Pandèmia

Catalunya busca las nuevas variantes en menos del 2% de los positivos

Los expertos prevén que la variante británica ya sea la mayoritaria a partir del próximo mes

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BarcelonaCon toda probabilidad, hacia finales de marzo la que se ha conocido como la variante británica del coronavirus SARS-CoV-2, codificada como 202012/01 o B.1.1.7, será la predominante en Catalunya. Y no nos tendría que extrañar para nada. Desde el principio de la pandemia han circulado por el país centenares de variantes debido a la relativa facilidad que tiene el covid-19 –y todos los virus– para mutarse y generar nuevas variantes. Muchas de estas, la mayoría, han tenido una vida efímera y se han extinguido al cabo de poco tiempo, incapaces de competir con variantes que se adaptan mejor al entorno y al huésped. La variante de covid-19 que ha sido protagonista de esta tercera oleada empezó a circular el mes de mayo y es diferente de la que causó la primera oleada y hasta ahora la más devastadora. Para establecer con qué variante se combate hay que secuenciar el genoma completo del coronavirus. Catalunya tiene capacidad para obtener hasta 400 secuencias semanales, cifra considerada “suficiente” por los expertos en vigilancia epidemiológica. La maquinaria de vigilancia también está preparada para encontrar las variantes brasileña y sudafricana.

“Secuenciar el genoma completo del covid-19 es una tarea relativamente lenta y altamente especializada”, describe Tomàs Pumarola, director del servicio de microbiología del Hospital de la Vall d'Hebrón de Barcelona. Desde este centro sanitario se impulsa la red de cuatro grandes hospitales –Vall d'Hebrón, Bellvitge, Germans Trias y Clínic– que se encargan de secuenciar el coronavirus con el objetivo de identificar cuáles son las variantes predominantes en el país y su evolución. La vigilancia epidemiológica se complementa con la red hospitalaria de Catalunya y es coordinada por la Agencia Catalana de Salud Pública. El genoma se secuencia “en una semana”. Su coste, que no se ha revelado, podría oscilar entre los 300 y los 500 euros, atendida la necesidad de tecnología y personal especializado.

Por ahora, desde esta red se obtienen hasta 200 secuencias semanales del genoma completo del coronavirus, lo que equivaldría a la lectura de los 29.903 nucleótidos o pares de letras que se ha establecido que contiene su ARN, el material genético que inunda literalmente el citoplasma de las células que se infectan y que extienden la infección. “Seleccionamos aleatoriamente muestras de pacientes con PCR positiva”, dice Pumarola. Las 200 secuencias representarían entre el 1% y el 2% de los positivos en Catalunya, si bien el sistema está preparado para llegar hasta las 400. En caso de necesidad, está previsto que se incorpore a esta tarea el Centro Nacional de Análisis Genómica (CNAG), situado en Barcelona. Fuentes del Centro de Regulación Genómica (CRG) señalan que a partir de un umbral todavía no fijado, el centro se incorporaría en la red de vigilancia, primero con las máquinas secuenciadoras de las que dispone y posteriormente con las de alta capacidad del CNAG.

Pumarola calcula que actualmente las cifras “son suficientes”. “En el Reino Unido se está secuenciando alrededor del 10% de los casos positivos, pero hay muchos expertos que consideran excesiva esta cantidad”, explica. De hecho, continúa, con las que se hacen ahora mismo se ha podido establecer que la circulación de la variante británica es del 20%, a pesar de que con diferencias geográficas notables. Del mismo modo, el experto estima que “muy probablemente a finales de marzo” esta variante será la predominante en Catalunya. La red también está preparada para detectar “cualquier otra variante”, incluidas la brasileña y la sudafricana. El objetivo no es solo detectarlas y así poner en alerta el sistema sanitario, sino también identificar posibles dianas para nuevas vacunas o fármacos antivirales. Los datos se depositan en el repositorio GISAID, de acceso libre en todo el mundo.

“Desde un punto de vista epidemiológico, esta previsión no nos tiene que sorprender” porque forma parte de la evolución natural de cualquier virus. La presión asistencial, junto con el previsible impacto de las diferentes vacunas, contribuye a la disminución de la población global de la variante que ahora mismo domina sobre el resto. Del mismo modo, se favorece que otras variantes hasta entonces minoritarias se extiendan y puedan poner en peligro las medidas sanitarias que se impulsan.

En parte, este es el caso de la variante británica B.1.1.7, que ha tomado el relevo a la variante que ha dominado desde el mes de mayo de 2020 y que se está extendiendo por todo Europa. Esto no implica necesariamente que tenga que tener más impacto clínico. “Lo que sabemos es que se trata de una variante que se transmite más y más deprisa, pero no parece que la infección que causa sea más grave ni tampoco que genere una mortalidad más alta”, aclara Pumarola. Sí que puede comportar más casos de contagio y, a consecuencia de esto, más hospitalizaciones y más ingresos en las UCI. “Los hospitales están ahora mucho más preparados y los profesionales sanitarios han aprendido mucho de la enfermedad”, argumenta el experto como contrapeso. La progresiva vacunación de segmentos de población de riesgo “tiene que permitir un control más eficaz”.

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