PASOS PERDIDOS

El vértigo de ERC y Junts ante un gobierno PP-Vox

Pedro Sánchez saluda a Gabriel Rufián al inicio de la sesión de control en el Gobierno, este miércoles en el Congreso de los Diputados, en Madrid.
01/07/2025
Subdirector y delegado en Madrid
2 min

BarcelonaLa política catalana ha entrado en una especie de tiempo muerto. El motivo es que está completamente supeditada a la supervivencia de Pedro Sánchez. Y el presidente español, al menos de ahora al 9 de julio, cuando comparecerá en el Congreso, no tiene tiempo para nada que no sea su partido.

De alguna manera, la crisis del caso Cerdán ha puesto de manifiesto el vértigo de ERC y Junts ante unas hipotéticas elecciones españolas que, de forma casi segura, darían la mayoría a la suma de PP y Vox y romperían todas las negociaciones que ahora mismo tienen en marcha con el PSOE. Gabriel Rufián fue el más explícito, cuando habló de acelerar la legislatura porque no estaba nada claro cuánto duraría.

Ha sido precisamente esta actitud contemporizadora de ERC y Junts la que ha tranquilizado a la Moncloa y los ha convencido de que es posible intentar sacar adelante los dos años que quedan. Saben que Podemos, que es el principal factor de desestabilización ahora mismo, no puede aparecer como el partido que derriba a Sánchez, y que a la hora de la verdad tampoco podrá votar que no a todo. Siempre, eso sí, que la mancha de la corrupción no se esparza aún más.

Efecto Illa

El miedo de ERC y Junts es comprensible porque las elecciones no les llegarían en un buen momento y, además, un eventual gobierno de PP y Vox los cogería fuera de las principales instituciones catalanas y podría reforzar aún más a Salvador Illa. La paradoja que afrontan es que, para evitar ese efecto Illa, deben cruzar los dedos para que Sánchez resista y, por lo tanto, ayudarle en lo posible. Para Illa, perder la influencia del PSC en Madrid sería una vez, pero también lo libraría de compromisos y lo situaría como el principal dique anti-PP.

La gran incógnita de la legislatura española es qué actitud tendrá Sánchez estos dos años que le quedan, y más teniendo en cuenta que, en estos momentos, su intención es la de volver a presentarse. Ya sabemos que difícilmente serán posibles grandes proyectos progresistas, como la rebaja de la jornada laboral, por la oposición de partidos como Junts y el PNV. En cambio, tiene pendiente el melón de la financiación autonómica, que provoca pánico en el ministerio de Hacienda (no en vano María Jesús Montero será candidata a Andalucía el próximo año). A partir del día 9 deberíamos tener pistas al respecto.

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