Del 75% de Sant Andreu al 50% del Raval Sur: la brecha de la vacunación en Barcelona

Se instalarán puntos móviles para acelerar la inmunización y reducir las diferencias entre barrios

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Las desigualdades latentes en Barcelona también se notan en el ritmo de vacunación, con una brecha de hasta 25 puntos entre las zonas donde hay más población con la pauta completa –en algunos puntos de Les Corts y Sant Andreu se supera el 75%–, y el Raval Sur, que es la parte de la ciudad con menos población inmunizada (50,9%). El distrito de Les Corts es el que tiene una media más alta de vacunación y en el otro extremo está Ciutat Vella, el ámbito en el que ahora se pone más el foco para intentar acelerar el ritmo. El Raval Sur ha sido, de hecho, la última parte de la ciudad en lograr el hito de tener a la mitad de la población completamente inmunizada. Las cifras también están muy por debajo de la media de la ciudad, que se acerca al 70% de población con toda la pauta, en barrios como el Gótic (54,6%), San Pere, Santa Caterina i la Ribera (56,7%) y la Barceloneta (61,2%) o en el ámbito de Trinitat Vella (59,5%), en el distrito de Sant Andreu.

Las diferencias, a pesar de que se mantienen en todas las franjas de edad, son especialmente notorias entre los más jóvenes: en el Raval Sur, por ejemplo, están inmunizadas alrededor de un tercio de las personas de entre 20 y 29 años, mientras que en zonas como Pedralbes se llega a los dos tercios. Desde la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) admiten preocupación por las desigualdades asociadas a la salud, que ya se hacían evidentes en las diferencias en la esperanza de vida –de hasta 11 años entre barrios– o en la incidencia de la pandemia, y que ahora sitúa a Ciutat Vella como la zona que se queda en la cola en vacunación, con un 55,7% de vecinos con pauta completa, mientras que el conjunto de Catalunya la media supera el 69%. La gerente de la ASPB, Carme Borrell, detalla que en abril, cuando quisieron poner la lupa para detectar estas posibles diferencias en el ritmo de inmunización, ya vieron una distancia de 30 puntos en la franja de entre 60 y 69 años, que era la que se vacunaba ya sin la llamada directa del centro de salud. Ciutat Vella se quedaba atrás y los distritos de Les Corts y Sarrià-Sant Gervasi iban por delante.

¿Por qué esta distancia? En buena medida, según Borrell, por la brecha digital: por las dificultades que tenían algunos vecinos de buscar de manera activa la hora para vacunarse y, también, por posibles dificultades idiomáticas y barreras culturales. Por eso, se optó por poner en marcha el grupo de desigualdades en la vacunación de Barcelona y para activar 25 puntos de apoyo que ayudaban a quien lo necesitara a pedir hora. Unos puntos que han orientado a 1.721 personas. Ahora que ya no hace falta cita previa para vacunarse, ya solo funciona uno de estos puntos –con muy poca demanda– en el CAP Drassanes. La mayoría de personas que se han dirigido allí argumentaban que tenían dificultades para acceder a la web donde había que apuntarse porque no sabían o porque no tenían acceso a internet. "La vacunación es una política universal, es para todo el mundo y gratuita, pero hay brechas, como la digital, que tienen mucho peso, y por eso hacen falta políticas más dirigidas para llegar a más gente", resume Borrell.

"El nivel de estudios es clave para explicar las diferencias entre zonas", añade Josep Maria Arauzo-Carod, catedrático de economía de la Universitat Rovira i Virgili, que a principios de año ya participó en un estudio para analizar las diferencias en la incidencia del covid por barrios. En cuanto a la decisión de vacunarse o no, apunta que juega un papel importante el nivel educativo, que permite valorar los riesgos de una cosa y la otra y captar de forma rápida los mensajes de la administración pública: "Lo que enseñan estas diferencias de ritmo es que tenemos un problema estructural que nos tendría que hacer reflexionar, que es la brecha social y educativa, que está vinculada al nivel de renta y que se ha visto que es muy grande". Considera que alicientes como los descuentos en albergues o las actividades culturales que estudia Salud no serán argumentos que seduzcan a este grupo de población que no se ha vacunado y que para llegar a ellos habría que enviarles mensajes personalizados, puerta a puerta. "Si tu entorno no se vacuna, lo más fácil es que tú tampoco te vacunes y que no seas consciente de los riesgos", apunta.

Puntos móviles de vacunación

Lo que se hará ahora en Barcelona para intentar aumentar los índices de vacunación en las zonas que los tienen más bajos es llevar puntos móviles, donde se administrará la vacuna de Janssen, que es monodosis, como los que ya se han hecho en Drassanes, Trinitat Vella y en el Besòs. Cada uno de estos puntos vacunó en un día a entre 100 y 150 personas. Ahora se harán durante los meses de septiembre y octubre en zonas como el Raval, que van más a la cola, con el objetivo de intentar llegar a vecinos que hasta ahora no se habían interesado por la vacunación.

Un factor que también explica algunas de las diferencias entre zonas es la media de edad de la población: en los barrios más envejecidos hay más vecinos que se han vacunado porque recibieron la llamada directa del centro de salud. La edad de la población, de hecho, también es un punto clave a la hora de analizar el nivel de renta de la población: sin tener en cuenta la intervención del sector público a través de prestaciones sociales como la jubilación, Nou Barris sería el distrito más pobre de Barcelona, pero cuando se suma esta variable, sube un lugar en la tabla y deja a Ciutat Vella, con una media de edad más joven, como la zona más vulnerable. El mapa del ritmo de vacunación reproduce, también, desigualdades internas dentro de los mismos distritos: les Planes y Vallvidrera es la zona pobre del distrito rico, Sarriá-Sant Gervasi, y es también la zona con un ritmo de inmunización por debajo del de los barrios vecinos.

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