Abandono escolar

"Cierra el centro que me ha dado la vida": adiós a la UCI educativa del barrio de la Marina

El proyecto para combatir el fracaso escolar pierde el concurso público y cierra después de ocho años

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Unidad de Educación Compartida de la Fundación Mans a les Mans.

"Yo era un alumno disruptivo. Era tan nervioso que conseguía que fuera imposible dar una clase conmigo en el instituto". Así es como Marc Puigcerver recuerda que era hace ocho años, cuando repitió 2º de ESO y fue expulsado del instituto un par de veces por mal comportamiento. Ahora, hace pocos días que ha empezado en su primer trabajo. Ha llegado hasta aquí tras graduarse en la ESO y sacarse un grado medio en forja artística, una FP dual en placas solares y especializarse en aires acondicionados y cámaras frigoríficas. ¿Pero cómo se pasa de no aguantar ni una hora de clase en obtener más de un título? La respuesta de Marc es clarísima: "La UEC me salvó la vida. Todo es gracias a ellos".

Las UEC (unidades de escolarización compartida) son el último recurso para los alumnos de ESO que ven peligrar su escolarización. Un servicio que el Gobierno externaliza a fundaciones y empresas privadas para atender, en grupos reducidos, a los alumnos que no logran adaptarse al sistema. En Cataluña hay unos ochenta y un centros y uno es la UEC Bon Port, que la Fundación Mans a les Mans abrió hace ocho años en el barrio de la Marina de Barcelona y que ahora ha tenido que cerrar de forma abrupta e indeseada. "Somos para la educación lo que las UCI en la sanidad", describe la directora de la fundación, Neus Cerdà. Explica que al servicio llegan alumnos que manifiestan un “rechazo brutal” al instituto; además, las pocas expectativas de futuro les han llevado a tener una autoestima casi inexistente.

Uno de los motivos para abrir este servicio en la Marina, donde trabajaba Mans en les Mans hasta que ha perdido el concurso para continuar con el proyecto, es que Sants Montjuïc es el segundo distrito con más alumnos que repiten curso en la ESO. De hecho, la tasa de no idoneidad del distrito (la proporción de alumnos que están en un curso inferior al que les correspondería por su edad) es casi el doble que la media de los distritos de Barcelona. En Sants Montjuïc, un 20% de los alumnos de 4º de ESO son mayores de lo habitual, sólo por detrás de Ciutat Vella, donde este porcentaje sube hasta el 22,8%.

"Yo no quería venir, pero por suerte mi madre insistió mucho. Cuando llegué, por primera vez noté que se preocupaban por mí con una devoción absoluta", recuerda Marc. Y continúa: "Dejé de ser el graciosillo de clase para ponerme a estudiar. Tengo mucho cariño a toda aquella gente maravillosa porque no sería lo que soy ahora sin Hilario, Txell, Gisela, Neus, Roger...”. Un recuerdo similar es el que tiene Sonia, la madre de 'en Tariku.' En el instituto, cada dos por tres le expulsaban quince días. Rechazó el sistema y el mundo", reconoce. Explica que pensaron cambiar el Tariku de centro, pero les dijeron que no funcionaría y finalmente acabaron conociendo la UEC Bon Port. "Estamos supercontentos porque, aparte de enseñarle cosas, creyeron en él y le motivaron para recuperar la autoestima". Tariku no se graduó en la ESO, pero hizo las pruebas para entrar en un grado medio que ha terminado con un set y medio de nota final .

Marc en un banco del patio de la UEC Bon Port hace cuatro años.

Hace pocas semanas Marc quiso volver a la UEC para enseñar su primer contrato laboral, pero tuvo una decepción: "Me encontré que el centro que me ha dado la vida cierra". Desde este curso, la red que servía para que una quincena de adolescentes no dejaran los estudios ha desaparecido de la Marina para desplazarse a un centro de formación de Les Corts. "No ponemos en duda que harán un buen trabajo, porque nos han pedido mucha información para acoger bien a los alumnos, pero su ubicación hace que estos adolescentes a los que ya les cuesta ir a clase tengan que cambiar de barrio para seguir formándose" , lamenta Cerdà. La directora alerta de que el cambio vulnera uno de los principios básicos para los alumnos de educación obligatoria como es el hecho de tener el instituto cerca de casa, ya que la ubicación de la nueva UEC está a más de 20 minutos en transporte público y en casi una hora a pie del servicio que hasta ahora había en la Marina. Este obstáculo, sumado a la rotura de vínculos afectivos, pone en riesgo la continuidad educativa de los adolescentes. "Nosotros hacíamos mucho trabajo de llamar a la familia y conocer su entorno, y ahora están tan lejos no sé cómo lo harán", dice Cerdà.

Cambio de criterios en el concurso

"El problema es que detrás de este cambio sólo hay criterios administrativos y económicos", critica Cerdà. La directora explica que la UEC Bon Port ha perdido el concurso que el Consorcio de Educación de Barcelona abrió este verano para licitar las 16 UECs de la ciudad por un cambio en las bases: por primera vez la territorialidad ha dejado de ser un criterio a la hora de otorgar las pujas y los lotes ya no se distribuyen por zonas de la ciudad. El resultado ha sido que en el lote al que habitualmente se presentaba la UEC Bon Port también se presentó un centro de Les Corts. Ambas organizaciones quedaron empatadas en criterios pedagógicos, pero la segunda ofreció el mismo servicio por menos dinero y el criterio económico supone el 51% de la puntuación final. "Con la oferta que ellos han hecho, nosotros no podríamos ofrecer la calidad y el trato con los alumnos que hemos mantenido hasta ahora".

Fuentes del Consorcio de Educación defienden que las UEC acogen alumnado de toda Barcelona y que "no se podía incluir en las bases un criterio de territorialidad porque, de haberse hecho, se habría podido impugnar la licitación si una empresa hubiera cumplido los requisitos para presentarse y no pudiera hacerlo debido a su ubicación". La Fundación Mans a les Mans ha enviado un escrito al Consorcio para criticar los plazos y formas del nuevo concurso, pero también para pedir una reflexión sobre qué aspectos son prioritarios a la hora de tomar decisiones que afectan a los servicios educativos. "Hasta principio de curso no hemos sabido que nos quedábamos sin el servicio y eso nos ha provocado una pérdida de 17.000 euros", denuncia Cerdà, que añade: "Si nos hubieran avisado antes estaríamos igual de cabreados, pero no habríamos tenido esta gasto y habríamos podido explicar el cambio a los alumnos por no dejarlos colgados".

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