Política

Puigdemont y el PSOE se atascan por el alcance de la amnistía en las causas no vinculadas directamente con el 1-O

La cúpula de Junts, reunida en Bruselas, decide dar mayor margen a la negociación

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Reunión de la cúpula de Junts para abordar la investidura

Barcelona / MadridLa dirección permanente de Junts per Catalunya -el órgano más restringido de la cúpula del partido- ha viajado este jueves a Bruselas para afrontar una reunión determinante con el expresidente Carles Puigdemont. El encuentro debía desencadenarlo todo: tenía que dar luz verde al acuerdo con los socialistas y activar el proceso de ratificación interno del partido, que pasaba por una reunión de la ejecutiva nacional el mismo día, un consejo nacional extraordinario mañana viernes y una consulta en las bases el fin de semana. Ahora bien, la reunión, avanzada por el ARA, ha comenzado con mal pie: las negociaciones con los socialistas han llegado a un punto muerto por el alcance de la ley de amnistía y la cúpula de Junts ha decidido finalmente darse mayor margen para negociar. De hecho, Puigdemont ha rebajado a través de X (antiguo Twitter) la inminencia de un pacto: "Siempre hemos dicho que para tratar con el sistema político español todas precauciones son pocas. Nos mantenemos y nos afianzamos. No cambiaremos la prudencia y las precauciones que hemos mantenido hasta ahora por más prisas que algunos tengan”.

Según varias fuentes consultadas por el ARA, han aparecido arrecifes a última hora que tienen que ver con el perímetro de la amnistía. Para Junts, el texto actualmente pactado entre Esquerra y el PSOE no garantiza que se incluyan las causas relacionadas con el delito de malversación y que no están directamente vinculadas con el referéndum del 1 de Octubre y la consulta del 9- N. O al menos ésta es la interpretación de los negociadores de JxCat, porque los republicanos aseguran que la ley engloba “todo lo relacionado con la independencia”. Fuentes conocedoras de la negociación explican que el arrecife está en aquellas causas que se consideran “contaminadas” por el Proceso, es decir, que interpretan que han sido promovidas en contra de independentistas, pero que no cuelgan explícitamente de los hechos del 2017. I , hoy por hoy, el PSOE no estaría dispuesto a moverse porque teme abrir demasiado el perímetro.

¿A qué se refieren? Aunque no hablan de investigaciones determinadas ni de personas –sería una especie de indulto encubierto, creen, que no pasaría el filtro del Constitucional–, el paradigma de esto sería el caso Volhov, que es un cajón de sastre de varios temas que no están relacionados con el 1-O, pero que afectan a miembros del estado mayor que lo prepararon, o casos que todavía son secretos en los juzgados y que pueden aflorar más adelante. O el caso del exconseller Miquel Buch y el agente de los Mossos d'Esquadra Lluís Escolà, que están condenados por malversación por el escolta encubierto en Puigdemont. ¿Y el caso de Laura Borràs, la presidenta de Junts? Este jueves nadie se atrevía a mencionarlo porque ha sido motivo de discordia en numerosas ocasiones dentro del soberanismo y su condena no es por malversación sino por prevaricación y falsedad documental. Ya la noche del martes, cuando Esquerra hizo público su acuerdo con el PSOE sobre el alcance judicial –en el que incluyó el Tsunami Democrático y los CDR–, fuentes de Junts dijeron que no firmarían el texto de la proposición de ley si no se ampliaba el perímetro. "Está todo abierto", aseguran este jueves fuentes de la dirección de Junts.

Imagen de la reunión de la permanente de Junts

Un negociador socialista y el mediador

Como el acuerdo no estaba cerrado, este jueves también estaba en Bruselas un emisario de los socialistas, el número 3 del PSOE, Santos Cerdán. Ya era él quien había mantenido hasta ahora la interlocución con Junts durante toda la negociación y era él también el encargado de desatascar la amnistía hoy. Es el propio dirigente del PSOE, con un perfil discreto —a diferencia, por ejemplo, del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños—, que se tomó la fotografía a principios de la semana en el Parlamento Europeo con Puigdemont para escenificar que el acuerdo estaba a la vuelta de la esquina.

De hecho, pese a los contratiempos de última hora, este jueves por la noche desde el PSOE se mantenían optimistas: voces del partido detallaban que continuarían las conversaciones el viernes y se reconduciría la situación. Cuando se le ha preguntado por la cuestión, el ministro Félix Bolaños ha rechazado comentar las conversaciones con Junts en una comparecencia en Barcelona junto al primer secretario del PSC, Salvador Illa: "Es una negociación en curso, seré discreto", ha asegurado, aunque ha añadido que esperaba cerrar un pacto “pronto” con los de Carles Puigdemont.

¿Cómo puede que la negociación se haya atascado en este punto y en este momento? Las discrepancias finales sobre la ley de amnistía se deben, en parte, a cómo se ha estructurado la negociación: hay que tener en cuenta que el PSOE ha negociado bilateral y separadamente con Esquerra y Junts, que no se han coordinado en ningún momento durante las conversaciones. Ahora, una vez que los socialistas han cerrado un texto con los republicanos, todavía no hay pacto con Junts, que no ve bien la proposición de ley avalada por Esquerra. Una vez más aparece la competencia entre los dos partidos independentistas y el desacuerdo sobre los términos del pacto con el gobierno español.

Más allá del olvido judicial, el pacto entre Junts y el PSOE incorpora otras patas: un nuevo espacio de negociación para resolver el conflicto político que cuenta con un sistema de mediación o verificación, un elemento imprescindible para Puigdemont para dar el sí. Según las fuentes consultadas por este diario, a la espera de terminarlo todo, el pacto incluiría la figura de un mediador internacional, además de un equipo de seguimiento de los acuerdos que no sería público. El punto de partida de esta negociación sería el reconocimiento de Cataluña como nación, aunque es necesario ver qué traducción jurídica podría tener en la práctica. En cualquier caso, esta nueva mesa de diálogo que sería entre partidos –Juntos y el PSOE– se pondría en marcha al inicio de la legislatura y serviría, por un lado, para intentar resolver el conflicto político, y, por otro , para abordar todas las cuestiones que fueran surgiendo a lo largo del mandato. Y es que los socialistas quieren que los independentistas no sólo les garanticen la investidura, sino también la aprobación de los presupuestos.

Una comparecencia aplazada

La prueba de que este jueves no ha salido tal y como estaba previsto es la comparecencia aplazada del expresidente Carles Puigdemont. En el hotel Thon de Bruselas, donde estaba reunida la cúpula de Junts, ha estado lista durante toda la jornada una sala con un atril para que compareciese el expresidente. Se ha ido aplazando sucesivamente hasta media tarde, cuando los negociadores han visto claro que este jueves no cerrarían el acuerdo con el PSOE y los técnicos han desmontado toda la infraestructura.

La permanente de Junts se ha encontrado en el mismo hotel donde Puigdemont compareció el 5 de septiembre para exponer las condiciones en el PSOE para la investidura. En ese discurso, el expresidente reclamó un "acuerdo histórico" a los socialistas, pidió la amnistía para todos los encausados ​​del Proceso, también un sistema de mediación y verificación para superar la "desconfianza" con el gobierno español y entablar un espacio de negociación sobre el conflicto político. Queda poco por comprobar, cuando se haga público el acuerdo entero, qué partes de ese discurso se han convertido o no en una realidad después de la negociación con el PSOE.

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