Una votación con la calculadora en la mano

Los partidos tienen que medir cómo reparten los votos para asegurar la mesa

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El hemiciclo del Parlamento , vacío, en una imagen de archivo.

Solo hay que haber seguido la política catalana de los últimos años para conocer la importancia que ha cogido la composición de la mesa del Parlament. Debates como los del 6 y 7 de septiembre del 2017 para sacar adelante las leyes de desconexión, o reuniones maratonianas sobre la admisión a trámite o no de una propuesta de resolución bajo la lupa del Tribunal Constitucional, han centrado las crónicas políticas, y han dado todavía más relevancia a una votación –la primera de la legislatura– que durante muchos años fue observada como un mero trámite que tenía más de ceremonioso que de recorrido político. Esta vez no será diferente, y la elección de los miembros de la mesa –que se tendrá que hacer como muy tarde el 12 de marzo– hace días que juega un papel clave en las negociaciones para la investidura. Lo que pase ese día en el Parlament servirá de piedra de toque sobre las posibilidades de éxito del presidenciable de ERC, Pere Aragonès.

En caso de acuerdo entre los tres partidos independentistas, los 74 votos que suman entre ERC, Junts y la CUP –72 si los exiliados Lluís Puig y Meritxell Serret no pueden votar– les aseguran la mayoría en la mesa con hasta cinco de los siete representantes. Y podría ser incluso que uno de estos cinco vaya a parar a los comunes si los de Jéssica Albiach suman esfuerzos con el independentismo. El PSC se llevaría los otros dos miembros de la mesa, dejando fuera a Ciudadanos, PP y Vox. Eso sí, claro, siempre que se llegue al pleno con acuerdo entre las fuerzas independentistas. Un desacuerdo podría abrir el abanico de sumas posibles e, incluso, entregar la presidencia del Parlament al PSC.

La presidencia

Unidad independentista para vallar el paso al PSC

Para escoger al presidente del Parlament, cada diputado tiene que escribir un nombre en una papeleta y sale elegido quien obtenga la mayoría absoluta. En caso de que nadie la obtenga en un primer turno, se repite la votación entre los dos diputados más votados. Si, tal como avanzó el ARA, la CUP quiere optar a presidir el Parlament, necesita los votos de JxCat y ERC para llegar a la mayoría absoluta. Si Junts, sin embargo, rechaza el acuerdo y se niega a votar al candidato anticapitalista –optando, por ejemplo, por el voto nulo–, la presidencia independentista podría peligrar. La suma de ERC y la CUP se quedaría en 41 o 42 escaños –en función de si Serret puede votar– y se abriría la puerta a una presidencia del PSC, que podría conseguir una suma más amplia gracias a un acuerdo unionista: suma 42 diputados con Cs y PP, y solo le haría falta convencer a Vox o a los comunes para ganar al candidato de la CUP.

La vicepresidencia

La vicepresidencia segunda puede recaer en los socialistas

Hay dos vicepresidentes en la cámara. La votación es similar a la del presidente, todos los diputados depositan un nombre en una urna y los dos que obtienen más votos salen escogidos. En este caso, el independentismo tiene suficiente fuerza para garantizarse la vicepresidencia primera pero no para conseguir las dos vicepresidencias. Ni siquiera una suma con los comunes se lo permitiría, puesto que obtendrían entre 80 o 82 votos–una vez más en función de si Puig y Serret pueden votar– que divididos supondrían 41 para cada candidato, insuficientes para impedir que el PSC obtenga una vicepresidencia con solo que sume a sus 33 diputados los 9 de Cs y PP. Los socialistas, por lo tanto, tienen asegurada la vicepresidencia segunda del Parlament.

Secretarios

Vox puede entrar en la mesa si no hay un pacto previo

La votación de los secretarios es idéntica a la anterior pero con cuatro nombres a repartir en lugar de dos. Si cada partido votara a su candidato, serían para PSC, ERC, Junts y Vox. Es por eso que haría falta un pacto para dejar fuera a la extrema derecha. El PSC lo planteó ayer por escrito en una reunión con los comunes, en la que proponía “coordinar el voto, al menos en la tercera de las votaciones”, de tal manera que se deje fuera al partido de Ignacio Garriga. Aun así, si el independentismo pacta y reparte sus 72-74 escaños entre tres candidatos, tiene suficiente para quedarse tres secretarías, vallar el paso a Vox y dejar que el PSC se quede la plaza vacante.

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