El veto conjunto al PSC no rebaja la tensión en el independentismo

JxCat y ERC mantienen los reproches cruzados a pesar de haber firmado juntos el manifiesto contra los socialistas

BarcelonaJxCat y ERC han dedicado parte de la campaña a atacar al PSC y, a la vez, a echarse en cara los pactos que sí que tienen con los socialistas. Los de Laura Borràs gobiernan con el PSC en la Diputación de Barcelona y los republicanos han firmado acuerdos con el PSOE en el Congreso de Diputados. Si alguien pensaba que el hecho de que JxCat y ERC se comprometieran el miércoles por escrito a no pactar con los socialistas para llegar a la Generalitat rebajaría la tensión en el bloque independentista, se equivocaba. Los dos partidos han firmado, sí, pero siguen sin fiarse el uno del otro y se miran de reojo. El veto conjunto a los socialistas no ha calmado los ánimos. 

La candidata de JxCat, Laura Borràs, ha basado su campaña en alertar de la posibilidad de un tripartito y este jueves, una vez Esquerra ya había firmado el compromiso de no pactar con el PSC, ha mantenido las dudas sobre los republicanos. De hecho, ha remarcado que el candidato de ERC, Pere Aragonès, ha delegado la firma al jefe de campaña, Sergi Sabrià. "El sabrá por qué lo ha hecho", ha dicho en una rueda de prensa a Efe, mientras que ha instado a los electores a optar por quien les dé más "confianza" y "coherencia". Según Borràs, el pacto más relevante para los intereses de Catalunya está en el Estado entre Esquerra y el PSOE, y por eso ha pedido a los republicanos que también trasladen el veto de los socialistas a Madrid. "El tripartito ya funciona", ha asegurado. A su parecer, el impacto que tiene la alianza de Junts y los socialistas en la Diputación es menor que el de ERC en Madrid, a pesar de que se ha mostrado abierta a revertirla si Esquerra rompe con el PSOE en Madrid y también los acuerdos que tiene con los de Salvador Illa en algunos ayuntamientos.

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Desde JxCat insisten que si Esquerra suma con los comunes y los socialistas se aliará con estas formaciones en lugar de formar un gobierno independentista. "Si suman, pasará", reitera Borràs en los mítines. Piensa que no se trata solo de que puedan crear un gobierno de coalición entre los tres partidos, sino también una combinación entre Esquerra y los comunes en el ejecutivo contando con los votos socialistas desde fuera. "En el debate de Tv3 [Aragonés] no me lo dejó claro", ha dicho la candidata.

ERC firmó el manifiesto porque consideró que iba en la misma línea de lo que ha dicho toda la campaña y no se podía permitir que hubiera ninguna sospecha sobre su posición. "No pactaremos con el PSC. Nada que no hayamos dicho 1.000 veces", explican desde la dirección republicana. El documento, sin embargo, ha generado mucho más ruido que cualquiera de las afirmaciones que Esquerra había hecho en sus mítines. Este jueves, el candidato, Pere Aragonès, quería quitarle hierro a la polémica argumentando que han firmado por coherencia y nada más. "Si lo decimos, no tenemos ningún problema en firmarlo", ha argumentado en una entrevista con RAC1. Pero, una vez resuelta esta cuestión, la desconfianza hacia JxCat se mantiene. A Esquerra no le han gustado las advertencias de Borràs pidiendo que el veto a los socialistas se aplique también a los pactos que mantiene ERC con el PSOE. Aragonés ha criticado que Borràs "demasiado a menudo se equivoca de adversario". "Lamento esta campaña de reproches y que se cuestione la palabra de un candidato que tendría que ver como un aliado", ha explicado. ERC tiene claro que no pactará con el PSC después de los comicios, pero también que tampoco variará su estrategia pactista con el PSOE en Madrid. Aragonés ha defendido que, sea cual sea el resultado del 14-F, mantendrán su hoja de ruta actual hacia la independencia, que pasa por ensanchar la base de partidarios de la república e intentar un diálogo con el gobierno español para pactar el referéndum. "Nos hemos marcado una estrategia que creemos que es la mejor", ha dicho.

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¿De dónde sale el manifiesto?

El compromiso de los partidos independentistas de no pactar con el PSC surge de una entidad, Catalans per la Independència, nacida el 27 de diciembre del 2020 para "hacer acciones reivindicativas y de presión a los partidos" sin esperar el beneplácito de ninguna "dirección", explica al ARA Maria Mas, presidenta de la asociación. De hecho, ya se intentó a finales del 2019 en clave española, pero no fue posible porque la ANC, de la cual entonces formaban parte, lo acabó rehusando.

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El manifiesto por el 14-F surge, como expone Mas, para favorecer la participación electoral: "Queremos que la gente vea que su voto será útil y que servirá para evitar que el PSC esté en el gobierno por el retroceso que esto supondría en la lucha por la independencia", dice, y añade que esto tiene que ser un "punto de partida" para la unidad estratégica. Una unidad que, si se tercia, tendrá que llegar después de la campaña electoral, puesto que Mas explica que querían hacer un acto unitario con "una firma conjunta" pero que los actos de los candidatos lo hizo "inviable". En todo caso, quita hierro a los reproches de Borràs a Aragonés por no firmarlo directamente, puesto que fue por agenda. "Teníamos gente en Lleida y, aprovechando que Borràs estaba allá, lo firmó, pero en Manresa, donde estaba Aragonés, no, y su jefe de campaña, Sergi Sabrià, se ofreció a firmarlo y nos pareció bien", explica, a pesar de que aclara que si hubiera hecho falta se habrían esperado a tener la firma del vicepresidente.

El PSC busca rédito y los pactos postelectorales se complican

Mientras tanto, el PSC ha visto en el veto conjunto que le proponen los independentistas una oportunidad por reimpulsar su campaña e intentar rebajar el alboroto generado por la alergia de su candidato, Salvador Illa, a hacerse pruebas PCR antes de los debates en la televisión. El mismo Illa ha calificado este veto como "la foto de Colón del independentismo". "Esto es un episodio más de la bronca y la confrontación", ha criticado, informa Anna Mascaró. Con el episodio de la plaza de Colón de Madrid se refiere a la manifestación conjunta que organizaron el PP, Cs y Vox contra el gobierno español en febrero del 2019 y que acabó con una foto conjunta de los tres partidos. Primero parecía que aquel movimiento de la triple derecha española tenía que derivar en un zarandeo definitivo contra el gobierno del PSOE, pero lo que realmente supuso es que los socialistas salieran reforzados en las siguientes elecciones generales.

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Al margen del reproches cruzados entre JxCat y ERC, el documento firmado contra el PSC evidencia una vez más que los dos socios de gobierno actuales están condenados a entenderse después de las elecciones. Y lo tendrán que hacer a pesar de que dejan atrás una legislatura llena de reproches y una campaña que no ha sido muy diferente. A Esquerra le gustaría sumar a la CUP y a los comunes al próximo ejecutivo, pero ninguno de los dos partidos da pie a esta estrategia. La CUP tiene dudas de si quiere entrar en Govern, y los comunes juran y perjuran que no estarán en el mismo ejecutivo que JxCat. Por lo tanto, el veto conjunto del independentismo confirma que el PSC no estará en la ecuación de posibles pactos electorales entre soberanistas, pero complica todavía más encontrar una fórmula para poder desencallar la legislatura. Aumenta en el imaginario el fantasma de unas segundas elecciones.