Viaje a la estación fantasma de Barcelona congelada en el tiempo
TMB abre la estación de metro de Correos de Barcelona, cerrada desde hace más de medio siglo
BarcelonaDesde hace más de medio siglo, poquísimas personas habían podido acceder a uno de los secretos mejor guardados de Barcelona. Prácticamente, sólo los trabajadores del mantenimiento del metro y algún vándalo amante de los grafitis habían podido pisar la estación fantasma de Correos, cerrada en 1972 después de sólo 38 años en funcionamiento. La madrugada del martes, sin embargo, con motivo de los actos del centenario del metro, TMB ha permitido a varios afortunados pasear por el andén de una estación que sigue congelada en el tiempo.
Caminar los casi 300 metros de vía que separan la estación de Jaime I de la de Correos es como atravesar un túnel del tiempo. Lo corrobora una de las publicidades que resisten en las paredes, un cartel electoral de 1971 que anima a votar a Eduardo Tarragona, "la voz de los sin voz", según su eslogan. La campaña debía de ser efectiva porque, como recuerdan las crónicas de la época, Tarragona –empresario del sector de los muebles– derrotó por sorpresa a Juan Antonio Samaranch.
No es el único vestigio del pasado que se mantiene intacto en la estación de Correus, donde todavía se conservan las letras rojas que forman el rótulo de Correos -en castellano- y anuncios de tiendas de muebles y de yogures. Fueron los últimos carteles de una estación que, después de 38 años en funcionamiento, vio cómo la prolongación de la línea –la actual L4– en dirección a la Barceloneta la dejaba sin servicio. Hoy ya no paran los metros, y la boca por la que se accedía, en la plaza Idrissa Diallo, solo puede verse en películas como Apartado de Correos 1001.
¿Y por qué dejó de funcionar la estación? Estrenada en 1934, fue durante mucho tiempo la última parada del segundo ramal del Gran Metro –el primero descendía por la Rambla en lo que sería el embrión de la actual L3–. Cuando se alargó la línea, se consideró óptimo crear una nueva estación más cercana a la Estación de Francia y se dejó a un lado la de Correos, ya que se consideraba que estaba demasiado cerca de las paradas de Jaume I y de la nueva estación de la Barceloneta.
270 afortunados
Desde entonces, los trenes siguen pasando pero sin detenerse. Los pasajeros que afinen la vista podrán verla cuando circulen por la línea 4 entre Jaume I y la Barceloneta. Pero visitarla será más difícil. Las 270 entradas para acceder durante seis noches de octubre y noviembre se agotaron enseguida, y TMB admite que no es fácil que las visitas se puedan repetir a menudo: que sólo se pueda acceder de madrugada cuando el servicio de metro no funciona y que tenga que hacerse a través del túnel y por encima de la vía lo dificulta.