Cuenta atrás para las PAU: ¿cómo lo hicieron los alumnos excelentes y qué dice la neurociencia?

El año pasado, el 97% de los estudiantes aprobaron la selectividad, que este año comienza el martes

BarcelonaElla es campeona de patinaje y la única estudiante que el año pasado logró sacar un 10 a la selectividad; él es pianista y fue uno de los siete alumnos que lograron un 9,9. Carla está haciendo primero de derecho en ESADE –el año pasado explicó al ARA que iría a la Pompeu Fabrapero el hecho de ser el estudiante con la mejor nota de las PAU 2023 hizo que la universidad privada se interesara en ella– y Edgar cursa el grado de física en la UB. Hace sólo un año ambos formaban parte de los casi 42.000 estudiantes catalanes que encaraban en los últimos días para preparar la selectividad.

"Evidentemente, algo de nervios sí había... Al final llegas a la selectividad y detrás llevas dos años de bachillerato que te han ido machacando", reconoce Carla que, sin embargo, asegura que " estaba tranquila porque llevaba una buena base de bachillerato y necesitaba menos de un 11”. Explica que siempre ha sido muy organizada y se imprimió un calendario para apuntar lo que quería estudiar cada día "para llevar la materia más o menos bien para cuando llegara el examen". Además, para ella fueron claves las clases de repaso que organizaban en su instituto. "Yo estudiaba dos o tres horas por la mañana y otras dos o tres por la tarde, pero siempre intentaba descansar por la noche y hacer deporte o quedar con las amigas", recuerda.

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En cambio, la manera de encarar el estudio para las PAU de Edgar –que sólo sacó una décima menos de nota que Carla– fue muy distinta. "Yo no estudiaba más de dos o tres horas al día", reconoce. En su caso, los días previos de la selectividad coincidieron con la preparación de un recital de piano en el conservatorio y, por tanto, debía repartirse el tiempo para llegar a todo. "Es una de las cosas que me fueron mejor esa semana para relajarme y no tener tantos nervios, poder combinar algo de estudio con la música para desconectar". Explica que para ello tuvo que organizarse algo más de lo que solía hacer. "Yo siempre lo hago todo sobre la marcha y nunca intento forzarme más de lo que creo que puedo hacer ese día", asegura.

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Los dos alumnos excelentes sí coinciden en dos cosas: ninguna perdió el tiempo haciendo resúmenes, ya ambos historia fue lo que más les costó preparar porque es la asignatura que requería memorizar más contenido. "Pero había un truco, porque en el examen de historia puedes elegir algunas preguntas y, por tanto, estudiándote la mitad del temario ya podías sacar un 10. Y es lo que hice yo y la mayoría de gente de la clase", admite Edgar.

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¿Qué sirve para estudiar según la neurociencia?

Más allá de la experiencia de Carla y Edgar y de lo que les sirve a ellos para estudiar, el biólogo y director de la Cátedra de Neuroeducación UB-EDU, David Bueno, advierte que no todos los cerebros funcionan igual al hora de estudiar. "Una parte depende del mismo cerebro y de las diferencias biológicas de unos y otros, pero también influye la forma en que nos hayamos acostumbrado a estudiar", detalla.

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¿Todos los cerebros sirven para estudiar? "Esta es una pregunta trampa –replica Bueno–. Si la pregunta es si todos los cerebros sirven para estudiar bachillerato como el que tenemos ahora, la respuesta es que no. Todos los cerebros sirven para aprender, pero hay personas a las que les va mejor el trabajo manual ya otros a los que les va mejor el intelectual". Sin embargo, la neurociencia dice que sí existen ciertas evidencias de qué funciona y qué no funciona a la hora de estudiar.

¿De qué depende que recordemos lo que hemos estudiado?

Según Bueno, recordar la materia estudiada depende de tres cosas: una es que lo que hacemos nos emocione. "Podemos recordar cosas que no nos emocionan en absoluto, pero si conseguimos encontrar una emoción que nos sea satisfactoria, nos lo facilitará", explica. La segunda, evitar distracciones como el móvil o el ruido mientras se estudia, y la tercera se basa en la repetición. "No basta con leerlo o memorizarlo una vez, porque entonces olvidaremos la mayor parte de lo que hemos aprendido al poco tiempo", insiste el biólogo. Por eso explica que, evidentemente, es mala idea estudiar a última hora porque el cerebro no tiene tiempo suficiente para absorber la información y, a la vez, es bastante útil repetir en voz alta lo que se ha estudiado o incluso hacerlo lo sólo moviendo los labios.

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¿Cada cuánto hay que descansar?

"Pensar es muy cansado porque el cerebro consume un 30% de nuestra energía metabólica diaria. Si, además, estamos concentrados y tenemos el cerebro hiperactivo estudiante, ese porcentaje aún sube más", apunta el neurobiólogo. Por este motivo, insiste en que es esencial realizar descansos "para dejar tiempo que el cerebro recupere los niveles de energía óptimos para seguir estudiando". Bueno recomienda realizar pausas de pocos minutos cada media hora, ya que "la atención plena no dura más de 20-25 minutos" y, también, hacer una pausa más larga cada dos o tres horas "haciendo una actividad que no sea mentalmente exigente ".

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Estudiar antes de dormir

Muchos alumnos la noche antes del examen confían en que leerse el temario justo antes de acostarse les ayudará a recordarlo. Ésta es una verdad a medias. "Es cierto que cuando dormimos es cuando la memoria consolida todo lo aprendido en un día. Si se hace una lectura ligera, lo que estás haciendo es decir en el cerebro qué quieres que fije la memoria esa noche y entonces es eficaz. Pero el más habitual es que si estás muy concentrado en lo que lees, el cerebro no duerma bien o consigas el efecto al contrario", avisa Bueno.

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Repasar antes del examen

El neurobiólogo explica que conseguir resultados repasando justo antes del examen depende más de una cuestión emocional que de una verdad absoluta. "Si repasando justo antes aumentas tu estrés al ver que hay cosas que no sabes, mejor que no lo hagas. Si haciéndolo te tranquilizas porque te das cuenta de que más o menos lo controlas todo, entonces ya va bien para empezar el examen tranquilo", apunta.

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¿Hasta cuándo recordamos lo que hemos aprendido?

Como con la mayoría de las cuestiones relacionadas con el estudio, recordar lo estudiado depende de la persona y de cómo haya estudiado. Ahora bien, según Bueno, algunas investigaciones sí han realizado unos cálculos de "memoria y olvido" para cuantificar este fenómeno. Estos informes sugieren que si se estudia un tema una vez y no se mira más, a los dos meses ya sólo se recuerda el 10% de lo estudiado. En cambio, si al cabo de 48 horas se hace un recordatorio de lo estudiado, a los dos meses se recuerda hasta el 50% de lo aprendido. "Lo de cara al examen es muy útil, porque si los alumnos se han mirado el temario periódicamente durante los últimos meses, pueden llegar al examen recordando un 80 o un 90% de lo que han estudiado en bachillerato", dice el neurobiólogo.