De casas baratas a pisos con grietas

Los vecinos de las casas baratas del Bon Pastor de Barcelona se lamentan de la calidad de los pisos donde han sido realojados y del mucho tiempo que se está tardando en construirlos

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Juliana  Iglesias, al piso donde fue realojada a Bon Pastor

BarcelonaNo falta ningún detalle. Tapetes encima de todas las mesas y butacas, cortinas de ganchillo en las puertas, almohadas sobre las camas y fotografías, muchas fotografías de tiempos pasados colgadas en las paredes. "Pues a mí me parece que no tengo buen gusto", contesta Juliana Iglesias con humildad cuando se la loa por cómo tiene decorada la casa.

Juliana tiene 89 años y vive en uno de los 509 pisos construidos hasta ahora por el Instituto Municipal de la Vivienda y la Rehabilitación de Barcelona en el barrio del Bon Pastor para realojar a los vecinos que residían en las llamadas casas baratas. Es decir, en casas de protección oficial de menos de 40 metros cuadrados y una sola planta que se construyeron al lado del río Besòs en los veinte para alojar a los muchos obreros que llegaron a Barcelona atraídos por la expansión industrial de la ciudad y con el objetivo de trabajar en la Exposición Universal del 1929. Juliana no llegó entonces, sino décadas más tarde: en los sesenta, procedente de Cambroncino, un pequeño pueblo de Cáceres.

Algunas de las casas baratas que todavía siguen en pie en el barrio del Bon Pastor de Barcelona

Su piso sería la envidia de mucha gente. No solo por cómo lo tiene decorado, sino por la amplitud –todos los pisos son de entre 60 y 90 metros cuadrados– y la ubicación: está en una quinta planta soleada. A pesar de esto, Juliana dice que tuvo un disgusto cuando tuvo que dejar la casa donde vivía: "Me ponía con una silla en la puerta y hablaba ahora con uno, ahora con otro", recuerda. En cambio ahora, dice, en el piso apenas ve alos vecinos. "Y cuando los ves, pasas y ni contestan cuando dices adiós", se lamenta.

Para más inri, a los pocos meses de instalarse en el nuevo piso, en marzo de 2017, empezaron a salir grietas en algunas paredes. Lo que antes era poca cosa ahora son grietas claramente visibles en varias habitaciones. Y no solo en su casa: también han aparecido en otros pisos de la misma escalera y en tres más de la misma calle, la calle Biosca, a pesar de que son pisos como quien dice recién estrenados. "A ver si me despertaré por la mañana aplastada", suelta Juliana, que tiene una grieta justo al lado de la cama y teme que la pared se le caiga encima.

Una de las grietas que han aparecido en algunas paredes del piso donde Juliana fue realojada

"Desde el Instituto Municipal de la Vivienda y la Rehabilitación (IMHAB) se ha realizado una peritación de las fisuras y la conclusión es que afectan a tabiques interiores y no tienen ninguna repercusión sobre los elementos estructurales del edificio", han informado fuentes del Ayuntamiento de Barcelona, que también han aclarado que han solicitado a las empresas constructoras que las arreglen y que, si no lo hacen, el propio IMHAB se encargará de hacerlo y después pasará el coste a las compañías. Con todo, las grietas han dejado un mal sabor de boca a los vecinos.

A pocos metros de los bloques edificados se conservan varias hileras de casas baratas. Los edificios parecen gigantes al lado de las viviendas minúsculas de una sola planta. Sandra Gómez Caballero vive en una casa de estas con su hija. En el comedor, unos globos colgados en la pared en forma de número 12 dan fe de que acaba de ser el cumpleaños de la niña. Dos puertas abiertas dan a habitaciones diminutas. La cocina parece casi la continuación del comedor por sus reducidas dimensiones y el lavabo es tan pequeño como el de los aviones. Ella no tiene grietas en las paredes, sino manchas grandes de humedad. "Intento limpiarlas con un trapo y lejía", declara, mientras cuenta los días que faltan para ser realojada en uno de los cinco nuevos bloques de pisos que está construyendo el IMHAB. Otro vecino se queja de que en algunas casas incluso hay ratas.

Sandra Gómez Caballero en la 'casa barata' donde vive en el barrio del Bon Pastor de Barcelona

Una valla informativa indica que los 244 pisos nuevos ya se tendrían que haber acabado de construir el año pasado. La pandemia, sin embargo, retrasó las obras. Ahora el Ayuntamiento asegura que tres bloques estarán acabados el primer trimestre de este año, es decir, tendrían que finalizarse este mismo mes. Para los otros dos no hay fecha: el consistorio ha tenido que volver a licitar y adjudicar la construcción porque la empresa que se encargaba abandonó la obra por problemas económicos. Los vecinos esperan que no acaben cambiando sus casas baratas por unos pisos baratos y con grietas.

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