¿Quiénes son los dos únicos diputados campesinos del Parlamento?
Las protestas del sector continúan y el pleno de la sequía en el Parlamento puede ser una opción para recoger sus propuestas
BarcelonaEl campesinado ha dicho bastante. Desde hace semanas se manifiesta por reivindicar cambios en el sector. Ese mismo miércoles llenaron las calles de Madrid y plantean movilizaciones también en la frontera francesa. La gota que ha colmado el vaso para el sector son las restricciones por la sequía y el pleno monográfico que acaba este jueves en el Parlament se centra precisamente en la sequía y el cambio climático. Muchos campesinos expresan su distanciamiento respecto a las administraciones, pero ¿hay agricultores o ganaderos diputados? Sí, en concreto dos, uno de ellos con larga trayectoria en el sector y en la cámara, compatibilizando la tierra con el escaño y una alcaldía. El socialista Joaquim Paladella es el diputado campesino más veterano: ya fue representante durante las legislaturas del tripartito y vuelve a serlo ahora, siempre a la vez que alcalde de Batea (Terra Alta), que lo es desde 1991. El otro diputado es Salvador Vergés (Juntos), "pagés ahora en excedencia", que entró en política parlamentaria en el 2021. ¿Cómo son sus vidas? ¿Cómo han vivido las reivindicaciones del sector?
Paladella cultiva sesenta hectáreas de viñedo en su población, la mayoría de ellas de secano. La explotación es ecológica y tiene 130.000 cepas de diversas variedades como garnacha –blanca y tinta– o macabeo. Ahora, atareado como diputado, ayuda cada fin de semana a su hijo, que ya lleva la batuta, ya su esposa. De hecho, ha tenido que contactar a un empleado a tiempo completo para complementar el trabajo. "Me estoy gastando todo lo que tengo en la finca, que quiero dejar a mi hijo [...]. Ves que lo que ha vivido la familia está en riesgo, los campesinos lo vivimos como propio, yo me he criado, no puedo dejarlo perder por nada del mundo", explica Paladella. De hecho, la escasez de lluvia ha obligado a su hijo a pedir un crédito de 50.000 euros para que pueda llegar el riego y no se mueran las cepas. "Sentimos el riesgo porque no llueve, por la burocracia, la competencia de otros vinos de todo el mundo y todo lo hace complicado".
El diputado de la Franja, que fue delegado sindical de Unió de Pagesos, ha vivido con intensidad la revuelta campesina: "Fui a movilizaciones en Móra la Nova y Móra d'Ebre y fue un honor recibir a los campesinos en el Parlament. Debemos hacer que la agricultura vaya adelante, estamos viviendo una revolución", sostiene. En su caso también sufre el problema de los precios, puesto que la uva es un producto que ha quedado estancado. Envía las uvas en la cooperativa Viticultors Bateans, de treinta socios, donde hacen vino a granel y embotellado con el sello Manyol y los produce por bodegas de la zona de Denominación de Origen (DO) Terra Alta, pero también DO Catalunya. De todas formas, reconoce la problemática a la que debe hacer frente: "Como el precio está estancado, debes entrar en un círculo de producir más que parece no terminar nunca [...] hay que fijar un precio de referencia real; si no, el comprador tiene las que ganar", comenta.
Por otra parte, el juntario Salvador Vergés es un ingeniero de puentes y caminos de profesión que cambió los pasos de su destino con la crisis del 2008, cuando optó por la formación profesional y por incorporarse como joven agricultor. Aunque también viene de familia campesina, entró en la explotación de la familia de su mujer, de la que actualmente sigue siendo empresario agroalimentario. Ejerció varios años como ganadero en Mas la Carrera, en Sant Esteve d'en Bas (la Garrotxa), y es, de hecho, el lugar donde vive, pero ahora se dedica de lleno al Parlament, "viajando por fincas y explotaciones más de 60.000 kilómetros anuales. La suya es una empresa familiar de vacuno de pasto y engorde, que han tenido un total de mil reses, aunque ahora tienen alrededor de la mitad, tras la jubilación de su suegro. Desde hace años introdujo la raza angus y producen entrecots, filetes y hamburguesas. En la finca, tienen maíz, que es por el ganado y el bosque, para el pasto.
En las movilizaciones, en las que habló con numerosos campesinos y coordinó la recepción en el Parlamento, decía siempre algo: "Vengo siendo conocedor que soy parte del problema, que si es necesario me silba porque no soy ajeno, y alguna cosa debo de haber hecho mal, [...] pero el conseller también", afirma. Ha rodeado y había captado el malestar de los campesinos y cree que con las movilizaciones se han dado las circunstancias para conseguir mejoras. Por eso, está esperanzado en llegar a un consenso en el pleno monográfico sobre la sequía.
Contradicciones Barcelona-mundo rural
Uno de los problemas a los que deben enfrentarse los diputados campesinos es la visión cosmopolita. Si bien recalcan que PSC y Junts, respectivamente, comprenden perfectamente el campesinado, captan en la cámara catalana el choque rural-urbano: "Es una batalla constante, la visión de Barcelona es totalmente diferente y genera problemas de burocracia, con políticas bienintencionadas, pero que perjudican al agricultor", asevera Paladella. "Hago frente a una mentalidad urbanita y pesebrista, eso cuesta, y es cierto que las mociones en el Parlament sobre el campesinado no son las más abundantes", lamenta Vergés.