Ismael Peña-López: “Las mesas electorales serán más seguras que lo que hacemos todos en nuestro día a día”

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Quim Bertomeu
3 min
Ismael Peña-López

Ismael Peña-López es el director de procesos electorales de la Generalitat y, por lo tanto, uno de los principales encargados de organizar las elecciones. Su último mes, entre el rebrote y el aplazamiento frustrado de los comicios, ha sido vertiginoso.

¿Las elecciones del 14-F son seguras?

— Son muy seguras, porque llevamos muchos meses trabajando y hemos conseguido minimizar el riesgo de lo que pasará dentro de los locales electorales tanto para los votantes como para las personas que estarán trabajando.

¿Podría haber problemas para constituir las meses electorales?

— Hay un riesgo en la medida de que las personas que tienen que formar parte de ellas tengan miedo. Este miedo, personalmente, creo que no está fundamentado, porque hemos reforzado mucho el dispositivo. Las mesas tendrán muchos más dispositivos de seguridad que prácticamente todo lo que hacemos a lo largo del día en nuestra vida cotidiana.

¿La Junta Electoral tendría que eximir a los miembros de una mesa que teman por su salud?

— Por supuesto. Se lo hemos vuelto a pedir y estamos esperando que con la agravación de la oleada consigamos que estas personas puedan quedar fuera. Estamos en conversaciones con las juntas electorales para que acepten una documentación que vendría de la Generalitat como justificante añadido para dejar excluidas a las personas de riesgo.

¿Cree que la JEC lo facilitará?

— Es difícil de decir, pero, menos en cuestiones muy puntuales, en general nos hemos entendido muy bien con la Junta Electoral Central. No son los malos, ni mucho menos. Han sido muy sensibles hasta ahora.

¿Está garantizado que se hará un test de antígenos a todos los miembros de las mesas?

— Está garantizado. Estamos acabando de ver qué nos permite la logística. El detalle recae en Salud. Depende de qué profesionales tengamos disponibles ese día, en un momento en el que está todo muy tensionado.

¿Será obligatorio hacérselo?

— Lo estamos considerando. Tiene pros y contras. Hacerlo obligatorio por decreto por un motivo de salud pública nos ayudaría a reforzar la seguridad, pero tenemos el problema de qué pasa con la persona que lo rechaza. No es un tema menor, obligar a la gente a cuestiones tan delicadas como la salud.

¿Entiende que se pueda disparar la abstención el 14-F?

— Es uno de los escenarios. Es uno de los motivos que alegamos al Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) [para defender el aplazamiento al 30 de mayo].

¿La Generalitat aspira a un determinado umbral de participación?

— No creo que seamos capaces de poner números. Todo lo que bajara de la media histórica de Catalunya [de participación electoral], que son sesenta y poco por ciento, sería preocupante.

El Govern quería aplazarlas al 30 de mayo, pero dice que es seguro votar el 14 de febrero. ¿Es compatible?

— Yo creo que sí. Estamos diciendo que la gente no salga de casa y, en cambio, ahora estamos diciendo que no pasa nada para ir a votar a las elecciones. No es verdad. Dicho esto, lo que sí podemos decir es que de puertas adentro del local electoral hemos extremado las medidas de protección.

¿Tienen dudas sobre la legitimidad de las elecciones?

— Si todos nos lo creemos es cuando lo hacemos funcionar. Es como el dinero. El problema del dinero no es imprimirlo, es que todos nos creemos que ese papel vale 50 euros y que a cambio te dan un abrigo. Es lo mismo. El dispositivo está muy bien organizado y ahora lo que tenemos que conseguir es dar garantías para que la gente se lo crea.

¿Qué pensó cuando JxCat dijo que era posible el voto electrónico si se votaba el 30 de mayo?

— No solo fue Junts. Hemos hablado con todos los partidos de tú a tú y hemos explicado los motivos [de por qué no era posible implementarlo ahora]. Lo atribuyo a los nervios del momento de aplazar, de intentar hacer pasar el agua por debajo tu molino. Por fortuna no ha habido más tentaciones.

¿Entendió los argumentos del TSJC para no aceptar el aplazamiento y dejar en el aire la fecha?

— Cerrar medio en falso como se hizo, arriesgando 25 millones de euros [del presupuesto electoral] y dejando a cinco millones y medio de personas sin saber si votarán, se hace muy duro de pasar. Creo que no costaba mucho ser más ejecutivo y dar un plazo claro: o el 14 de febrero o el 30 de mayo.

¿Entendería que el TSJC dijera que finalmente se vota en mayo?

— La cabeza me dirá que bien hecho. El corazón me dirá: "¿Ostras, ahora?" Nos habremos pulido muchos sueldos de muchas personas, nos habremos gastado 25 millones de euros que no volverán.

¿Le ha pasado por la cabeza echarlo todo a rodar y decir "aquí os quedáis"?

— Por supuesto. Hay un momento en los que uno no puede más porque las tensiones son muy grandes, pero me parece que no es el momento de abandonar el barco. Faltan manos y nos tenemos que arremangar todos.

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