Sánchez emplaza a ERC a considerar un "gobierno de izquierdas" liderado por el PSC

Fuentes de la Moncloa, sin embargo, admiten que no les da miedo una repetición electoral porque creen que tendrían mejores resultados

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El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, durante la sesión de control al Congreso .

MadridEl bloqueo total en las negociaciones entre ERC y Junts per Catalunya, con la amenaza de una repetición electoral, ya se hace notar en Madrid. Significaría los terceros comicios este 2021 en un momento en el que la Moncloa quería estabilidad para sacar adelante las reformas para salir de la crisis del coronavirus. Pero a la vez una nueva convocatoria en las urnas les podría servir para quitarse la espinita de las elecciones madrileñas con una nueva victoria del PSC -el 14-F empató con escaños con los republicanos pero ganó en votos- y unos previsibles malos resultados para el PP de Pablo Casado, crecido por las elecciones madrileñas.

El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, ha urgido este miércoles a los partidos catalanes, durante la sesión de control en el Congreso, a formar gobierno cuanto antes mejor y evitar una nueva cita en las urnas, a pesar de que fuentes de la Moncloa admiten en privado que una nueva convocatoria de elecciones no les iría mal porque las encuestas les dan unos resultados mejores. En respuesta a una pregunta del portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, sobre cuáles son los planes que tiene el gobierno español para lo que queda de legislatura, Sánchez ha asegurado que su deseo es que "haya un gobierno cuanto antes mejor en Catalunya" para poder "recuperar el diálogo territorial tan necesario para el país".

De nuevo, el presidente español ha dejado clara cuál es su preferencia, aunque no salgan los números: que lo lidere el PSC. Pero ahora ha emplazado a ERC a considerar la posibilidad de un "gobierno de izquierdas" liderado por los socialistas catalanes en el que podrían tener cabida otras formaciones como los comuns o los propios republicanos. "Llegados a este punto quizás en Catalunya se podría pensar en un gobierno de izquierdas liderado por quien ganó las elecciones, que es el PSC", ha concluido Sánchez después de reprochar a Rufián que quizás ya está haciendo precampaña electoral desde el hemiciclo. Y es que el portavoz republicano ha lanzado diferentes dardos a Junts per Catalunya poniendo en un mismo saco a "la ultraderecha española y la derecha independentista catalana" por haber llamado a los de ERC "filosocialistas".

"Lo que no entienden es que queramos dialogar y hacer política con ustedes. Pero es que no somos lo mismo que ustedes, sino que queremos dialogar y hacer política con ustedes porque no creemos en ustedes, sino en el momento histórico que nos ha tocado vivir a todos", ha dicho Rufián, que ha advertido a Sánchez de que en Madrid "ganó la izquierda a la izquierda" del PSOE y que es necesario que Ferraz "tome nota", porque "lo que no haga ahora no lo hará con un gobierno del PP y Vox, y si no pregúnteselo a Zapatero". Es más, ha recordado al presidente español que ya no puede contar con Ciudadanos y que por eso tiene que mover ficha respecto a Catalunya.

Fuentes de las Moncloa celebran que Rufián haya reconocido "por fin" que "gobiernan con la derecha siendo un partido de izquierdas", y consideran que esto ya es un primer paso, al tiempo que confían en que "tomen nota" y permitan un "debate profundo sobre la democracia" y al "menos llamen a gobernar a quien ha ganado las elecciones". Mientras tanto, el ejecutivo español sigue criticando el discurso de JxCat como es habitual en cada sesión de control. En esta ocasión, la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, ha acusado a JxCat de querer una Catalunya "cada vez más pequeña". "De la mitad más 1 han pasado a un cuarto más 1", ha replicado a la diputada Mariona Illamola, que ha cargado contra el ejecutivo español para abonar la vía "turca" contra el independentismo.

Pedro Sánchez y Pablo Casado, cara a cara en el Congreso.

Rifirrafe entre Sánchez y Casado

La referencia de Rufián no ha sido la primera vez que se ha mencionado al expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero durante la sesión de control de este miércoles en el Congreso, la primera después de tres semanas por el paréntesis de las elecciones madrileñas. Como ya es habitual, el cara a cara entre Sánchez y Casado ha sido agrio, centrado en los malos resultados de los socialistas y en el debate sobre si hace falta una modificación jurídica después del estado de alarma.

Mientras que el PP presiona para un plan B, la Moncloa mantiene que las comunidades autónomas ya tienen herramientas suficientes y las anima a exprimir todas las opciones que no sean la restricción de derechos fundamentales. Y, en caso de hacerlo, que recurran al Supremo, donde todavía no ha llamado a la puerta ningún gobierno autonómico a pesar de que diferentes Tribunales Superiores de Justicia -como el de Euskadi, el de Navarra y el de las Canarias- han tumbado los respectivos toques de queda al considerarlos desproporcionados.

"Lo miro, lo escucho atentamente y pienso que la historia se repite: se le está poniendo cara de Albert Rivera", ha dicho entre risas de la bancada socialista Sánchez a Casado, a quien ha recriminado que quiera una nueva cita en las urnas -a pesar de que el PP no ha pedido formalmente unas nuevas generales-. En este sentido, el presidente español ha insistido en que España necesita "estabilidad política" y que se cumplan los "32 meses de legislatura restantes, además de vacunar y vacunar y vacunar". Por eso ha vuelto a proclamar que "el estado de alarma es el pasado y hay que mirar hacia el futuro" con una "recuperación económica que empezamos a ver en datos".

"Se le está poniendo cara de Zapatero", ha contestado inmediatamente el jefe de la oposición, sobre los brotes verdes que va prometiendo la Moncloa, y le ha recriminado que ahora hable de "estabilidad política" después de haber llegado al poder inicialmente a través de una moción de censura. "Usted es un patito cojo, deje de enterrar la cabeza bajo tierra como una avestruz porque su obstinación cuesta vidas", ha concluido.

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