Barcelona

Las calles del Eixample si mandaran los niños: tirolinas en los chaflanes

El proceso participativo sobre cómo tiene que ser la futura superilla entra en las escuelas para recoger la voz de los niños

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El momento de poner en común todas las maquetas de superilles en la Escuela Joan Miró

Barcelona"Un tobogán, le falta un tobogán", cantan los Zoo. Y los niños y niñas del Eixample de Barcelona, que comparten el diagnóstico –siempre va bien un tobogán–, suman una tirolina y quizás un campo de fútbol y una pista de baloncesto. Y un camino de flores. Y una fuente muy grande donde jugar con el agua. Pero sobre todo, una tirolina. No están hablando de ninguna casa de ricos, sino de qué querrían encontrar en las calles de su barrio aprovechando que alguien les ha pedido la opinión. El proceso participativo para acabar de definir cómo tendrían que ser las nuevas calles y chaflanes del Eixample en el marco del proyecto de la gran superilla ha entrado estos días en dos escuelas y un instituto del distrito para oír la voz de los más pequeños. O no tan pequeños, porque la dinámica, en la escuela Joan Miró, se ha hecho esta semana con los más grandes del centro: los alumnos de las dos clases de sexto de primaria. "¿Qué os gustaría que hubiera en los chaflanes?", se les pide.

Vistas las maquetas de papel que han presentado y los elementos que han dibujado, no hay dudas de que las plazas que se prevé dibujar en los cruces de las futuras calles pacificadas tendrían que tener seguro elementos para el juego infantil... Y que la reina es la tirolina. También hay quien ocupa todo el espacio con una gran pista de baloncesto, una propuesta que se sitúa a años luz de los cuatro dibujos que presentaron los equipos de arquitectos seleccionados para hacer los diseños de las primeras cuatro plazas, donde la vegetación y los bancos eran los grandes protagonistas del espacio central. En el aula, alguien ha dibujado un estanco y alguien una gran estantería de libros para compartir e incluso una casa refugio para acoger a la gente que vive en la calle. Y alguien insiste que en Barcelona cuesta mucho encontrar una tirolina divertida. Que "no son suficientemente grandes".

Una de las propuestas, con una pista deportiva en medio del cruce.

La técnica de participación que sigue la sesión, la Anna Sànchez, asegura que todas las propuestas que salgan del debate se sumarán a las conclusiones del proceso y que se tendrán en cuenta, como también las conclusiones de las marchas exploratorias con mujeres o las sesiones con comerciantes. Sería justo, pues, que alguien empezara a pensar en qué punto de los cruces se ubicará la tirolina. "El juego infantil tendrá un papel destacado", confirma la teniente de alcaldía de Urbanismo, Janet Sanz, sin detallar si será en forma de tirolina, y después de lamentar que "durante demasiados años" se ha excluido a los niños de la definición de cómo tienen que ser los espacios públicos. Las obras de los cuatro primeros ejes y las cuatro primeras plazas tendrían que empezar en verano en Consell de Cent y tres vías que lo cruzan: Rocafort, Girona y Borrell.

En la escuela Joan Miró la actividad ha empezado con la constatación de que lo que sí que hay en las calles del Eixample son demasiados coches. Para evidenciarlo, el dinamizador ofrece tizas a los niños para que aprovechen que el patio donde se encuentran tiene aproximadamente la misma anchura que una calle tipo del barrio y representen cómo se reparte el espacio. Lo primero que aparece es la acera con los árboles y rápidamente los coches llenando la calzada hasta que alguien detecta que se tiene que, también, poner un carril bici, aunque Entença, la calle que da a la escuela, no tiene.

"¿Cabemos todos en fila india en la acera?", les pregunta el dinamizador. Y la demostración práctica demuestra que, como máximo, caben una decena de niños y niñas. "¿Y si sumamos las dos aceras?" Una decena más. Pero son 50. "¿Y si tomamos el espacio del tránsito¿". Ahora sí: demostración práctica de lo que se quiere hacer con la superilla. Faltará ver qué respuesta se da a las demandas de los niños tras las expectativas generadas.

Los participantes en la sesión ocupando todo el espacio de la calle simulada.
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