Urbanismo

Los 62 pisos turísticos que quieren construir sobre el último pinar verde junto al mar en Llançà

SOS Costa Brava presenta un contencioso administrativo contra el consistorio, que ha dado permiso para edificar en la Farella

La pienda de La Farella, donde se pueden construir 62 viviendas de usos turísticos.
11/10/2025
3 min

LanzaLlançà es uno de los puntos más calientes de la especulación urbanística en la Costa Brava. Buena parte de la superficie está construida y, de la que todavía queda virgen, la mayoría es suelo urbanizable con posibilidad de edificar, según manda el plan de ordenación urbanística municipal (POUM), aprobado hace más de veinte años. Una zona conflictiva donde la normativa permite levantar edificios es el pinar de la playa de la Farella: una hectárea y media de árboles, justo delante de la arena, rodeada a ambos lados por chalets y urbanizaciones. Se trata de la última zona verde a primerísima línea de mar a lo largo del término municipal, entre Cap Ras, que es zona protegida, y la Punta d'en Feliu, en dirección a Port de la Selva. En este pinar, el pasado mes de julio, el Ayuntamiento de Llançà aprobó el Plan de Mejora Urbana (PMU) que da permiso al propietario privado de la parcela para construir 62 viviendas de usos hoteleros.

El caso ha causado mucho alboroto entre vecinos y ecologistas que, bajo el amparo de Iaeden - Salvem l'Empordà y SOS Costa Brava, llevan meses mostrando su oposición al proyecto. Durante todo este tiempo han organizado diversas concentraciones, han presentado alegaciones en cada uno de los trámites administrativos y, en las últimas semanas, han recogido hasta 5.000 firmas y han recaudado 21.000 euros para presentar un contencioso administrativo contra el consistorio, que ya ha sido admitido a trámite.

"El PMU del Ayuntamiento permitirá crear cinco grandes bloques de apartamentos en un pinar de gran valor ambiental y paisajístico, ya que es el único pulmón verde en una zona urbana absolutamente densificada", defiende Joan Cusí, portavoz de Yaeden y SOS Costa Brava. Y propone: "Si los propietarios quieren vender para obtener dinero, en vez de a promotores de construcciones, pedimos que lo compre la Generalitat o el Ayuntamiento para que el terreno pase a ser público y se construya un parque frente a la playa. Sería magnífico".

El contencioso, presentado en el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), argumenta que el proyecto no puede salir adelante porque la normativa urbanística de Llançà está "obsoleta". "Nos encontramos ante una actuación en primera línea de mar con un gran impacto, aprobada por un planeamiento que no ha pasado ninguna evaluación ambiental porque es del año 2002 –dice el abogado Eduard de Ribot–. Tampoco ha habido ningún estudio de capacidad de carga ni sobre la disponibilidad de agua de la depuradora en un territorio que hace un año". El letrado también manifiesta que el POUM lanzanense, durante estos veinte años, no ha revisado ni tampoco adecuado al plan director de suelos no sostenibles del litoral gerundense.

De 85 a 62 viviendas, la mejora aprobada por el Ayuntamiento

Por su parte, el Ayuntamiento insiste en que cumple la normativa, puesto que se trata de una actuación en un suelo urbano ordenado, calificado por el POUM vigente. Eso sí, el consistorio señala que, gracias a las modificaciones aprobadas en el pleno municipal, se ha permitido ordenar los volúmenes y reducir el impacto de la propuesta de construcción inicial, que preveía un hotel y doce edificios de más de una planta. "La edificabilidad baja un 32%, la ocupación del suelo se reduce un 33% y el número de viviendas un 23%, que pasa de 85 a 62 viviendas repartidas en cinco únicos edificios plurifamiliares de planta baja y primer piso en los laterales norte y sur de las fincas", defiende Francesc Guisset, concejal.

El equipo de gobierno también aclara que se mantendrá intacta la primera línea de árboles del pinar, por lo que se reducirá el impacto visual de los pisos, de unos siete metros de altura, que quedarían escondidos detrás de los pinos, que hacen quince. Además, las edificaciones serán de colores naturales y de piedra, con cubiertas ajardinadas para reducir el impacto visual, mejorar la eficiencia energética y favorecer la biodiversidad.

En esta finca forestal todavía virgen se encuentra entre los árboles un chalet con una casa anexa, construida el siglo pasado, donde prácticamente no hay actividad. Los herederos de esta vivienda no serán los propietarios del nuevo complejo de pisos, pero el plan de edificación del Ayuntamiento sí prevé conservar estas dos construcciones por su valor patrimonial.

Los ecologistas, escépticos

Pese a estos replanteamientos, los ecologistas no se muestran satisfechos con la propuesta. "Hemos presentado alegaciones a cada proyecto y hemos asistido a cada pleno. Gracias a nuestra presión, el Ayuntamiento ha minimizado la construcción, pero nuestro objetivo es eliminarla por completo", afirma Joan Cusí. Los miembros de SOS Costa Brava y Yaeden se muestran escépticos que, una vez se levante la primera piedra, se respete la conservación de la parte de árboles que delimita el plano. "El proyecto dice que dejarán una franja verde, pero no nos lo creemos, porque, cuando lleguen a hacer los blogs, seguro que querrán poner una piscina como en todos los complejos turísticos", concluye Cusí.

stats