Análisis

Sánchez se erige en Estrasburgo en el líder (moral) de la izquierda europea

El presidente español busca el cuerpo a cuerpo con el alemán Weber y recibe los aplausos de todos los grupos progresistas

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Pedro Sánchez, compareciendo en el Parlamento Europeo en Estrasburgo

EstrasburgoPedro Sánchez no le basta con ser presidente español y mira más allá. Este miércoles en Estrasburgo se ha erigido como el líder moral de la izquierda europea, como el único capaz de hacer que media Eurocámara se levante a aplaudirle (no sólo el grupo socialista, sino también eurodiputados verdes y del grupo l 'Izquierda). ¿Y cómo lo ha hecho? Pues con la misma estrategia que le ha servido a España para retener al gobierno: colindante con la extrema derecha y con los populares europeos que son partidarios de pactar, en especial su líder en Bruselas, el alemán Manfred Weber .

El PPE había preparado a conciencia la sesión para acorralar a Sánchez por la amnistía, pero si el presidente español sobresale en algún arte es en el del contragolpe, donde siempre se guarda munición de gran calibre. Su objetivo no ha sido ningún eurodiputado español o catalán, sino el propio Weber, al que ha recordado algunas de las iniciativas que están llevando a cabo los gobiernos de PP y Vox en autonomías y municipios para detenerse un momento en una: el regreso de nombres de ilustres franquistas al nomenclátor de las calles de las ciudades. "¿Usted quiere ser cómplice de la alianza con la extrema derecha? ¿Este es el proyecto europeo que usted defiende, señor Weber? ¿Este es su proyecto para Alemania? ¿Volver los nombres de las calles a personajes del Tercer Reich?", s ha preguntado en medio de los gritos de indignación de algún eurodiputado ultra. Y así, un debate que debía ser sobre la presidencia española de la UE ha derivado en un enfrentamiento entre izquierda y derecha, entre Europa y el anti-Europa, entre fascismo y antifascismo, como ha recordado el italiano Brando Benifei.- _BK_COD_ Definitivamente, Sánchez es el político de izquierdas europeo que más ha interiorizado conceptos como "guerra cultural" o la estrategia de la polarización. Ante una izquierda europea acomplejada por la pujanza de la extrema derecha, Sánchez aparece como alguien que no sólo no le teme a la derecha, sino que disfruta atacándola. De este modo, este miércoles ha logrado un cierre de filas de toda la izquierda europea tras su figura, lo que implica también la defensa de la amnistía y de su política con Catalunya.

Así lo ha expresado, por ejemplo, la eurodiputada socialdemócrata alemana Katarina Barley: "La amnistía ha sido una herramienta útil en otros momentos de la historia de España para acabar con la división", ha dicho. Y ha concluido, comprando todo el argumentario del PSOE sobre el Proceso: "Usted ha logrado que los independentistas catalanes abandonen la vía unilateral, y eso es muy importante". El llamamiento directo de Sánchez a Puigdemont, uno de los momentos estelares del pleno, también tiene como objetivo ligar corto al líder de Junts, que hoy lo tiene algo más difícil que ayer para desmarcarse del presidente español.

La clave de los liberales

El discurso de Sánchez también iba dirigido especialmente a los liberales europeos, que pueden ser quienes decanten la balanza entre la izquierda y la derecha. Ante la alianza más que probable entre conservadores y extrema derecha en el próximo Parlamento Europeo, la clave puede tenerla el grupo Renew, los liberales. Es significativo que hoy su líder en Bruselas, Stéphane Séjourné, un estrecho colaborador de Emmanuel Macron, no haya hecho referencia alguna en su discurso a la amnistía, aunque comparte grupo con Ciudadanos. Seguramente porque ya les ha llegado que se trata de un partido en vías de desaparición y que ahora distorsiona, con su presencia, el grupo liberal europeo.

En conclusión, Sánchez ha matado hoy a dos pájaros de un disparo: ha conseguido un apoyo cerrado de toda la izquierda europea a su política con Catalunya y se ha postulado como el líder que tiene la receta para frenar a la extrema derecha. Con un Olaf Sholz cada vez más desdibujado y con un gobierno alemán que hace aguas, Sánchez aparece como la única esperanza para impedir lo que todo el mundo pronostica en las próximas elecciones europeas de junio: que la ola reaccionaria mundial inunde también al Parlamento Europeo.

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