Las alarmas se enriquecen durante las restricciones del covid
La sensación de inseguridad crece con las limitaciones de movilidad
BarcelonaLa contratación de alarmas ha continuado a la alza durante la pandemia; en parte, por miedo a posibles ocupaciones. El número de inmuebles ocupados ha crecido un 7% durante el 2020, mientras que los robos en domicilios han disminuido hasta un 36%, según datos de los Mossos d'Esquadra y del ministerio del Interior. Entonces, ¿cómo se entiende que las alarmas hayan vuelto a tener un buen año? "La sensación de seguridad es subjetiva y no tiene por qué corresponderse con la seguridad real", recuerda la doctora en derecho y especialista en seguridad Montse Iglesias-Lucía, que apunta a dos factores claves que han podido influir en la percepción de inseguridad: el hecho que haya habido gente que durante mucho tiempo no ha podido ir a ver o controlar su segunda residencia por las restricciones del covid, y la presión publicitaria de las grandes empresas.
Así, a pesar de la disminución general de los delitos, las compañías de ámbito estatal han continuado enriqueciéndose. La segunda más grande del sector, Prosegur Alarmas, que se unió a Movistar el año pasado, llegó a triplicar la instalación de alarmas justo después del primer confinamiento domiciliario, entre junio y septiembre de 2020, respecto al mismo periodo del curso anterior. En cuanto a la tercera que más factura, ADT, engordó un 30% su cartera de clientes. La más grande, Securitas Direct, aunque se niega a dar datos exactos, también ha admitido que ha sido uno muy buen año para sus bolsillos.
Más allá de las alarmas, han crecido otras contrataciones relacionadas con la seguridad. Tanto Iglesias-Lucía como la criminóloga, profesora de la UB y directora de la empresa de seguridad Protimsa, Helena Mulero, apuntan que cada vez hay más gente que opta por contratar un servicio de videovigilancia . "Controlar qué pasa en tu casa por streaming desde el móvil aumenta la sensación de seguridad y tranquiliza a muchos propietarios", dice Iglesias-Lucía, que es directora de la Escuela de Prevención y Seguridad Integral de la UAB. Por otro lado, apunta Mulero, también aumentó después del primer confinamiento domiciliario la contratación de cámaras de videovigilancia termográfica para poder controlar la temperatura de las personas que entran en espacios cerrados. "Ahora ya ha bajado esta fiebre", matiza.
La crisis del covid, sin embargo, no es la única causa del crecimiento del último año del negocio de la seguridad privada. Mulero, que también es miembro del Colegio de Criminólogos de Catalunya, lo enmarca en una tendencia a la alza que viene de años atrás en que también juega un papel "clave" la publicidad. "Hay muletillas publicitarias muy bestias, que solo quieren azuzar el mensaje del miedo y asustar a los ciudadanos", asegura la empresaria y profesora. "Hay que tener en cuenta que en los últimos años ha crecido mucho la incidencia de noticias sobre ocupaciones y robos a domicilios", añade el abogado penalista Marco Esteban. Sobre esta cuestión, Mulero se muestra crítica con "las opiniones personales que tienen eco en los medios basadas en percepciones" o la difusión de según qué estudios que se hacen desde las mismas empresas interesadas.
Una ofensiva reconocida
De hecho, algunas empresas han aprovechado el contexto del covid para lanzar una ofensiva publicitaria, como así lo admiten desde Prosegur Alarmas. "Al unirnos a Movistar nuestra capacidad comercial ha crecido mucho, también en cuanto a tiendas y la potencia de los call centers", reconocen fuentes de la empresa. En cambio, Securitas Direct asegura que ha dedicado el mismo porcentaje de la facturación total –que ha aumentado– a la publicidad que en años anteriores y que, por lo tanto, no ha hecho ningún esfuerzo extra en este sentido durante la pandemia.