Precintan (con dos trabajadores dentro) el bar de Barcelona donde se conocieron a Gerard Piqué y Clara Chia
Es la tercera vez que el consistorio cierra el local por uso indebido de la licencia
BarcelonaLa calle Tusset de Barcelona ha vivido este miércoles una escena surrealista. El precinto por parte del Ayuntamiento del bar La Traviesa por incumplir reiteradamente su licencia ha derivado en una situación inverosímil, con dos trabajadores del local encerrados durante horas dentro del bar sin atreverse a salir para no romper el precinto. Todo ello, el colofón de un conflicto que el consistorio y La Traviesa arrastran desde hace mucho tiempo.
Detrás del conflicto existe, como en tantas ocasiones en estos casos, el uso real que se hace del local. Fuentes municipales explican que los dueños de La Traviesa –que saltó a la fama por ser el lugar donde se conocieron a Clara Chía y Gerard Piqué– utilizan el establecimiento como discoteca pese a tener sólo licencia de bar. El dueño, Luca Tamborra, lo niega. Y acusa al Ayuntamiento de sancionarle sólo porque a veces los clientes se ponen de pie y no están sentados.
El desacuerdo ha desembocado este miércoles en el tercer precinto del local, esta vez para noventa días, por incumplimiento reiterado de la normativa. Sin embargo, una sanción que ha acabado siendo rocambolesca porque, cuando la Guardia Urbana ha precintado el local con las tradicionales pegatinas, lo ha hecho sin darse cuenta de que dentro, con la persiana bajada, había dos personas trabajando. Mientras fuentes municipales afirman que los agentes han picado reiteradamente la persiana del local sin obtener respuesta antes de precintarlo, los trabajadores atrapados en el interior han asegurado que no han oído ningún aviso.
Cuatro horas cerrados
Aunque fuentes municipales mantienen que se notificó el precinto el pasado 1 de noviembre, Tamborra asegura que han recibido la notificación oficial de la sanción este mismo miércoles a las 13 horas. Denuncia, además, el precinto se había realizado dos horas antes, por lo que no ha podido avisar a los trabajadores antes. A partir de ahí, se ha generado una crisis: los propietarios no se atrevían a romper el precinto para que saliera el personal por si ello comportaba algún tipo de sanción extra. No ha sido hasta las 14.30 horas cuando, ante la presencia de una pareja de la Guardia Urbana, ambos trabajadores –que han denunciado haber sufrido ansiedad por haber estado cerca de cuatro horas encerrados– se han ido finalmente del local.
Fuentes municipales remarcan que no hacía falta que hubiera presencia policial para abrir o cerrar el local, ya que el precinto lo que prohíbe es que se desarrolle ninguna actividad –en este caso la de bar de copas– durante noventa días, pero que los trabajadores pueden entrar y salir del local siempre que quieran para realizar trabajos de.