Personas mayores

¿Quién cuidará a las personas mayores en 2050?

La Mesa del Tercer Sector reclama un modelo de cuidados que garantice la autonomía personal

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Una anciana en una imagen de archivo.

BarcelonaEn 25 años los mayores de 84 años representarán al 24% de los catalanes de más de 65 años –frente al actual 20%–. Esto significa, uno de cada cuatro. El envejecimiento y, en especial, el sobreenvejecimiento, junto con los nuevos modelos familiares, cuestionan el modelo actual de cuidados de las personas mayores, basado sobre todo en las residencias, sin olvidar el papel esencial que juegan las familias, en esencia las mujeres , ya que el 90% de las cuidadoras lo son. Por un lado, porque no existe previsión presupuestaria alguna que las plazas de geriatría aumenten al mismo ritmo que la vejez dependiente; y, por otro, por un nuevo perfil de ancianos que expresa la voluntad de mantenerse en su casa y no ingresar en ningún centro por no perder su autonomía personal.

¿Cómo se aborda este cambio demográfico, teniendo en cuenta que no habrá manos para cubrir tanta necesidad? ¿Quién cuidará a las personas mayores en el 2050? Desgraciadamente, no hay una solución única para uno de los principales retos de la sociedad catalana, pero se puede empezar por hacer un planteamiento diferente: "¿Cómo le gustaría ser tratados en el proceso de envejecimiento?", espeta la presidenta de la Mesa del Tercer Sector, Francina Alsina, durante la presentación del nuevo Dossier Catalunya Social sobre el modelo de acompañamiento en el envejecimiento en un acto moderado por el director adjunto del diario ARA, Ignasi Aragay, en el que ha quedado claro que es necesario un " cambio de paradigma" para atender a la diversidad del envejecimiento. "No hay un único envejecimiento, y no se pueden dar los mismos recursos a una persona mayor dependiente que a una persona que envejece prematuramente por una adicción o discapacidad", señala Alsina.

En el mismo acto, el autor del dossier, el antropólogo de la Universidad Rovira y Virgili de Tarragona Carlos Chirinos, incide en esta cuestión apuntando que a la hora de hacer frente al envejecimiento es esencial empezar a hacer "prevención", como se hace con la salud, al tiempo que ha subrayado que la clase social, el género, el código postal o el ser migrante condicionan cómo se envejece. Por eso apuesta por "romper con el modelo" que marca que "a los 65 años se deben hacer cosas de viejo", ya que el aumento de la esperanza de vida y una buena calidad de vida en la vejez posibilitan que en partir de la edad de la jubilación queden por delante dos o tres décadas "de producción social" de los individuos.

Carlos Chirinos, doctor en antropología de la URV

A pesar de la demanda de cambio de modelo, igualmente se hace evidente que se necesitan más residencias geriátricas para recortar las "eternas listas de espera", en palabras de Alsina. Según Derechos Sociales, ahora hay 12.000 personas en espera. Pero el nuevo modelo debe dibujarse con otros servicios, como los centros de día, que también habría que reforzar para hacer crecer las 6.000 plazas actuales, u otros recursos que permitan que la persona mayor se pueda mantener en su domicilio si así lo desea y, en caso de que necesite ayuda, disponga de profesionales que lo cuiden. En este punto, el antropólogo de la URV vale la importancia de lo que llama "ecosistema local de cuidado" y que reúne desde las familias hasta los vecinos, pasando por las tiendas, la farmacia o los centros sanitarios. "Hablar con las plantas o perros no es ninguna locura, también es cuidado", ilustra Chirinos para resaltar la importancia de los vínculos y que éstos dejen de ser "invisibilizados en las políticas públicas".

El modelo de cuidados en la vejez, o en las vejez, está en debate desde hace años, ya raíz de la crisis en las residencias durante la pandemia se hizo más que evidente la necesidad de integrar el sistema social con el sanitario por dejar de medicalizar el malestar emocional. La voluntad está ahí, pero todavía no se ha consolidado el nuevo modelo. "Todo es en futuro, pero nunca se concreta nada", se queja Mercè Mas, que con 92 años trabaja activamente en la Federación de Asociaciones de Personas Mayores de Catalunya (Fetac) y denuncia que la voz de la gente mayor "se oye , pero no se escucha".

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