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Barcelona saca a pasear el Santo Cristo de la Sangre para acabar con la sequía

Hacía casi 80 años que la imagen no salía de la basílica de Santa María del Pi para pedir lluvia

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La imagen del Santo Cristo de la Sangre bajo una fina capa de lluvia

BarcelonaNo eran las lágrimas del Santo Cristo de la Sangre. Era lluvia. La lluvia que un centenar de barceloneses, tras la figura del Santo Cristo de la Sangre, reclamaban ayer durante la procesión por las calles del centro de la ciudad, emulando una tradición histórica documentada desde hace quinientos años. Barcelona regresó por unas horas a la época del Renacimiento.

Los fieles que salieron desde Santa Maria del Pi pedían lluvia justo en el día más lluvioso del año. “[Dios] Nos está haciendo caso”, decía una de las feligreses, con un cirio en la mano. “Está funcionando”, respondía otra devota creyente con el pelo mojado por la fina lluvia, que ofreció una tregua durante las casi dos horas de procesión, lo que tardó la comitiva encabezada por el arzobispo Joan Josep Omella en hacer el recorrido . La última vez que el Santo Cristo había salido de la capilla de Sant Miquel para combatir la sequía fue en 1945.

Procesión con el Cristo de la Sangre.

La comitiva no dejaba indiferente a ninguno de los curiosos que vagaban por Ciutat Vella. La mayoría de la gente, teléfono en mano, observaba en silencio cómo avanzaba la imponente figura del Santo Cristo, con ocho monaguillos –todos menos uno de raíces asiáticas– a la cabeza. Después, una quincena de fieles con grandes cirios, a ambos lados. A continuación, los portadores de la imagen, una docena, que se iban alternando a la hora de levantar bien arriba a Cristo. Detrás, un pequeño grupo de músicos y la comitiva sacerdotal liderada por Omella, todos ellos rodeados por los voluntarios del Consejo General de Hermandades y Cofradías del Arzobispado.

Un par de turistas andaluces lo miraban sonriendo. A ellos no les sorprendía la instantánea. "Somos del sur", se justificaba él. Laura, en cambio, a pesar de ser creyente, lo miraba incrédula. Precisamente, más allá de si el Santo Cristo era el artífice de todos los litros que regaron ayer Cataluña o era gracias a los nueve días de plegarias previas, Emili consideraba que la rogativa por el centro de la ciudad tenía otro objetivo menos divino . "Más que un acto religioso, es una manera para que la gente que nos vea tome conciencia de la sequía", decía mientras aguantaba el cirio caminando por la calle Hospital.

La Iglesia del Pi saca a Cristo en procesión para pedir que llueva

"Somos poquitos, pero no pasa nada", ya advertía Omella desde el interior de Santa María del Pi, justo antes de salir, mientras fuera resonaba la lluvia que caía a cántaros. Fue sacar al cristo ochenta años después de la última vez y la lluvia mermó, respetuosa. Fieles había pocos. Curiosos, muchos, durante todo el trayecto hasta la plaza del Pedró, donde se hizo la oración ante el obelisco de Santa Eulalia.

Pese a que con la Guerra Civil mucha documentación se perdió, se tiene constancia de que el Santo Cristo de la Sangre, junto con el de Santa Madrona, se saca desde el siglo XVI. “Tenía mucha importancia en la ciudad, no sólo por la lluvia, también por las tormentas, o cuando venía el rey”, explica Jordi Sacasas, prohombre de la archicofradía. “Llevamos nuevos días rezando, algo tendrá que ver. Históricamente, cuando se sacaba el Santo Cristo, llovía. Incluso se había caído una gran tromba de agua”, advertía el viernes Sacasas. Ayer, como habían anunciado desde hacía días los meteorólogos, volvió a ocurrir.

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