Barcelona

El arzobispado frena el sueño vecinal de un nuevo equipamiento en el Eixample

La iglesia busca un nuevo comprador después de que el Clínic renuncie al edificio

BarcelonaEl sueño de los vecinos del Eixample de quedarse un edificio histórico de la calle Urgell de Barcelona para uso de las entidades del distrito vuelve a chocar con el arzobispado. La noticia en agosto de que el Hospital Clínic renunciaba a llevar a cabo el proyecto previsto en la antigua parroquia de Sant Isidor de la calle Urgell, resucitó la esperanza de los movimientos vecinal y cooperativista de poder quedarse un edificio construido en 1930 para acoger a la Unión Cooperatista Barcelonesa, la fusión de las cooperativas El Relotge y La Dignitat. La semana pasada, sin embargo, un correo del arzobispado de Barcelona congeló sus expectativas.

Después de semanas tratando de cerrar un encuentro con el arzobispado para presentarles su proyecto e intentar llegar a un acuerdo para adquirir el edificio, los vecinos recibieron hace diez días un correo en el que la archidiócesis les comunicaba que "hoy por hoy" no pueden contemplar su petición porque tienen "otros proyectos y prioridades sobre el futuro de esta finca". Consultadas por el ARA, fuentes del arzobispado no detallan cuáles son estos proyectos y prioridades, pero subrayan que "hoy por hoy no hay ninguna decisión tomada" sobre el futuro del espacio.

Cargando
No hay anuncios

A principios de 2021, el arzobispado y el Hospital Clínic cerraron un acuerdo para convertir la parroquia de San Isidoro en un Centro de Innovación en Tecnología Sanitaria (Clinical Advanced Technologies Institute, CATI). Un nuevo equipamiento que el Clínic impulsaba conjuntamente con el centro tecnológico Leitat y que quería que acogiera centros de investigación y desarrollo de grandes compañías referentes del sector sanitario y tecnológico. Tres años más tarde, y después de que la presión vecinal llevara al Ayuntamiento a catalogar patrimonialmente el edificio ya restringir una posible reforma, el Clínic ha desistido y busca nuevos emplazamientos.

Esta rendija llevó a los vecinos a redoblar su presión para conseguir que el edificio se destinara a paliar la falta crónica de equipamientos que hay en el distrito. Desde la Plataforma Salvem la UCB explican que el objetivo es que el edificio se convierta en un espacio para acoger entidades como el Casal de Jóvenes, los castellers o el Ateneo de la Izquierda del Eixample. También el de preservar el teatro que hay en el interior, ya que varias escuelas cercanas han mostrado interés en poder utilizarlo. El edificio, apuntan, también debería convertirse en un centro memorialístico sobre el cooperativismo en Catalunya.

Cargando
No hay anuncios

El inmueble fue construido en 1930, en pleno esplendor del movimiento cooperativo, para acoger la fusión de las cooperativas El Reloj y La Dignidad, que se habían unido bajo el paraguas de la Unión Cooperatista Barcelonesa y no paraban de crecer en número de socios. Las obras les costaron más de 330.000 pesetas de la época y el edificio, que se inauguraría en 1931, se pensó para que pudiera albergar una gran sala de teatro, hornos de pan de vapor, un café, una biblioteca y los despachos de las diferentes secciones (música, teatro, excursionismo, esquí, atletismo, ajedrez y esperanto).

El Ayuntamiento no se pone

Desde la plataforma lamentan que hasta ahora el Ayuntamiento no haya jugado un papel más activo en la recuperación de ese espacio. Sobre todo teniendo en cuenta que en los últimos meses ha tenido que hablar largamente con el Clínic para, junto a la ampliación del hospital en terrenos de la Zona Universitaria, resolver el rompecabezas más difícil del Eixample, con varios equipamientos en juego. En este sentido, entienden que la parroquia de San Isidoro podía haber formado parte de esas conversaciones.

Cargando
No hay anuncios

Fuentes del Ayuntamiento, sin embargo, subrayan que el propietario del edificio es el arzobispado y que, por tanto, es a ellos a quien corresponde "decidir qué destino se quiere dar al edificio". Aún así, subrayan que será necesario que cumpla con los condicionantes que tiene el edificio, catalogado patrimonialmente con un nivel C, lo que obliga a conservar y restaurar la fachada y conservar el antiguo teatro y las escaleras que dan acceso.