17-A

17-A: ¿cómo son posibles seis años de abandono?

Un acto sobrio, sin parlamentos, recuerda a las víctimas del atentado de la Rambla de Barcelona

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Familiares de las víctimas del 17-A lloran durante el acto conmemorativo de los atentados, en el mosaico de Joan Miró.

Barcelona"Seis años de abandono", golpea escucharlo. Lo dice Santi Colomines, que lee el breve texto de homenaje a las víctimas de los atentados del 17 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils. "Estamos sufriendo seis años de abandono de la inmensa mayoría de los representantes políticos. Quienes lo han hecho bien ya saben ellos quiénes son". Y la gran paradoja, no queda ningún político escuchando sus palabras. Han clavado los claveles en las macetas del memorial y se han ido por un lateral de la Rambla. El acto ha sido muy parecido al del pasado año, cuando se conmemoraban los cinco años, pero con una gran diferencia: este año nadie ha interrumpido con gritos los silencios, nadie ha abucheado a las víctimas, ningún político se ha regalado un baño de masas. Eso sí, representantes públicos hay muchos, muchísimos, hasta seis hileras han desfilado. "Está bien que vengan a hacerse la foto, pero de todos estos después casi ninguna nos llama para interesarse por las víctimas"; Robert Manrique siempre habla claro, no habla nunca para complacer a nadie.

Ya hace treinta y seis años que se afana para que los derechos de las víctimas del terrorismo sean escuchados. Al frente de la UAVAT (Unidad de Atención y Valoración a Afectados por Terrorismo) ha asesorado y apoyado a mucha gente. La falta de financiación le ha llevado a su fin. Es realmente desalentador escuchar a las víctimas en un día como hoy. Al dolor de sus pérdidas y secuelas que sufren se añade la impotencia de la indefensión. Así me lo cuentan los familiares de Pepita Codina, que murió ese día en la Rambla. Su hija, Isabel, es un milagro que esté viva. En estos seis años han recibido una llamada, una sola, del ministerio del Interior. Nada más. Manrique se hace cruces, que no exista todavía ninguna ley autonómica que proteja a las víctimas del terrorismo y que se hayan vetado todos los intentos de comisiones de investigación en el Congreso. Dado que la sentencia judicial del 17-A aún no es firme, las víctimas todavía no tienen ningún derecho como tales.

Entre turistas

En pleno agosto, la Rambla está llena de turismo. Muchos visitantes se interesan por el acto y se acercan a preguntar. Maggie y Mike pasan unos días en la ciudad durante las tres etapas de su camino europeo que también les ha llevado a París y tierras del Empordà. No tenían presente la efeméride de hoy y les cambia el rostro cuando se acuerdan. Su hija mayor había pasado un par de años en Barcelona por estudios y aman la ciudad. Hace seis años sufrieron mucho ese día de agosto. El mosaico de Miró ha quedado para siempre grabado con ese recuerdo. Desde el 2018, hay unos cuantos pilones en el perímetro de la Rambla que antes no estaban. Existe también el silencio de los quiosqueros, que testimoniaron como pocos esos minutos terribles. "¿Por qué conmemorar seis años?", se pregunta Javier. "Cuando hizo un año, de acuerdo; cuando cumplió cinco, de acuerdo, pero ahora cada año se querrán tomar la foto los políticos?"

"Lo ocurrido el año pasado no fue demasiado ético. Pero parece que este año lo han entendido", afirma Yolanda Ortiz, una de las víctimas presentes hoy. Le escuchan muy cerca de sí dos señoras que llevan chapas con la estelada y las caras de Carles Puigdemont y Laura Borràs. Se han visto pocas banderas, anecdóticas: "Un señor envuelto con la estelada ha venido a hablar conmigo; le he dicho que no era el lugar ni el momento. Lo ha entendido y me ha pedido disculpas", explica Manrique . El pasado año el único político que se quedó a hablar con las víctimas fue la entonces alcaldesa Ada Colau. Hoy, cuando pensaba que todos los representantes públicos se habían ido, veo que Colau también está conversando con ellos.

El presidente Pere Aragonès y el alcalde Jaume Collboni con otras autoridades.

Protesta en la Delegación del gobierno español

A las doce del mediodía, con las caras cubiertas por una máscara y con pancartas con proclamas como “Estado asesino”, “17-A, guerra sucia” y “Las cloacas del Estado matan”, un centenar de personas han protestado en las puertas de la Delegación del gobierno español en Barcelona, en la calle Mallorca, informa Gemma Garrido Granger. Convocados por la plataforma 17-A Exigim Responsabilitats, han pedido "el esclarecimiento de los hechos" y saber "quién ordenó el crimen", aduciendo a la relación entre el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) con el imán Es -Satty –considerado por los tribunales el instigador del atentado– y los terroristas. Aseguran que el atentado fue orquestado por el gobierno español para impedir el referendo del 1-O.

Inicialmente, sólo han puesto música, pero a continuación han protagonizado una performance en la que se simulaba la escena de un crimen: varias personas se han tumbado en el suelo y han dibujado sus siluetas con yeso. “El 17-A fue un crimen de estado. Hasta ahora, ni la Generalitat, ni España ni Europa nos han dado respuesta y nosotros no callaremos hasta que se haga justicia y los responsables del crimen paguen”, han afirmado, negando, sin embargo, representar a las víctimas o sus familiares. La protesta ha terminado sin incidentes a los 40 minutos, entonando Los segadores.

Señal de duelo también en Ripoll

En Ripoll, de dónde estaban los jóvenes que perpetraron el atentado, las banderas del Ayuntamiento ondean a medio palo en recuerdo de las víctimas de los atentados. En elsexto aniversario de los hechos, el consistorio ha trasladado el "apoyo incondicional a familiares y amigos". A través de las redes se pidió "respeto a las víctimas", y la alcaldesa, Sílvia Orriols, quiso trasladar su apoyo a "todos aquellos que luchan contra las secuelas físicas y psicológicas derivadas de la barbarie islamista".

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