Colapso en el consulado italiano en Barcelona: “Es imposible pedir hora”
Solo hay 24 trabajadores para atender a los más de 100.000 italianos que residen oficialmente en Catalunya
BarcelonaCuando Rai, ciudadano italiano establecido en Barcelona, empezó los trámites para renovarse el pasaporte todavía faltaban siete meses para que el documento caducara. Hace más de diez años que vive en Barcelona y sabe que los trámites en el consulado italiano de Barcelona siempre son lentos. “Pensé que era mejor curarme en salud y hacerlo con tiempo, porque tenía viajes por cuestiones laborales para los cuales no me serviría sólo el DNI y no me quería arriesgar”, explica. Pese a esto, no pudo viajar: el pasaporte no le llegó a tiempo. “No solo perdí el viaje sino que la semana pasada me vi obligado a ir –con el DNI, que sí que está en vigor– hasta mi ciudad de origen, en Italia, para renovarme el pasaporte allá”. La lentitud del consulado italiano de Barcelona le ha salido cara: 230 euros de ir y volver que, evidentemente, pagó de su bolsillo, y otro viaje pagado y perdido. Pero su caso no es, ni mucho menos, el único.
El colapso que sufre desde hace años esta administración, que depende del gobierno italiano, no solo afecta a los ciudadanos que quieren renovarse el carné de identidad o el pasaporte. Una decena de testigos consultados por este diario constatan situaciones parecidas en trámites diferentes. “No cogen nunca el teléfono, es imposible hablar porque solo hay un teléfono y una hora de atención al público concreta al día, y la centralita se colapsa”, explica Rai. “Es un despropósito”, se queja Francesca. Su hija pequeña nació hace diecisiete meses y todavía no ha conseguido hora para registrarla. Rai conoce un caso parecido: “Conozco una pareja con un hijo pequeño que han tardado meses en poder viajar y presentarlo a la familia más próxima porque no conseguían hacer el DNI al bebé”, explica, a la vez que asegura que el desgobierno de esta administración repercute directamente en la vida personal de muchos de ellos.
El hecho es que sin estos documentos legales básicos, los más de 114.000 italianos instalados oficialmente en Barcelona y alrededores tienen impedimentos no solo para viajar sino también para hacer trámites cotidianos como abrir una cuenta en un banco, alquilar un piso o casarse. “Obtener los papeles es una odisea y la desinformación es total”, confirma Ruggero, que ha tardado meses en conseguir los papeles para el Registro Civil. Él, además, también ha sido padre y hace dos años que no se puede desgravar a su hija en la renta porque todavía no le han hecho llegar los datos que necesita para hacerlo correctamente. “Todo está teniendo un coste económico para mí, claro”, dice.
Las quejas contra esta administración hace años que duran. Una simple búsqueda en internet permite hacerse una idea de la magnitud del caos administrativo. La mayoría de las más de 600 reseñas que tiene el consulado son negativas: “Es la cuarta vez que intento pedir cita sin éxito. Es lamentable este servicio en un país de la Unión Europea”, dice uno de los comentarios. “Los que tenemos que renovar cualquier papel estamos impedidos por culpa de un consulado que no se digna ni siquiera a responder los correos electrónicos”, lamenta otro usuario. “Nos tendríamos que unir y hacer una protesta formal”, propone otro de los mensajes.
Hay incluso decenas de vídeos en formato tutorial que explican “trucos” para proceder a pedir hora. “Lo que tenéis que hacer para conseguir cita –dice un youtuber especializado en el tema en uno de sus vídeos– es entrar en la página web cuando falten pocos minutos para las 12 de la noche, poner el ratón sobre el botón de pedir cita y cuando sean exactamente las 12 hacer clic muy rápidamente, porque hay miles de personas haciendo lo mismo y las pocas citas se acaban en cuestión de segundos”, detalla el tutorial.
La situación ha llegado a un punto tan desesperante que, según apuntan algunos foros de internet y también algunos de los testigos consultados, empiezan a aparecer personas que “se dedican a buscarte hora a cambio de dinero”. “Son personas que se dedican exclusivamente a buscar citas. Incluso he visto que trabajan con tres ordenadores a la vez para conseguirlo”, asegura Rai.
Trabajadores desbordados
El cónsul de Italia en Barcelona, Emanuele Manzitti, admite sin excusas al ARA que están sobrepasados. Solo en Barcelona hay cerca de 90.000 italianos empadronados y en el registro oficial de residentes al extranjero (AIRE, según las siglas en italiano) hay más de 114.000 personas afiliadas. El consulado, además, no solo atiende a los italianos instalados en Catalunya: la delegación de Barcelona también es la ventanilla de referencia para los italianos que viven en Andorra, Aragón, el País Valenciano, Murcia y las Islas Baleares, y el alud de solicitudes tiene saturado el consulado.
“En la oficina somos 24 empleados contándome a mí mismo”, dice el cónsul, que reconoce que les faltan recursos. “Sin duda ser más trabajadores nos beneficiaría. Trabajamos en esta dirección y sería un paso importante para ofrecer un servicio cada vez más eficiente”, admite.
Manzitti explica que, desde que está al frente de esta administración – es el cónsul desde septiembre del año pasado– la lista de espera para la tramitación de los documentos más básicos, como el carné de identidad y el pasaporte, se ha reducido. “Hemos pasado de siete meses de espera a cinco meses en el pasaporte, y seguiremos rebajándolo”, dice el cónsul. La oficina de Barcelona también ha hecho un esfuerzo de inversión en el departamento documental, según Manzitti, para dar salida a más solicitudes. “Ahora hacemos unos 1.000 carnés de identidad al semestre, una cifra parecida a la del año pasado, pero en el mismo periodo casi hemos duplicado el número de pasaportes expedidos en comparación con el 2021: hemos pasado de 2.600 a 4.500”, defiende.
Aun así, no esconde que la situación es complicada, porque con el regreso a la normalidad postpandémica las solicitudes no paran de crecer. Además, el cónsul admite que la parada de la actividad durante la crisis sanitaria provocó un “atraso acumulado” de trámites al cual les está costando dar salida y recuerda que, con todo, el consulado también gestiona “un abanico muy amplio” de actividades, como por ejemplo temas de navegación, estudios, códigos fiscales o la asistencia a turistas.
Sea como fuere, la lentitud administrativa de hace años ha acabado encendiendo los ánimos de la comunidad italiana en Catalunya, que ya está intentando organizarse a través de foros de internet y redes sociales para denunciar de manera colectiva lo que consideran una “dejadez de funciones” del gobierno italiano en el extranjero. “A veces pienso en obtener la nacionalidad española solo para evitarme todo esto”, confiesa Rai.