Análisis

Los socios abrazan la doctrina Turull

El presidente español, Pedro Sánchez, interviniendo en el Congreso
11/07/2025
Subdirector y delegado en Madrid
3 min

BarcelonaPedro Sánchez llega al ecuador de la legislatura en el peor momento, sitiado por casos de corrupción y sin haber aprobado unos presupuestos, y con una oposición disparada en las encuestas. En esta situación, con solo que uno de los grupos que votó su investidura pidiera elecciones o una cuestión de confianza, la legislatura estaría terminada. Pero nadie lo ha hecho. Ni siquiera Junts, que ya había utilizado el as de la cuestión de confianza para presionar al gobierno en el pasado. Por el contrario, los socios parecen haber abrazado lo que podríamos llamar la "doctrina Turull", es decir, intentar aprovechar la debilidad de Sánchez, tal y como explicitó el secretario general de Junts, para conseguir el cumplimiento de los compromisos de la legislatura. O sea, que el mensaje a Sánchez es: o acelerar o irse.

En respuesta a Gabriel Rufián, Sánchez ha insinuado que optaba por la primera opción, la del "giro social". En realidad, el presidente español no tiene mucha más alternativa que plantear una nueva agenda política más audaz si quiere, por un lado, cambiar la conversación pública, y, por el otro, ganar complicidades parlamentarias. El que lo ha explicado de una forma más gráfica ha sido el diputado de Més per Mallorca, Vicenç Vidal, cuando se ha puesto a gritar "¡BOE, BOE, BOE!". El partido más difícil de seducir ahora mismo es Podemos, pero de momento el partido de Iglesias no se atreve a dar el paso de alinearse con la derecha para pedir elecciones. Por lo tanto, el PSOE deberá ir ley a ley para intentar sobrevivir el máximo tiempo posible. Hoy por hoy, los presupuestos, que le permitirían agotar la legislatura, parecen una quimera. Pero si admitimos que el debate de hoy es lo más parecido que veremos a una cuestión de confianza, Sánchez lo ha superado.

A partir de ahí, el debate deja otras ideas interesantes. Yolanda Díaz ha hecho vivir a Sumar su mejor día en dos años con un discurso contra los males del bipartidismo pero repartiendo más hacia la derecha. En el otro extremo, Santiago Abascal ha hecho lo mismo. Ha cargado contra el bipartidismo, pero especialmente hacia la izquierda. Ambos creen que el escándalo es una oportunidad para desgastar a los dos grandes partidos y consolidar sus respectivos espacios.

Pulso ERC-Junts

En cuanto al pulso entre ERC y Junts, la contraposición entre Gabriel Rufián y Míriam Nogueras dibuja dos universos paralelos sin muchos puntos de contacto entre ellos. A un lado, Rufián, siguiendo el ejemplo de Bildu, ha colocado a ERC en la esfera del sanchismo, por pragmatismo, como los vascos, pero también por convicción ideológica de que un gobierno PP-Vox sería nefasto para Catalunya. En cambio, Nogueras se mantiene en la equidistancia clásica de Convergència, criticando igual al españolismo de la derecha que al intervencionismo de la izquierda. Las próximas elecciones españolas también tendrán que desempatar entre estos dos modelos de relación con España del independentismo.

Finalmente, lo más surrealista de la sesión, aparte de las acusaciones de Feijóo a Sánchez sobre prostíbulos (es crónica la dificultad del gallego para encontrar el tono: siempre se acaba pasando de frenada), es el agrio ataque del PP al PNV, que contrasta, como subrayó Rufián, con el silencio sobre Junts. No se entienden tantos esfuerzos de Feijóo en el congreso de su partido para conseguir manos libres para pactar y, justo después, romper todos los puentes con un partido al que llegó a ofrecer un ministerio durante las negociaciones de la investidura del 2023.

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