Coronavirus

A la captura de los últimos no vacunados

Salud y el Ayuntamiento de Barcelona intensifican la estrategia de instalar puntos móviles con Janssen y sin cita previa en barrios más desfavorecidos y con pocos inmunizados

Sin cita previa y con una sola dosis de Janssen. La suma de los dos elementos es el reclamo ideal para captar al 30% de la población catalana que todavía no se ha vacunado. Algunos han tenido dificultades por el idioma, o han naufragado con tantos trámites telemáticos de webs y mensajes al móvil. Pero sobre todo, en este heterogéneo grupo de atrasados están los que no se han decidido a poner el brazo en pro de la lucha colectiva contra el virus hasta que una circunstancia ajena les ha hecho ver que la vacuna les facilitará la vida. Y lo hacen por pura comodidad.

Esto se nota en el punto de vacunación sin cita que este viernes se ha instalado en el barrio de Poble-sec de Barcelona. Han llegado medio centenar de personas, algunas captadas por los agentes de salud pública en la calle, o con la ayuda de las entidades que conocen al personal más vulnerable de la zona. “Todo suma”, subraya Ferran Daban, agente de salud pública de Barcelona, que toma los datos y hace un pequeño cuestionario sobre la situación epidemiológica a los que van llegando. A Najam Islam un amigo le dijo ayer que se podría vacunar con Janssen. Una inyección y basta. Vive en Santa Coloma de Gramenet y ha parado un momento el taxi para vacunarse. En 15 minutos sale con el certificado covid. Explica que “la falta de tiempo” le ha impedido vacunarse hasta hoy, y que en casa su mujer también se ha acabado de convencer y buscará un lugar próximo “con Janssen”.

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La marca monodosis está recomendada para los más mayores de 40 años, pero los sanitarios valoran las circunstancias personales de cada uno, y por eso se optó para administrarla a los temporeros y los sintecho. En Poble-sec también se vacuna Pau Freire, que ha bajado de Girona atraído por la vacuna de una sola punzada porque planea viajar a menudo a Manchester, donde vive su compañera. Poder viajar con menos trabas y evitando las cuarentenas también ha convencido a Emna Bouaoun, nada convencida con las vacunas, que viene de Sant Cugat porque quiere viajar a Túnez. “Por edad me tocaba la Pfizer, pero yo quería la Janssen”, se justifica. “Es más fácil así porque no necesito pedir hora ni volver para la segunda dosis”, explica también Amitai bajo el sol de mediodía. 

23 puntos en Barcelona

La estrategia conjunta del departamento de Salud y el Ayuntamiento de Barcelona busca a estos ciudadanos, y también reducir las desigualdades de vacunación entre barrios. Ahora se hace en 23 puntos de la ciudad, pero llegó a tener 30 en abril. Todo para arañar más vacunados. “Ahora cada vacuna cuesta más esfuerzo”, admite la secretaria de Salud Pública de la Generalitat, Carmen Cabezas, que añade que se ha demostrado que sumar la estrategia universal y la selectiva permite llegar mejor a los grupos a quienes les cuesta más ir a los centros convencionales.

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Para Nativitat, una vecina del Tibidabo que ha bajado hasta Poble-sec haciendo marcha nórdica, con los bastones normativos, Janssen es el mal menor. Primero –relata–, ha pasado por el CAP Manso, pero “ya no tienen Janssen”, así que ha llamado al 061 y la han dirigido hasta la plaza del Sortidor. “He venido como un cohete”, explica después de haber dejado claro que tampoco cree en la eficacia de la vacunación. “La presión mediática y ver que si no me vacuno no podré viajar o entrar a algunos lugares me ha hecho cambiar de opinión”, dice poco convencida mientras un voluntario de la Cruz Roja la ayuda a descargarse la aplicación La Meva Salut en su iPhone.

El espíritu es llevar la vacuna a “plazas y calles para llegar a todo el mundo”, en palabras de la regidora barcelonesa de Salud, Gemma Tarafa, tal y como lo ha dicho en la presentación este viernes de la campaña de puntos móviles de vacunación que cada semana se instalan en barrios con índices bajos de inmunización, sobre todo los que tienen una renta per cápita más baja. Esta semana las carpas han pasado por Poble-sec, Raval, Trinitat Vella y Besòs-Maresme, con una buena acogida por parte del vecindario, según el Ayuntamiento, y la próxima visitarán Bon Pastor y Baró de Viver.