Barcelona

Barcelona ha multado a 1.173 terrazas en pandemia por ocupar demasiado espacio

En la calle Enric Granados, una de las más presionadas, se han abierto 138 expedientes este año pero se mantiene la picaresca

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Radiografía de las ampliaciones de terrazas

BarcelonaEn tiempo de covid Barcelona ha sumado o ampliado hasta 3.668 terrazas. O lo que es lo mismo: 10.174 mesas más en plazas y calles que elevan el total hasta las más de 36.000. Y esto, que ha dado aire a un sector muy afectado por las restricciones, también ha puesto (más) en guardia a vecinos de zonas como la calle Enric Granados, en el Eixample, donde antes de la pandemia ya convivían con 76 terrazas (331 mesas) y ahora tienen oficialmente 38 nuevas o ampliadas (87 mesas) y unas cuantas decenas más que aparecen a pesar de no estar legalizadas: la picaresca de quien pone de más o instala terraza a pesar de no tener licencia para hacerlo. Todo, en una calle que tiene poco más de un kilómetro de largo y donde, según la plataforma SOS Enric Granados, los cristales gruesos y los elementos aislantes son imprescindibles para intentar dormir. Y aún así...

El gobierno municipal admite la problemática, que se arrastra desde que la calle estrenó el diseño con prioridad para peatones –y vía libre a las terrazas– a finales de los 90, y que se ha incrementado con la autorización de mesas extras, pero defiende que ha hecho un seguimiento mayor de los incumplimientos en esta arteria, como también en las calles Parlament, Avinguda Gaudí y Passeig de Sant Joan, que son los cuatro focos más grandes de problemas de convivencia vecinos-terrazas en el Eixample.

En el conjunto de la ciudad, desde mayo del año pasado y hasta mediados de septiembre, se han abierto 2.151 expedientes sancionadores contra bares y restaurantes por incumplir la normativa –sobre un total de 9.732 licencias de terraza–, y de estos 1.173 han derivado en una sanción que oscila entre los 750 y los 3.000 euros. ¿Los motivos? Desde poner demasiadas mesas o no tener licencia hasta colocar elementos entorpeciendo el paso. La ciudad también ha dictado la retirada de 219 terrazas que no se ajustaban a la norma, 15 de las cuales ya han llegado al punto de ser efectivamente retiradas, y las otras o han solucionado la ilegalidad o tienen el procedimiento abierto.

69 multas a Enric Granados

En el caso de la calle Eric Granados las inspecciones, que se han intensificado este verano, detectaron de entrada que había tres terrazas instaladas sin ningún permiso, que tienen en curso un procedimiento de retirada. Dos, sin embargo, continuaban esta semana con cuatro mesas la una y cinco la otra como si no pasara nada. El nuevo concejal del distrito del Eixample, Pau González, defiende que se han centrado esfuerzos en las inspecciones en esta calle, que, de hecho, ha concentrado ella sola, entre los meses de mayo y septiembre de este año, el 6,5% de todos los expedientes por infracciones que se han abierto en la ciudad y que, fruto de esta "presión", se ha conseguido rebajar la picaresca. En total, en Enric Granados se han abierto 138 expedientes entre mayo, que es cuando empieza la temporada alta de terrazas, y en septiembre, y 69 se han traducido en sanciones. Y hay también diferentes locales con órdenes de cese porque tienen que corregir irregularidades, como por ejemplo haber adaptado porches para poder sumar más mesas y superar el límite autorizado.

La trampa más habitual es tener más mesas de las permitidas, pero también colocar elementos pegados a la fachada, cosa que incumple la ordenanza y dificulta los movimientos de las personas invidentes y que ha motivado 48 expedientes a Enric Granados este año. Desde el distrito remarcan que en las primeras inspecciones detectaron grandes incumplimientos, como un local con permiso para cuatro mesas que ofertaba diecisiete, y que también se convocó a todos los restauradores de la calle a una cumbre para insistir en la necesidad de ceñirse a la normativa.

Según el concejal del Eixample, las inspecciones han mitigado el exceso de mesas: la primera que se hizo, en mayo, encontró 58 ilegalidades, 42 de las cuales implicaban añadir más mesas de las permitidas, y la última encontró 29 trampas, seis de las cuales eran un exceso de mesas. Entre una revisión y la otra, sin embargo, también hay un cambio importante, que es el número de terrazas que se pudieron auditar: en la primera se encontraron 15 terrazas no instaladas y en la última esta cifra creció hasta las 41. Sobre locales abiertos, las infracciones se daban en un 58% del total en mayo y acabaron el verano en un 37%. "Sin caer en triunfalismos, podemos decir que la campaña coordinada que se ha hecho ha funcionado", remarca González.

Un ruido que no se para

Los vecinos de SOS Enric Granados admiten cierta mejora por estos controles, pero denuncian que las inspecciones no se han hecho siempre en las horas calientes de la calle, a partir del anochecer, que es cuando las infracciones marcan sus máximos. El chat que comparten saca humo con las informaciones sobre cuántas mesas de más tiene hoy un local o sobre el ruido insoportable de la última noche. Un ruido que, cuando cierran los bares, se desplaza a los bancos y se alarga hasta la madrugada. "Algunos locales sí han hecho cambios para cumplir, pero los hay que siguen sin ni molestarse al esconder la pila de mesas que piensan ir sumando. Sorprende el sentimiento de impunidad", explica Jordi Badia, que lamenta que la calle se ha convertido en "un gran bar".

La noche en la calle Enric Granados de Barcelona.

El director del Gremio de Restauradores de Barcelona, Roger Pallarols, en cambio, defiende que el cumplimiento de normativa es la tónica dominante y que se tiene que perseguir y multar a quien sale de la pauta, pero añade que no se puede pretender volver a "la ciudad del confinamiento, con una economía paralizada y la vida social prohibida". "Cumplimiento normativo sí, pero ciudad pandémica no", resume.

Sobre la queja del ruido, el distrito también ha instalado dos sonómetros en dos puntos de la calle con el objetivo de extraer conclusiones más a largo plazo de cuál es la evolución de los decibelios. La Guardia Urbana ha recibido, entre junio y agosto, 79 quejas por el ruido de los bares y 34 por las molestias que causan las personas que alargan la noche en la calle.

El debate sobre el espacio de más cedido a las terrazas se amplía ahora que el Ayuntamiento tiene que decidir cuáles se podrán consolidar y cuáles tendrán que desaparecer. Desde la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) hace semanas que impulsan una campaña de denuncia recogiendo fotografías de aquellos espacios donde consideran que la ocupación de mesas y sillas es excesiva. La modificación de la ordenanza aprobada ya inicialmente prevé poder mantener las que se han ganado en calzada si instalan las nuevas plataformas que tienen que sustituir los bloques de hormigón y el resto se estudiarán caso por caso para ver si se ajustan a normativa.

A la espera de definir cuáles serán las reglas del juego para mantener o no lo que se ha ganado, el concejal del Eixample apunta que seguramente el porcentaje a mantener en Enric Granados será más bajo porque aquí ya se parte de una situación de mucha ocupación y, de hecho, se ha dictado una suspensión de licencias que impide que lleguen nuevos locales de restauración.

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