Tolo Moya, ex jefe de comunicación de ERC: "A Maragall le han engañado"
No se dará de baja del partido para que la investigación interna de la B "llegue hasta el final" y asegura que es "una cabeza de turco"
BarcelonaEl ex director de comunicación de ERC Tolo Moya, que fue despedido recientemente por el partido como asesor de la Diputación de Barcelona, ha asegurado que es el "jefe de turco" por el caso de los carteles contra los Maragall, un ataque de falsa bandera que destapó en julio el ARA. Con los carteles también se hizo evidente la existencia de una estructura B de ERC, encargada de acciones de contracampaña y ataques de falsa bandera. En los micrófonos deLa Mañana de Cataluña Radio, en la primera entrevista desde que estalló el caso y posteriormente también en RAC1, ha negado ser el responsable de la B y ha señalado a algunos dirigentes del partido de los que ha sorteado decir el nombre porque está inmerso en un procedimiento judicial: “A Maragall le han engañado los responsables del partido”.
Moya ha reiterado su inocencia: “Buscaban una cabeza de turco y soy yo porque sólo soy un técnico y si salen los máximos responsables, el problema será mayor”. "Gente del entorno de Maragall, de repente, me dejó de hablar, me empezaron a excluir de reuniones y tuve la sensación de que querían cargarme el muerto como trabajador que llevaba poco tiempo", ha añadido. Él es uno de los expedientados en la investigación interna por el caso de los carteles –podría acabar siendo expulsado de la formación–, pero afirma que sigue militando por evitar que se cierre la carpeta. "Quiero que se sepa la verdad y que se conozcan los nombres de las personas que lo diseñaron”, ha subrayado. En caso de que dejara de militar en Esquerra, el partido cerraría su expediente. Sea como fuere, ha explicado que no cree que la investigación llegue a ninguna parte y que quiere llevar al caso a la justicia ordinaria después de que el partido, dos meses más tarde, aún no haya esclarecido quién estaba detrás. a jefe de comunicación en el 2021 sabía que existía una estructura paralela al amparo de la dirección de comunicación del partido Él se enteró más tarde –no ha aclarado quién le integró en la estructura– y ha reconocido haberse comunicado y recibido facturas de los integrantes de la B, que la investigación del ARA reveló que eran cinco militantes de base que cobraban a través de la empresa Relevance por realizar las acciones que ERC quería evitar que se relacionaran con ella. En cualquier caso, ha garantizado que él nunca pagó ninguna factura –era Relevance quien pagaba y la secretaría de Finanzas quien debía validar el contrato con la empresa– y que no dirigía la B, sino que estaba a las órdenes de otro: ha apuntado al entonces vicesecretario de Comunicación del partido, Marc Colomer, y también al exviceconsejero del Govern Sergi Sabrià.
En todo caso, los chicos que formaban parte de la B, explicó, funcionaban "de forma autónoma", por lo que no debía validarse su trabajo. Una afirmación de la que asegura que tiene pruebas y que las ha presentado en la comisión de garantías del partido. "Yo no hice nada de los carteles ni intervine en ninguna de las otras acciones que se llevaron a cabo", aseveró.
Ha reconocido, sin embargo, estar en grupos de conversación del partido donde se hablaba de todos estos hechos y donde Oriol Junqueras, ha asegurado, no estaba. "Yo trabajaba para el partido", se ha limitado a decir antes de rehusar que trabajara para un determinado sector y ha recordado que llegó a ERC porque era "amigo" de Marta Rovira.
Estas acusaciones llegan al día siguiente que La Mañana de Cataluña Radio hiciera público que la secretaria general de los republicanos, Marta Rovira, no sólo conocía la existencia de la llamada B, sino que, además, pidió activarla en enero del 2024, casi un año después del asunto de los carteles y cuando ya sabía que habían salido desde esa estructura. En un comunicado posterior, Rovira culpó indirectamente al presidente del partido, Oriol Junqueras, de estar detrás de la B para “profesionalizar” la organización.
Acusaciones cruzadas
En las últimas horas, ha habido varias reacciones de miembros de las candidaturas que se presentan en el congreso del 30 de noviembre. Los junqueristas se han defendido de las acusaciones veladas de Marta Rovira de filtrar los mensajes publicados por Catalunya Ràdio y una de las miembros de Militancia Decidim, Arés Tubau, ha negado que la candidatura esté detrás de ninguna filtración. "Nos ha sabido muy grave todo lo que está pasando, no sólo las filtraciones, que obviamente, sino todo lo que está pasando dentro del partido", ha lamentado en declaraciones a Catalunya Ràdio. "Estamos en un proceso congresual para decidir el rumbo de ERC y lo que no podemos hacer es matarnos entre nosotros con falsas acusaciones", añadió.
Por su parte, uno de los portavoces de Nueva Izquierda Nacional -la candidatura cercana a las tesis de Rovira-, el alcalde de Manresa, Marc Aloy, ha tildado el caso de los carteles "de intolerable y repulsivo" y ha pedido a quienes eran los máximos responsables del partido, Marta Rovira -ya ha anunciado que se pliega- y también Oriol Junqueras, den un paso al lado. Una tesis que también defiende la secretaria general, que este lunes vinculó al expresidente del partido con la estructura B. "No puede ser que quien ha sido presidente del partido durante 13 años se evada de estas responsabilidades", ha afirmado Aloy, que reprochó a Junqueras que "abandonara el barco" en un momento de "complejidad enorme" al partido: "No está autorizado para seguir liderando el partido".
Por su parte, la expresidenta del Parlament Carme Forcadell también se ha sumado a las voces que piden una renovación dentro de Esquerra. "Estoy enfadada por los egos de la gente. Hay muchos egos dentro del partido", ha dicho aSer Cataluña. Forcadell también se ha descartado para presidir ERC: "Todas las personas que estuvimos al frente del partido en el 2017 y después de 4 batacazos electorales, no lo hemos hecho bien. Creo que toda esta gente responsable debe renovarse. Yo también ". Defendió que los líderes del 1-O deben dar un paso al lado, aunque subrayó que no es quién para decirle al expresidente Carles Puigdemont "qué debe hacer".