El barrio de Gràcia ganará una plaza en el nuevo Mercat de l'Abaceria
Habrá que derribar el esqueleto del edificio original y hacer una réplica para construir la equipación
Barcelona La reforma del Mercat de l'Abaceria, en el barrio de Gràcia de Barcelona, se ha replanteado tantas veces que incluso en los últimos meses algunos vecinos han defendido no devolverlo a su lugar original, en la Travessera de Gràcia, y mantener ahí el espacio diáfano que es especialmente visible desde que acabaron los trabajos para retirar la cubierta de amianto del antiguo edificio y quedó solo el esqueleto. El mercado, sin embargo, volverá a su emplazamiento, porque el Ayuntamiento ha anunciado este martes que el proyecto ya tiene un dibujo definitivo –que vuelve a incluir cambios– y que se trabaja con la previsión de empezar las obras el verano que viene y tener la reforma terminada alrededor de Navidad de 2024. Costará unos 22 millones de euros y el último giro de guion es que habrá que retirar la estructura metálica que queda de pie y hacer una réplica.
El último proyecto, atendiendo el anhelo de más espacio libre y vegetación en medio de la trama gracienca, dibuja una nueva plaza más grande de la que se preveía, de unos 1.500 metros cuadrados, poco más o menos como la vecina Plaça de la Revolución. ¿Y esto cómo se consigue? Reduciendo las dimensiones del mercado original –que ocupará solo una parte del espacio que quedará bajo la estructura, que será de las mismas dimensiones que ahora– para poder retirar la fachada que queda más cerca de la calle de Mare de Déu dels Desemparats y ganar aquí la plaza, que tendrá una parte bajo la cubierta del mismo mercado y una parte descubierta.
Esta es la novedad en la que han puesto más énfasis los arquitectos responsables del proyecto, David Baena y Toni Casamor, que remarcan que para dar más sensación de espacio abierto las paredes del mercado serán de cristal transparente y, por lo tanto, interior y exterior estarán visualmente conectados. Adentro, se quieren replicar elementos propios de la calle, como el pavimento, y afuera habrá alguna parada para hacer de enlace entre una cosa y la otra. El proyecto recupera en el sentido menos figurado eso de ir a la plaza cuando se va al mercado, como destaca el primer teniente de alcaldía de la ciudad, Jaume Collboni.
La nueva Abaceria pasará a tener 51 paradas –41 de comercio alimentario en el interior y 10 de comercio no alimentario en el exterior–. Una cantidad que, según el Ayuntamiento, es suficiente para acoger a todos los paradistas que quieren mantener parada después del lento proceso de reforma –ahora están en una carpa provisional en el Passeig de Sant Joan– y de la sacudida que ya vivió el mercado en los últimos años en un edificio muy deteriorado: tenía el 32% de los establecimientos vacantes y los visitantes habían caído un 35% en los cinco años anteriores al traslado a la carpa, que se hizo en verano de 2018 y con el horizonte –completamente incumplido– de tener el nuevo edificio a punto al cabo de dos años y medio. Por el medio ha habido contratiempos como las dificultades de retirar el amianto o la pandemia.
Réplica de la estructura
El esqueleto que ahora queda en el solar como único testigo del antiguo mercado también tendrá que ir al suelo, porque los estudios han determinado que la estructura no está en condiciones de sostener el nuevo edificio. Eso sí, como está catalogada, una vez retirada se instalará una réplica, como ya se hizo en el Mercat de la Barceloneta y parcialmente en el de Sant Antoni. "Lo que prima es la seguridad", dice la concejala de Mercados, Montserrat Ballarín. La nueva cubierta tendrá placas fotovoltaicas prácticamente en un tercio de su superficie y tendrá grandes aperturas para dejar pasar la luz.
Lo que sí queda recogido en el último proyecto son el parking (de 50 plazas) y el espacio para un supermercado (de hasta 1.225 metros cuadrados entre espacio comercial y zona logística), que son dos aspectos que chocaron con el rechazo inicial de algunos vecinos, como los que forman la plataforma Gràcia, Cap on Vas?, convencidos de que si se trabajaba para limitar la circulación de vehículos en la zona no había que añadir un parking en el mercado y que ya había bastante oferta de supermercados en la zona. Con medidas diferentes, sin embargo, las dos cosas forman parte del dibujo final, que no ha incluido, finalmente, propuestas que estaban en debate, como un espacio de supermercado cooperativo –como el que está a punto de abrir en el Passatge d'Aragó, en el Eixample– o espacios para acoger la imaginería festiva gracienca. Se ha incorporado, a propuesta de los comerciantes, un nuevo acceso desde la calle Torrijos.
La planta -3 tendrá un espacio logístico para las entidades del barrio y en el altillo también se prevén dos salas polivalentes para el uso ciudadano. El nuevo supermercado estará en la planta -1, y en la -2 estarán los almacenes y las cámaras frigoríficas, el aparcamiento –que solo abrirá durante el horario del mercado– y los espacios de residuos. El concejal de Gràcia, Eloi Badia, destaca "la ganancia evidente" de este proyecto respecto al primero que se propuso, el mandato pasado, y lo atribuye al trabajo conjunto con vecinos y comerciantes. "Gràcia gana una nueva plaza, y esto es una gran noticia", ha elogiado.