Historia

Tres gerundenses que dijeron no a las ofertas de Jordi Pujol

Personajes públicos rechazaron ofrecimientos del líder de Convergència y presidente de la Generalitat

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Francesc Ferrer y Gironès, presidente de la Cámara de comercio de Girona  entre el 1974 y 1977.

GironaDurante un tiempo, Jordi Pujol fue un hombre que tuvo mucho poder político y social. Primero, como líder de partido; después, como presidente de la Generalitat. Fuerte y poderoso en Catalunya, e influyente en Madrid, fue un personaje político para definir una época. Muchas personas le hicieron el juego, lo alabaron y se pusieron a sus órdenes, para compartir ideales, hacer carrera o sacar algún provecho personal. Otros, en cambio, rechazaron sus propuestas, se separaron o las criticaron más o menos abiertamente. Girona puede presentar tres ejemplos en este último sentido. Son los protagonizados por Francesc Ferrer, Narcís Jordi Aragó y Jaume Camprodon. Habría, ciertamente, otros muchos más: el de los que no le votaron nunca.

Francesc Ferrer Gironès (Girona, 1935-2006) fue, durante una buena temporada, el hombre de Jordi Pujol en Girona. Tenían vínculos desde 1960, cuando el joven Pujol fue desterrado a 100 kilómetros de Barcelona. Fundador del partido, senador en las primeras elecciones democráticas y miembro nato del Consell Nacional de Convergència Democràtica, Ferrer abandonó la formación liderada por Pujol en agosto de 1978. A pesar de que Pujol lo visitó para hacerle reflexionar y evitar que se saliera, no lo consiguió. Motivos políticos y personales se mezclaron en la determinación tomada. Roca Junyent manifestó que había tenido la impresión de que Francesc Ferrer se sentía marginado. Ciertamente: no fue escogido para la comisión de los veinte parlamentarios que redactaron el Estatut de Sau. Pero Ferrer indicó que había dado el paso de abandonar el partido de Pujol por una cuestión de conciencia, por discrepancias desde el mes de mayo, porque no había visto honradez en los dirigentes, porque no quería sentirse arrastrado hacia posiciones regresivas...

Narcís-Jordi Aragó.

Contrario a su temperamento

Jordi Pujol creía que Narcís-Jordi Aragó Masó (Girona, 1932-2016) podía ser un candidato atractivo para las listas electorales de Convergència Democràtica, puesto que el periodista era un nombre muy conocido como director de la revista Presència y miembro de una de las familias buenas de la ciudad. Intentó de incorporarlo para las municipales de 1979 y nuevamente de cara a las elecciones al Parlament de Catalunya, pero Aragó declinó el honor con palabras redondas. En la última ocasión le escribió: “No me siento nada atraído por la política activa, aunque sea manteniendo este papel más o menos ficticio de independiente. Creo que cada cual tiene que trabajar en el lugar donde pueda hacerlo no solamente con competencia, sino también con naturalidad y con tranquilidad de espíritu. Este tipo de trabajo es absolutamente contrario a mi temperamento, y llevarlo a cabo me supondría una violencia continuada que, además de restarle toda la eficacia práctica, me provocaría un constante trastorno personal”.

Jaume Camprodon, que fue obispo de Girona.

Enfadado con el obispo

El obispo de Girona Jaume Camprodon Rovira (Torelló, 1926 - Girona, 2016) también encontró una fórmula para mantenerse independiente de la Generalitat de Pujol. En el año 2002 el prelado rechazó la Creu de Sant Jordi. Camprodon fue coherente con su manera de ser: una persona sencilla para la cual lo más importante era el mensaje evangélico. Atrás quedaba una polémica inhabitual entre el obispado y la Generalitat, surgida en noviembre de 1991. Entonces la Hoja Parroquial había criticado las campañas publicitarias de CiU que hablaban de “el trabajo bien hecho” y de “la gente es la fuerza de Catalunya”. El artículo sin firma afirmaba que, en base a propaganda millonaria y electoralista, se estaba cultivando una política de fachada con dinero público". Pujol, católico confeso, respondió muy enfadado, y Camprodon se limitó a decir que él no estaba de acuerdo con el artículo de la Hoja Parroquial de su obispado.

De la negativa de unos, como es normal, surgen otros que sí accedieron. En el no de Francesc Ferrer, el beneficiado fue Joan Vidal i Gayolà (Anglès, 1943), que ostentó los cargos de presidente de la Diputación de Girona (1979-1980) y conseller de Gobernación (1980-1982) en el primer Govern de Jordi Pujol. Vidal, leal, educado y emotivo, fue beneficiado por Pujol, pero igualmente siempre estuvo agradecido a Ferrer. Lo recuerda en sus memorias, publicadas recientemente: “Entré en la política activa con Ferrer y, a pesar de que bien pronto nuestros caminos se separaron, ha sido siempre un referente para mí. Compartimos esfuerzos y muchas ilusiones en aquellos primeros años de militancia política y siempre mantuvimos buena amistad [...] Fue mi padre político y me gustaría no haberle decepcionado”. 

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