Erupción en La Palma

La destrucción en La Palma aumenta con dos nuevas coladas de lava

Los trece días de erupción volcánica expulsan 80 millones cúbicos de magma y hacen ganar al mar casi medio kilómetro en el delta marítimo

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El volcán Cumbre Vieja no da tregua. Después de casi dos semanas de haber estallado, este viernes han aparecido una nueva boca y dos coladas de lava muy líquida que avanza rápidamente en dirección oeste. Los dos focos están separados por tan solo quince metros de distancia y están a 600 metros del cráter principal, en dirección noroeste. De este modo, el volcán de La Palma ha abierto cuatro bocas y aumenta la capacidad destructora porque, como la lava es más fluida que la que salía la primera semana, va más rápida y es capaz de afectar a más superficie.

Uno de los "problemas" es que la nueva lengua de lava ha surgido en paralelo a la que ya desembocó en el mar, pero afecta a "nuevos terrenos vírgenes" que hasta ahora no habían quedado tocados por la erupción, ha explicado al ARA la directora del Observatorio Geofísico Central del Instituto Geográfico Nacional (IGN), Carmen López. De momento esta nueva colada, que avanza por encima de una zona urbanizada –con viviendas y cultivos– ya desalojada por la proximidad del volcán, ha destruido una carretera y amenaza otra.

La "incógnita", dice López, es si en su ruta se acabará uniendo a la primera colada, que emergió de la erupción del 19 de septiembre y que ya ha desembocado en el mar. Según la geofísica, esta sería la "mejor noticia" porque implicaría que no se destruyen más terrenos. A pesar de todo, habrá que esperar para ver qué ruta sigue la lava, que es "muy fluida" y avanza "a gran velocidad". El hecho de que las dos lenguas llegaran a converger tampoco aumentaría el caudal de manera sustancial, porque la primera "está fría" y no se reactivaría por el paso de la segunda.

La directora del Instituto Geográfico Nacional, María José Blanco, ha explicado este mediodía desde La Palma que el frente de delta de lava que se ha formado en el océano y que los canarios conocen como fajana también avanza y ya ha ganado 475 metros al mar y llega a una profundidad de 30 metros. Desde el inicio de la erupción, el Cumbre Vieja ya ha emitido 80 millones de metros cúbicos de magma, que ocupan una superficie de más de 27 hectáreas.

Un comportamiento esperable

Tanto Blanco como el director del Plan de Prevención de Riesgo Volcánico, Miguel Ángel Morcuende, han pedido tranquilidad a pesar de la gran espectacularidad de la erupción. Han argumentado que los nuevos fenómenos se explican porque el volcán alterna varias fases de actividad, una de carácter estromboliana –que se caracteriza por fases explosivas y de lanzamiento de material volcánico– y otra más efusiva –en la cual emerge más cantidad de material magmático, como hacen los volcanes hawaianos–. "Es un comportamiento esperable", coincidía López.

"No es que el volcán se vuelva más violento. Lo que vemos entra dentro de lo que sería esperable en un proceso natural como este", explica al ARA el vulcanólogo y director del Instituto de Geociencies de Barcelona, Joan Martí. Y añade que son las consecuencias de esta erupción –que a diferencia de otras ha afectado una zona ahora mucho más habitada que hace décadas– lo que hace que la situación se vaya volviendo más grave a medida que pasan los días o aparecen nuevas bocas.

Imagen captada por el satélite Copernicus en la que se aprecian los dos nuevos focos activos de la erupción del Cumbre Vieja

El domingo hará dos semanas del comienzo de la erupción y se hace difícil decir cuándo puede acabar esta fase más convulsa. "Las anteriores erupciones en La Palma duraron entre veinte y cincuenta días y, viendo lo que ha pasado, no hay ningún signo de que ahora pueda ser diferente", añade Martí.

De momento no se ha visto afectada la calidad del aire y en el valle de Aridane, que es la zona más cerca de la erupción, los niveles están dentro de los límites saludables y respirables. Por precaución se ha establecido una zona de exclusión de un mínimo de 2,5 kilómetros y hay unos 600 vecinos de núcleos próximos a Tazacorte confinados en sus domicilios, además de unos 6.000 residentes desplazados porque el volcán ha arrasado su casa o quedan dentro del radio de acción de cenizas y gases. Sin embargo, Morcuende ha insistido en que los efectos del Cumbre Vieja solo se notan en el 10% de la superficie de la isla.

En paralelo a la erupción, la actividad sísmica sigue sin pausa y en las últimas 24 horas se han registrado decenas de terremotos –el más importante ha llegado a una magnitud de 3,5– y localizados entre 10 y 15 kilómetros de profundidad.

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