitucional como presente y el futuro. "Siempre he tenido mi forma de ser catalanista y constitucional en el Parlament y en el partido. Siempre me he expresado en catalán y lo he defendido, pero también he defendido la lengua común, el castellano". Considera que el camino es "el apoyo a las dos lenguas sin enfrentamiento" y "que todo el mundo pueda expresarse en su lengua materna". Por eso defiende "promover el catalán" pero con un giro hacia un sistema educativo bilingüe. Sí expresa malestar por un tema: "Últimamente, el enfrentamiento en materia de lengua no me ha gustado. Siempre hace falta respeto y seguir la Constitución y promover la convivencia entre las lenguas". Tras esta etapa del Proceso, en la que el PP y el unionismo en general apostó sobre todo por el castellano, argumenta que ahora "ya aplican el catalanismo constitucional". "No todos hablan castellano, hay muchos que hablan catalán". Ahora bien, sí reconoce que le "gusta mucho" el talante regionalista del PP gallego o balear y que se sintió "muy bien" con Piqué.
Más catalán en el Parlament, asignatura pendiente
Mantener un perfil propio ha sido una losa constante en el PP catalán, algo que refleja Fernández en su libro En calzón quitao, donde señala las intervenciones de la dirección estatal para desbancar a líderes catalanistas moderados como Piqué o duros como Alejo Vidal-Quadras. El futuro de la idea catalanista del PP es incierto: "Lo intentamos, pero cuesta implementarla", sostiene un dirigente al que le gustaría llegar a la "conciencia de un partido catalanista constitucional", como afirma que querría Feijóo. Por eso una de las ideas es incrementar el uso público del catalán, ahora que ve que el PP lo está empezando a hacer en el Parlament, si bien "algunos hablan en castellano, pensando más en Madrid". En español se desarrollan mayoritariamente diputados de peso como el líder, Alejandro Fernández; el portavoz en la cámara, Juan Fernández Benítez, y otros miembros como Lorena Roldán, Hugo Manchón, Cristiano Escribano, Manu Reyes o Alberto Villagrasa, mientras que el resto emplea el catalán.
Otra fuente apunta a que en el futuro habrá que impulsar "el catalanismo y defender los intereses propios de los catalanes" pero sin llamarlo catalanismo porque se piensa que es un concepto agotado por culpa del Proceso. Sin embargo, ahora esta fuente admite que Catalunya está dividida en dos comunidades lingüísticas y que, a corto plazo, no pueden renunciar al castellano, además del motivo de las redes sociales. En cambio, otra voz cree que "el catalanismo constitucional es algo que, como tanto en la vida, se queda en un impasse". Sí dice que el líder catalán ha defendido la "particularidad lingüística de las Terres de l'Ebre, Lleida y Girona" o la Catalunya Central, con predominio del uso del catalán por parte del partido, que contrasta con el predominio del castellano en el área metropolitana.
Otra voz cercana al talante de Fernández, alejado del catalanismo, relata que "Catalunya no es lo mismo que Galicia" –ni en el uso del idioma ni demográficamente–, que Feijóo intentó "reproducir el galleguismo" y que ni el partido ni las bases andan. El propio Fernández ha defendido ser "alternativa" en el "paisaje" nacionalista y no difuminarse en él. Ahora bien, una clave que destacan varios dirigentes pragmáticos es que todo será diferente cuando Feijóo sea presidente. Con la posición de fuerza podría moldear el partido en Catalunya y fomentar el rumbo regionalista. El liderazgo de Fernández es visto por algunos dirigentes como el "freno" para que prospere, pero es cierto que hasta ahora no ha tenido éxito y una fuente lo achaca a la dependencia de Madrid ya la "rentabilidad" del voto fuera del Principado.