Proceso

Mesa de diálogo en el primer trimestre de 2024 y ley de plurilingüismo: los acuerdos de la reunión Sánchez-Aragonès

El presidente español se abre a un pacto fiscal si el independentismo renuncia al referendo

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Pedro Sánchez y Pere Aragonès antes de la reunión en el Palau de la Generalitat

BarcelonaPocos minutos después de las doce y media del mediodía, Pedro Sánchez y Pere Aragonès han entrado en el Salón de los Diputados del Palacio de la Generalitat para reunirse e inaugurar, así, la nueva etapa de diálogo. La última vez que Sánchez pisó el Palau de la Generalitat para reunirse con Aragonès ambos aún llevaban mascarilla. Era el 15 de septiembre del 2021 y fue un encuentro previo a la segunda reunión de la mesa de diálogo entre la Generalitat y la Moncloa en la que Junts ya no participó. Entonces hacía pocos meses que se habían concedido los indultos a los líderes independentistas y la pandemia había dejado en standby el diálogo entre la Generalitat y la Moncloa. Dos años después, el presidente español regresa este jueves a Barcelona para reunirse con Aragonés en un contexto bien distinto: aparte de los indultos, el gobierno español ha derogado el delito de sedición, la ley de amnistía ha comenzado su trámite en el Congrés i Junts también se ha sumado a la estrategia negociadora –sin coordinación con ERC–. Pedro Sánchez ha revalidado la presidencia del gobierno español gracias a los votos del independentismo, el encuentro de este jueves al mediodía supone escenificar el inicio de esta segunda fase del diálogo con el Estado.

Pedro Sánchez y Pere Aragonès en el Salón de los Diputados del Palau de la Generalitat

Antes de sentarse frente a frente en el Palau de la Generalitat, Sánchez y Aragonès ya han coincidido en la presentación del MareNostrum 5, el tercer ordenador cuántico producido por la Unión Europea. Ya en Palau, el jefe del ejecutivo catalán le ha regalado tres libros a Sánchez: Permagel, Boulder y Mamut, todos escrito por Eva Baltasar.

En la reunión de este mediodía, el presidente español llega con la voluntad de plantear a la Generalitat un acuerdo para "reforzar el autogobierno" esta legislatura y sin intención alguna de negociar un referéndum de independencia. En una entrevista en RAC1 este jueves, el presidente español ha lanzado una oferta inédita al Gobierno: si el independentismo realiza un "ejercicio de pragmatismo" con su estrategia, el ejecutivo estará dispuesto a hablar de todo, incluso del pacto fiscal para Cataluña. En el pacto de investidura, tanto ERC como Junts arrancaron en el PSOE el compromiso de reformar la financiación autonómica, que ambos partidos reclaman que pase por recaudar todos los impuestos desde Catalunya, una suerte de concierto económico como el vasco que en el suyo día ya planteó sin éxito el gobierno de Artur Mas.

El encuentro de los representantes políticos en el BSC con motivo de la inauguración del nuevo superordenador MareNostrum 5.

Pero, ¿es la oferta de Sánchez sobre el pacto fiscal un caramelo envenenado para desactivar el independentismo más reivindicativo? El jefe del ejecutivo negó estarla condicionando a que el Gobierno renuncie al referéndum, pero sí apuntó que esta es una posición "de máximos" de la que es necesario que se muevan para llegar a un acuerdo. "Si está dispuesto a ello, en este acuerdo histórico de refuerzo del autogobierno estamos dispuestos a hablar de cualquier cosa", ha dicho.

La escenificación del diálogo entre ambos presidentes convive con la larga hilera de casos de judicialización que todavía colean. Uno de ellos es la investigación del espionaje en Aragonés con el programa Pegasus, tras el que Sánchez no ha querido confirmar que estuviera el CNI: "La información que tenemos ni lo corrobora ni lo certifica". El otro es el caso de Tsunami Democrático, que mantiene investigados por terrorismo a dirigentes y militantes independentistas por las protestas postsentencia tras escuchas indiscriminadas que, en muchos casos, no se tradujeron en imputaciones judiciales. Aunque Sánchez no ha querido mojarse sobre si es o no lawfare, sí que ha marcado distancias entre este caso y causas de terrorismo yihadista o etarra. "No creo que sean comparables", ha subrayado.

Un encuentro en la institucionalidad

Los equipos de Sánchez y Aragonès enmarcan el encuentro dentro de la institucionalidad de una reunión entre presidentes, pero desde la Generalitat subrayan que se trata de un encuentro de "trabajo" en el que se debe empezar a avanzar en los acuerdos de investidura. En este sentido, recuerdan que Aragonès quiere poner sobre la mesa sus prioridades: materializar inversiones como el traspaso de Cercanías, la reforma de la financiación autonómica, el catalán y la resolución del conflicto político. Desde el Govern destacan que precisamente este miércoles se desatascó una de las cuestiones pendientes: el traspaso de 1.600 millones de euros para el cuerpo de Mossos d'Esquadra hasta el 2030. En la Moncloa, en cambio, se limitan a presentar el encuentro como una muestra más de su "apuesta por el diálogo" donde el Ejecutivo español pretende abordar "cuestiones de interés común" y seguir "trabajando para llegar a acuerdos que mejoren la vida" de los ciudadanos. Ambos presidentes comparecerán por separado una vez finalice la reunión, primero lo hará Sánchez y después Aragonès.

El diálogo no le avala la Assemblea Nacional Catalana (ANC), que ha querido mostrar una vez más su rechazo con decenas de personas concentrándose en la plaza Sant Jaume para recibir a los dos presidentes

En medio del encuentro de septiembre del 2021 y el de este jueves, Sánchez y Aragonès se vieron también en Madrid hace un año, unos días antes de que la mesa de diálogo se reuniera por tercera vez, esta vez en la capital española. Desde entonces, ambos presidentes han mantenido el contacto a distancia –además de coincidir en actos como el Mobile World Congress–, y, por ejemplo, una llamada durante la noche de la castañada sirvió para desatascar el acuerdo para la investidura de Sánchez. Un pacto que ahora debe desarrollarse a través de las diversas comisiones bilaterales entre el Estado y la Generalitat, para concretar cuestiones como el traspaso de Cercanías; y también con una nueva mesa de negociación, donde los republicanos quieren poner sobre la mesa la convocatoria de un referéndum, que el gobierno español rechaza.

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