"Sin las becas de ocio mi hija estaría encerrada en casa"
Un tercio de los becados por la Fundación Pere Tarrés viven con una renta media anual de menos de 3.000 euros
BarcelonaUn informe de la Fundación Pere Tarrés constata que el 65,8% de las familias becadas en sus actividades de ocio viven por debajo del umbral de la pobreza. Desde la entidad apuntan a que algunos indicadores han mejorado ligeramente, pero la fotografía que revelan sus datos constata una "preocupante cronificación de la vulnerabilidad". Un 37,9% de las familias becadas por ellos viven en situación de pobreza grave, es decir con unos ingresos por debajo del 40% de la media de Cataluña, y un 13,8% incluso se quedan por debajo del 20 % de la media catalana y viven, por tanto, en condiciones de pobreza extrema.
Un colectivo que sufre especialmente es el de las familias monomarentales, que representan a la mitad de los solicitantes de becas en la fundación (49,4%). Jessica Castillo, madre en solitario de una hija, explica que poder disfrutar de las becas de la fundación hace que la niña realice actividades que, de otra forma, ella no podría asumir. "Hacen cosas que si tú eres una persona en estado de vulnerabilidad, o que tienes una familia numerosa o que no tienes la posibilidad de ir a ciertos sitios, salen muy a cuenta. Si no mi hija estaría más encerrada en casa y no haría tantas cosas". Pero también las familias numerosas se enfrentan a graves dificultades económicas. Alberto, padre de 3 hijos, coincide: "Es un alivio, porque es una educación de calidad que yo no podría asumir".
Durante la presentación de la campaña Ningún niño sin colonias, la responsable del área de estudios y consultoría de la fundación, Míriam Navarro, ha remarcado que los indicadores de pobreza tienen en cuenta los ingresos de las familias, pero dejan fuera los gastos, un factor especialmente importante en un contexto de inflación. Por eso, ha asegurado que incluso familias que quedan por encima de estos índices se encuentran en situaciones muy complicadas. El presidente adjunto de Pere Tarrés, Rafa Ruiz de Gauna, ha apuntado que la pobreza se está cronificando porque la vivienda se ha encarecido mucho, los salarios han crecido pero no lo han hecho al mismo ritmo que los gastos o porque gastos básicos cómo la alimentación han aumentado considerablemente. "A pesar de que parece que haya una aparente mejora, hay mucha gente que cada día sufre mucho", ha explicado.
Infancia empobrecida
Otro indicador que refleja esta cronificación de la pobreza es la renta media anual por persona. Mientras en Cataluña es de 15.830 euros, los solicitantes de becas de la Fundación Pere Tarrés tienen una renta per cápita de 7.605 euros de media. Y una cifra más preocupante: un tercio de la muestra vive con menos de 3.000 euros por persona al año, es decir, con 250 euros al mes. En este sentido, Navarro también ha alertado de que la infancia está "más empobrecida que el resto de la sociedad". Según datos oficiales, el 24,7% de la población catalana vive en situación de pobreza, mientras que entre los niños este porcentaje sube hasta el 33%; algo especialmente preocupante en una etapa tan fundamental para el desarrollo personal y cognitivo como es la infancia.
De hecho, Cataluña tiene uno de los índices de pobreza infantil más altos de toda la Unión Europea y un gasto muy bajo, porque no existe todavía una prestación concreta para los menores y con frecuencia son las entidades las que deben dar este apoyo. Ahora bien, más allá de lo económico, Brenda Hernández, madre también en solitario de dos hijos de 8 y 5 años, dice que “culturalmente es muy beneficioso”, especialmente para una familia migrante como la suya. "[En la fundación] tenemos un apoyo psicosocial que nos ha servido como familia, porque el tema de integrarse en una cultura nueva a veces es difícil, y esto nos ayuda a hacerlo".
Más de 6.000 becas
Los resultados del informe son fruto del análisis de la situación de las familias que obtuvieron becas de la fundación durante el 2023, ya sean becas de curso, que cubren parte del coste de la matrícula del curso escolar en el centro de esparcimiento; becas de verano, que se destinan a las actividades que se realizan en los centros de esparcimiento durante las vacaciones, como campamentos, colonias y casales, o becas esporádicas, que sufragan parte del coste de actividades puntuales como actividades o excursiones de cabezas de semana o las actividades llevadas a cabo durante Navidad o Semana Santa.
Este verano la Fundación Pere Tarrés se plantea poder conceder al menos 6.500 becas, 93 más que el pasado año, cuando invirtió 2.045.841 euros en ayudas a niños. "La sociedad tiene claro que deben existir becas comedor, pero nadie se preocupa de estos tres meses que las escuelas cierran y no se puede garantizar una comida saludable para miles de niños. O de garantizar que estos niños y niñas puedan tener derecho al ocio, o que tengan estímulos educativos adecuados", ha reflexionado Ruiz de Gauna.