Barcelona

Barcelona cierra la cicatriz de las Glòries: así ha cambiado

Dos décadas y 640 millones de euros más tarde, una fiesta ciudadana da la bienvenida al espacio verde a pesar de la lluvia

Vista aérea del parque de las Glòries el día de su inauguración
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BarcelonaDespués de casi veinte años de obras, Barcelona ha cerrado este sábado la cicatriz de Glòries. Dos décadas y 640 millones de euros más tarde, una gran fiesta ciudadana ha dado la bienvenida a lo que es ya uno de los principales puntos verdes de la ciudad. Una transformación que empezó a gestarse en el 2003 y con la que la capital catalana quiere dejar atrás los tiempos en los que este espacio –el único punto donde se cruzan las tres principales avenidas de la ciudad y que ya fue un quebradero de cabeza también para Ildefons Cerdà– ha parecido maldito.

De hecho, el alcalde Jaume Collboni se ha referido durante la inauguración a los vecinos del entorno, que durante casi 15 años han vivido rodeados de obras. Collboni ha avanzado a última hora su visita a la fiesta por la previsión de lluvia, que no ha impedido que los actos empezaran como estaba planeado, pero poco después sí ha obligado a los músicos a tocar canciones infantiles a detenerse.

La plaza se ha ido llenando de paraguas que hacían fila para llegar a las mesas donde se hacían diferentes talleres como uno para hacer cajas nido de pájaros, pero la cola más larga y que ha aguantado incluso cuando la lluvia se intensificaba más acababa en la mesa donde se repartía chocolate. Mientras, grupos de familias discutían si esperar a que la lluvia amainara o buscar otro plan para continuar la mañana. "Ahora hace frío, pero en verano lo disfrutaremos", decía Carmen a la amiga con la que ha venido hoy, pensando ya en volver a la plaza con sus nietos otro día.

La fiesta ciudadana por la inauguración del Parque de las Glòries.
La fiesta ciudadana por la inauguración del Parque de las Glòries.

En un rincón de la plaza, podía verse también una exposición con fotografías históricas de Glòries. Sólo había que observarlas para constatar cómo ha cambiado este pedazo de la ciudad desde que en el 2003 se empezó a hablar sobre cómo deshacer la chapuza olímpica que supuso la construcción del doble eslabón del año 1992.

El anillo de la plaza de las Glòries con coches circulando en 2013.
Trabajos de demolición del anillo de la plaza de las Glòries.

La comparación de las imágenes de semillas y la de hoy evidencia una de las principales transformaciones del espacio. Ha pasado de ser una zona de paso pensada principalmente por atravesarla en coche a ser una zona de estancia. Para llegar, ha sido necesario deshacer el tambor –primero las paredes y después toda la estructura– y llevar a cabo una de las obras más complejas de la historia reciente de la ciudad: el túnel de cerca de un kilómetro que –no sin tropiezos– ha permitido que las decenas de miles de vehículos que entran y salen de la ciudad por la Gran Via atraviesen la plaza. Estrenado en 2022, el reto era convivir con las líneas ferroviarias que ya pasan por la plaza y que, gracias al fuerte desnivel del túnel, han quedado por encima de la infraestructura.

Con la desaparición de los coches en el subsuelo de la plaza, la parte superior ha dejado su protagonismo en el transporte público, con el nuevo intercambiador entre la línea 1 –y su icónica salida en el nuevo jardín de inmersión– y el tranvía, que con el enlace hasta un nuevo parque de Verdaguer se ha convertido en noviembre se.

Vista de la plaza de las Glòries ya sin el tambor.
Visita a las obras del túnel viario de la plaza de las Glòries.

¿Un parque o una plaza?

La reforma de Glòries quiere superar de una vez por todas la discusión sobre cómo resolver un espacio que, a pesar de las numerosas transformaciones vividas desde que se inauguró el 13 de mayo de 1919, nunca había acabado de encontrar una solución. Ahora bien, seguro que llegarán nuevas polémicas –aunque menores– como el debate que plantea la arquitecta jefe del Ayuntamiento, Maria Buhigas, sobre si todavía se puede hablar de plaza de las Glòries o ya debería hablarse abiertamente de parque, teniendo en cuenta las nueve hectáreas ganadas. Una gran explanada con mucha zona verde que alberga nuevos espacios como el umbráculo que ofrecerá casi 700 metros cuadrados de sombra con la previsión de acoger a menudo actos huyendo del sol, que, hasta que no crezcan los árboles, será uno de los hándicaps de la plaza. También el ágora sensorial Berta Cáceres, un espacio de más de 2.500 metros cuadrados rodeados de una corona de bambúes que cuando crezcan serán gigantes, y que servirá de espacio polivalente al aire libre y podrá albergar incluso espectáculos de teatro o conciertos. Por último, el parque también cuenta con una nueva área de recreo de perros y una superárea de juegos infantiles de casi 2.000 metros cuadrados que ya este sábado ha demostrado que será una de las zonas más concurridas.

Todo ello se suma a la parte del parque que ya se estrenó en el 2019 y que tiene a la gran Clariana como protagonista. Un conjunto que promete convertir Glòries en uno de los principales puntos de ocio de los barceloneses, que a partir de este sábado se harán suyo un nuevo parque que seguro que será protagonista de días como la Mercè y que, de entrada, parece fuera del radio de la masificación turística.

Vista de la plaza de las Glòries aún con obras pero ya con la parte de Clariana estrenada.
El tranvía, uno de los símbolos de la nueva plaza de las Glòries.

Lo que todavía falta

Pese a la fiesta de inauguración de este sábado, la nueva plaza de las Glòries aún no está completa. Queda pendiente, por ejemplo, terminar la urbanización del tramo de Gran Via hasta la rambla del Poblenou antes del verano, o completar la remodelación de la esquina montaña de la plaza, donde antes de hacer el balcón del parque habrá que hacer demoliciones y realojar a una veintena de familias que todavía viven allí.

También faltan equipamientos que deben acompañar a otros ya hechos como el Museo del Diseño, los nuevos Encants, la Guardería Leonor Serrano y la Escola dels Encants. Entre las pendientes, se encuentran los CAP del Fort Pienc y de la Laguna y el Poblenou, una residencia para la gente mayor o el emplazamiento definitivo de la Escuela Gaia en la antigua Fábrica de los Paraguas. También está pendiente la llegada de los nuevos vecinos del parque. Los de la Illa Glòries –238 viviendas de vivienda pública protegida que ya están hechas y pendientes de sorteo– y las del resto de edificios que todavía están pendientes de construir. Este viernes las asociaciones vecinales del Fort Pienc, la Sagrada Familia, el Clot - Camp de l'Arpa y el Poblenou criticaban el "cofoísmo" del gobierno municipal con el estreno del parque y alertaban de que, si se tienen en cuenta los equipamientos pendientes, la ejecución todavía está "a poco más de medio camino".

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