Atentados del 17-A

La Audiencia Nacional excarcela al terrorista que colaboró con el 17-A

Said ben Iazza ha cumplido entre rejas la mitad de los ocho años de condena que le impusieron

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Said Ben Iazza, a la derecha, junto con los otros dos terroristas condenados por los atentados del 17-A durante el juicio a la Audiencia  Nacional

BarcelonaFue el último detenido por los atentados del 17 y 18 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils –en los que murieron 16 personas y varios centenares quedaron heridas– y se ha convertido en el primero en quedar en libertad. La Audiencia Nacional ha excarcelado a Said ben Iazza, el hombre condenado a ocho años de prisión por colaborar con la célula de Ripoll. Les dejó la documentación y una furgoneta para comprar el material que los terroristas usaron para fabricar explosivos con los que querían atentar en la capital catalana el 20 de agosto. La explosión del chalé de Alcanar donde el grupo preparaba el material acabó con este plan y precipitó los ataques de la Rambla de Barcelona y el Passeig Marítim de Cambrils.

La Audiencia Nacional ha dejado en libertad a Ben Iazza porque ya ha cumplido entre rejas la mitad de la pena que le impuso. Habrá estado en prisión cuatro años. Su abogado ya pidió su excarcelación al final del juicio por los atentados del 17-A, pero entonces la sala del magistrado Alfonso Guevara lo descartó. Ahora ha acabado acordando la libertad de Ben Iazza con condiciones: le han pedido que entregue el pasaporte, tendrá que designar un domicilio donde lo puedan localizar y le ha prohibido abandonar España. Todo ello son medidas preventivas para evitar que Ben Iazza pueda huir.

La sentencia del 17-A acabó condenando a los tres terroristas supervivientes de la célula de Ripoll por pertenecer a un grupo terrorista, pero no por los asesinatos, lesiones y daños que causaron los ataques de Barcelona y de Cambrils. La Fiscalía y el juez que investigó el caso descartaron juzgarlos por asesinato, porque consideraban que ninguno de ellos había participado directamente en los ataques: Mohamed Houli Chemlal quedó herido en la explosión del chalé de Alcanar donde estaba ayudando a preparar los explosivos junto con el imán Abdelbaki es-Satty y Youssef Aalla; Driss Oukabir se desdijo de los planes de la célula en el último momento y Ben Iazza siempre ha sido acusado únicamente de colaborar con la célula. La misma línea siguió la sentencia que condenó a Houli Chemlal, Oukabir y Ben Iazza a 53, 46 y 8 años de prisión respectivamente.

De carnicero a colaborar con terroristas

Said ben Iazza conoció a los terroristas del 17-A en la carnicería donde trabajaba de Vinaròs (Castelló). Algunos de los miembros de la célula de Ripoll se desplazaron hasta ahí varias veces durante el 2017 mientras estaban en el chalé de Alcanar donde preparaban los explosivos y diseñaban el plan para atentar en Barcelona el 20 de agosto. La sentencia considera probado que Ben Iazza mantuvo uno contacto estrecho con ellos, hasta el punto de que les dejó la documentación y su furgoneta de repartidor, que los terroristas acabaron utilizando para poder comprar los materiales precursores para fabricar los explosivos con los que querían atentar.

La Guardia Civil lo detuvo cinco días después de los atentados, el 22 de agosto de 2017. La pista clave que llevó a los investigadores hasta Ben Iazza fue la documentación que algunos terroristas entregaron a los comercios donde intentaron o llegaron a comprar los materiales para hacer explosivos, que estaban a su nombre. En al menos dos ocasiones, Younes Abouyaaqoub –el terrorista de la Rambla– usó su documentación para comprar más de 300 litros de peróxido de hidrógeno en julio de 2017, acompañado de Mohamed Hichamy, que también compró centenares de litros de acetona en otros establecimientos. Haciéndose pasar por Ben Iazza, Abouyaaqoub dijo a los tenderos que necesitaba el peróxido de hidrógeno para blanquear ropa y dio una dirección de Vinaròs como contacto.

Su defensa siempre ha insistido en que Ben Iazza desconocía los planes del grupo para atentar. "No tengo nada más que añadir. Dejaré que las pruebas hablen por sí mismas", dijo el condenado en el último turno de palabra en el juicio.

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